Viajes de larga duración
En la década de los sesenta y setenta el viaje de novios pasa a ser de dos semanas o más y el destino preferido son las Islas Canarias, Baleares y Andalucía, generalmente vía Madrid u otra capital importante, como Barcelona o Valencia. El avión comienza a ser utilizado como medio de transporte principal junto con el tren. Algunas parejas indican que van de viaje al lugar en el que el novio ha cumplido el servicio militar: Cádiz, Canarias, etc. (Durango, Orozko-B). En estos años, en el caso de las familias pudientes, lo normal era que los recién casados comenzaran su luna de miel en París y posteriormente se trasladaran por otras capitales europeas.
Hoy en día los destinos de los recién casados son muy diversos. Los cambios que se han dado en los medios de transporte y la universalización de las ofertas de las agencias de viajes, dan posibilidad para que los desplazamientos y estancias sean mucho más largos, tanto en distancia como en duración. Se han puesto de moda lugares exóticos como Cuba, México, Santo Domingo, Thailandia, Egipto... utilizando como medio de transporte, imprescindible, el avión. Los que tienen un presupuesto más modesto se desplazan a países europeos como Italia, Grecia... o al norte de África (Marruecos, Túnez...). Normalmente el viaje no dura menos de la quincena, pudiendo alargarse hasta un mes. A menudo la lejanía del lugar de destino y el número de días que los novios permanecen fuera, suele estar determinado por los condicionamientos laborales de ambos novios (Bermeo, Carranza, Durango-B).
A la vuelta del viaje de novios los recién casados hacen entrega a los familiares y amigos más cercanos de pequeños regalos que han adquirido durante esos días (Urduliz-B).