Elección del sexo
También hay constancia de prácticas para condicionar de antemano el sexo de un futuro niño. En otro apartado anterior ya se ha visto en este sentido que el momento de la concepción podía ser determinante. En Ezkio (G) se decía que debían tener en cuenta la posición de la luna, si querían que fuese niño la concepción debía ser en cuarto menguante y en caso de que quisieran que fuera niña en luna nueva.
En Gatzaga (G) cuando era necesario que naciese un varón para heredar el mayorazgo, se ofrecía con frecuencia a la futura madre la punta bien tostada del pan, ogiaren kurruxkua mutikua izan deien[1]. En Apellániz (A) también se creía que si se deseaba que el nuevo vástago fuese niño debía comer los corruscos del pan[2]. En Gorozika, Murelaga (B); Amezketa, Arrona (G); Larraun (N) y Donibane-Garazi (BN) se decía igualmente que si se quería que el bebé que iba a nacer fuese niño la embarazada debía comer corrusco de pan[3].
En Dima (B) y Arrona (G) se le daba el corrusco a la embarazada diciendo: Semea egin dagizun (Para que des a luz un hijo); en Baztan (N): Jan zan ogi koskorra seme bat iteko (Come corrusco de pan para producir un hijo); en Donazaharre (BN): Jan zazu hori, Semea egin dezazun (Comed eso para que deis a luz un hijo)[4]. Esta misma creencia se ha constatado en Beasain (G).
En Zerain (G) se creía que si el hombre comía ortigas cocidas haría concebir a su mujer un varón.
En la Encuesta del Ateneo, realizada a principios de siglo, al tratar las creencias relativas a los medios de conseguir la fecundidad se recogen dos prácticas con las que se intentaba determinar el sexo del futuro niño. En Laguardia (A) era costumbre ir al Santuario de Santa Casilda, ubicado en la provincia de Burgos, donde proporcionaban, con la condición de decir misas, unas piedras ochavadas que se arrojaban a un pozo. Quien deseaba hijos varones debía tirar piedras de mayor tamaño y el que deseaba niñas piedras pequeñas[5].
En Tafalla (N) los recién casados, casi sin excepción, iban al Santuario de la Virgen de Ujué, en el cual dicen que había una gruta oscura que daba a un pozo y echaban piedras con la cabeza dentro de dicha gruta. Se creía que al año daría a luz la mujer. En función del número de hijos que deseasen arrojaban más o menos piedras y el primero sería hijo o hija según se le pidiera a la Virgen[6].
- ↑ Pedro M.ª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 44.
- ↑ Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. "Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés" in Ohitura, 0 (1981) p. 159.
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 345.
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 345.
- ↑ EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 9.
- ↑ EAM, 1901 (ed. 1990) I, 1, p. 24.