No besar al recién nacido
La principal precaución que recuerdan los informantes que se tenía con el niño antes de bautizarlo era la de no besarlo. (Bernedo, Ribera Alta, Salvatierra-A; Durango, Markina, Nabarniz, Zeanuri-B; Ezkio, Oñati, Telleriarte-G; Améscoa[1], Goizueta, Sangüesa-N; Donibane-Garazi-BN). La razón que aducen los consultados era que hasta ese momento el niño no era cristiano (Amézaga de Zuya-A; Lezaun-N). En esta última localidad tampoco se consideraba apropiado hacerle demostraciones de afecto por la misma razón.
En Aoiz (N) se decía que "parecía que besabas a un moro", es decir, existía la creencia de la impureza de los no bautizados. En Obanos (N) también porque eran mori cos. En Urdiain (N) al recién nacido le llamaban diabrutxoa, diablillo, antes de que recibiera las aguas sacramentales y lo besaban únicamente como remedio contra el dolor de muelas[2].
En Artajona (N) se consideraba igualmente que hasta el momento del bautismo eran impuros. En Abadiano y Urduliz (B) se decía que no se les podía besar porque aún estaban sin bendecir. En Orozko (B) en algunas familias se creía que el no besar a los niños sin bautizar podía deberse a que no estaban en gracia de Dios. En Durango (B) porque se creía que hasta después del bautismo tenían el pecado original.
En Carranza (B) no se les daban besos hasta bautizarlos porque se decía que no eran cristianos, pero una vez que recibían este sacramento tampoco se quería que los besasen adultos "para que no les quitasen la hermosura".
En Getaria (G) se creía que no había que hacerlo "para que no les viniese ningún mal", aunque se reconoce que no se respetaba del todo.
En Berastegi (G) se insistía en que las visitas no les besasen hasta después de ser bautizados porque se consideraba pecado.
Una creencia particular constatada en Elgoibar (G) consistía en envolver a la criatura en la camisa del padre para que nada malo le pudiera suceder y para librarle del mal de ojo, begizkue. En general no se sacaba el niño a la calle hasta ser bautizado.