Bailes privados

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Casinos, sociedades y círculos sociales

En las localidades con un núcleo de población de cierta entidad, además de los bailes en la plaza pública, se organizaban otros en locales cerrados a los que se accedía siendo socio, miembro del club o mediante pago. Comenzaron con el siglo y representaban un cierto clasismo respecto de los bailes públicos al aire libre o en lugares cubiertos.

En el frontón de Aoiz (N) se organizaban bailes con orquesta para acceder a los cuales había que pagar entrada. En el centro de la cancha colocaban el quiosco para los músicos que se iluminaba con focos de colores al tiempo que apagaban las luces generales, razón por la que las personas de edad los veían con malos ojos. Gozaron de fama y perduraron hasta los años ochenta. Existieron también los bailes del casino, restringidos a los socios.

Verbena en el Casino. Bermeo (B), 1936. Fuente: Anton Erkoreka, Grupos Etniker Euskalerria.

En Artajona (N), a mediados de los años sesenta, los domingos se celebraba baile en el "Usar" que competía con el Círculo Jaimista donde hubo épocas en que llegaron a tener baile con orquesta y en Sangüesa (N) se organizaban bailes cerrados en los casinos El Iris, El Mercantil, El Círculo Carlista y El Principal.

En Durango (B) se han organizado verbenas con fines benéficos en locales cerrados como el frontón y el mercado; en Oñati (G) hacia mediados de siglo se fueron introduciendo los bailes en sociedades a los que se acudía mediante invitación y en Murgia (A), en los años cincuenta, en el ya clausurado Hotel María se celebraban bailes dominicales con música de gramola y a ellos acudían jóvenes con posibilidades económicas.

Guateques

En los años sesenta fue común el organizar unas fiestas mixtas de amigos en casas particulares, denominadas guateques, donde se bailaba al son del tocadiscos y a las que quien ponía la casa y los asistentes llevaban algunos alimentos y bebidas para su consumo.

En Oñati (G) se ha recogido que por la época de Navidad se hacían unas fiestas privadas, similares a los guateques, en las que se bailaba y que se conocían con el nombre de errondak (rondas).

En Aoiz y en Obanos (N), en los años setenta se introdujo la costumbre de llevar un tocadiscos a los festejos denominados zurracapotes (nombre derivado de este refresco navarro), en los que las cuadrillas organizaban baile.

Discotecas y salas de fiesta

Hacia la década de los sesenta desaparecieron los bailes en las plazas de los pueblos como lugares de diversión y esparcimiento de los jóvenes en las jornadas dominicales y fueron sustituidos por los que se celebran en discotecas o pubs bien en la propia localidad o en alguna del entorno (Abadiano, Durango-B; Bidegoian-G; Artajona, Lekunberri-N). Los bailes al aire libre han quedado reservados a las fiestas patronales o a algunos acontecimientos señalados a lo largo del año (Artajona-N). A las salas de fiesta acude mayoritariamente gente joven o adultos y los mayores bailan únicamente en las fiestas al son de la banda municipal (Sangüesa-N).

En las discotecas generalmente lo establecido es abonar una cantidad que además de permitir el acceso al local incluye el derecho a tomar un refresco o una bebida alcohólica, lo que se conoce como "entrada con consumición mínima". El precio de la segunda y posteriores consumiciones suele ser inferior a la cantidad inicialmente pagada.

En algunas localidades de escasa población señalan que los jóvenes acuden a discotecas o lugares de diversión de pueblos limítrofes o del entorno, aduciendo para ello razones festivas y de oportunidad de conocer a jóvenes del sexo contrario.

En Urduliz (B) algunos jóvenes acuden a discotecas de pueblos vecinos y allí permanecen toda la noche o gran parte de ella oyendo y bailando música moderna (pop, rock...), la mayoría de las veces cantada en inglés. Ultimamente está muy de moda el "bacalao".

La juventud de Mendiola (A) se desplaza los fines de semana a la capital, Vitoria, a divertirse y bailar en sus bares y discotecas; los jóvenes de Elosua (G) de dieciséis años en adelante van a las discotecas de otras localidades próximas como Azkoitia; en Aoiz (N), en invierno los jóvenes acuden a las discotecas de Burguete o del propio pueblo, mientras que en verano toman parte en las fiestas de los pueblos. Otro tanto puede decirse, y tan sólo se aducen algunos ejemplos, de los jóvenes que se desplazan de Moreda (A) a Logroño, y de Ezkio (G) a Urretxu, de Carranza (B) a Zalla, de Urduliz (B) a Mungia o a Algorta y de Ezkio (G) a Urretxu.

En Oñati (G) los bailes en locales a los que se accede mediante el pago de una entrada comenzaron a ponerse de moda en los años cincuenta en tanto que en Viana (N) fue hacia la década de los setenta cuando nacieron las discotecas aprovechando antiguas bodegas o construyéndolas ex profeso.

En Bermeo (B) la costumbre de que chicas y chicos acudan con sus respectivas cuadrillas o en grupos mixtos a las salas de baile se introdujo en la década de los setenta.

En Carranza (B) la primera discoteca se abrió en el núcleo, Concha, a mediados de los setenta y a ella acudían jóvenes no sólo del propio Valle sino también de municipios circundantes. También entre los jóvenes carranzanos se puso de moda ir a divertirse a las discotecas de la Montaña cántabra los fines de semana, primero a Ampuero y después a Ramales de la Victoria.

En Durango (B) las discotecas cuentan con equipos musicales que utilizan discos, actualmente compactos, que reproducen la música a gran volumen. A veces actúan "conjuntos" integrados por varios músicos sirviéndose de baterías y guitarras eléctricas.