Edad de comienzo
Las chicas empezaban a bailar unos dos años antes que los muchachos, a una edad que oscilaba según localidades, entre los catorce y los dieciocho años. La iniciación en esta diversión tenía lugar una vez recibida la segunda comunión o comunión solemne que se celebraba a los doce años significando el abandono de los juegos infantiles y, según se ha descrito en otro lugar de esta obra, marcaba el rito de paso de la infancia a la adolescencia. Era una de las manifestaciones de lo que en Berastegi (G) se ha recogido que se les decía a los niños orain gizon egin zara (ya eres un hombrecito) o en Iholdi (BN) dándoles la consideración de "mutil ttipia", frente al joven que era mutil handia.
El baile se inicia también como un "juego", de distinta clase e intencionalidad que el infantil, en el que comienzan a mezclarse ambos sexos que hasta entonces mayoritariamente han practicado sus juegos de forma separada.
Generalmente comenzaban bailando las chicas emparejadas entre sí, más raramente con chicos (Amézaga de Zuya-A) y mientras bailaban unas con otras, los chavales se divertían tirando petardos a las piernas de las parejas (Obanos-N).
En Lezama (B) entre los doce y catorce años los niños dejaban de jugar y empezaban a ir al baile de la plaza, no tanto a bailar cuanto a fijarse en el sexo contrario. Gráficamente lo expresa así una informante de esa localidad: Amabi-amalau urtegaz asten giñen joaten plazara; jantzan ez baiña olgeteari itxite eta akordutxue artute mutilengana (edo neskangana) joateko.
En Elosua (G) se ha recogido una descripción similar: Amabi urtekin eskolatik geatu ondoren, dantzan ikasten asten giñen... Aundien erromeriara iñor etzan juuten atrebitzen (cuando con doce años las chicas habían abandonado la escuela, todavía no se atrevían a frecuentar el baile de los mayores y se iniciaban entre ellas, a veces con la participación de algunos chicos).
En Beasain (G) hasta mediado el siglo, en los barrios rurales comenzaban a bailar con doce o trece años, un poco más precozmente que en el núcleo. Ello se debía a que en el campo se bailaba a lo suelto mientras que en zona urbana se practicaba el baile agarrado para lo cual se necesitaban un par de años más.
En Zerain (G) a los doce años empezaban a acudir a las romerías cercanas, a los catorce a buscar pareja y a los dieciocho a ir a locales cerrados.
En Nabarniz (B) en los bailes populares de los barrios empezaban a bailar a la edad de doce o trece años y un par de años después se comenzaba a frecuentar el baile del núcleo (Eleizaldera amalau-amabost urtegaz). También en el Valle de Orozko (B) comenzaban a bailar en la adolescencia.
En el Valle de Carranza (B) las chicas empezaban a bailar hacia los quince años y los muchachos en torno a los diecisiete. Como en otros aprendizajes había una iniciación que tenía lugar en las romerías del propio concejo y de los cercanos. Después los padres autorizaban a sus hijos que asistieran a las verbenas de las fiestas del concejo y de las patronales del Valle, para uno o dos años después participar en las celebraciones del núcleo del municipio, Concha, al principio en días señalados y luego todos los domingos.
En Urduliz (B) en los años treinta las muchachas comenzaban a bailar con quince o dieciséis años, y los muchachos dos años más tarde. En los cincuenta se adelantó un par de años para ambos sexos.
En Alava empezaban a acudir al baile justo cuando estaban a punto de entrar en la mocería (Apodaca, Bernedo, Mendiola, Valdegovía). En Treviño (A) a los quince años. En San Martín de Unx (N) los muchachos comenzaban a hacerlo con quince o dieciséis años, cuando se convertían en mozos de cuadrilla. En Lezaun (N) merodeaban pero no se les toleraba bailar hasta que no se integraran en la mocería, cosa que ocurría cuando cantaban "la gogona" (ronda de Nochebuena). En Artajona (N) la edad en que comenzaban a bailar se conocía como la del brazo estirado, actitud que adoptaban las muchachas para evitar el excesivo acercamiento del chico.
En Elosua (G), un poco más tarde, con unos diecisiete años, después de que les impusieran la cinta azul de la Congregación. También los informantes de Garde (N) señalan que las chicas comenzaban a bailar con los chicos tarde.
En Lemoiz (B) y en Hondarribia (G) lo hacían al licenciarse del servicio militar y en el Valle de Orozko (B) a partir de entonces empezaban a ir a las romerías de los pueblos de los alrededores.
De todas formas el baile público era un lugar de reunión de gente de todas las edades por lo que también era una escena común ver a las madres cuidando a sus hijos que trataban de imitar lo que veían hacer a los mayores. En muchas localidades los niños pequeños tenían una zona reservada para ellos donde bailaban entre sí o acompañados de las personas adultas a cuyo cuidado estaban. En Gorozika (B), en el lugar de baile, se marcaba una raya en el suelo y no dejaban que los niños la traspasaran para que no invadieran la zona de los mayores.
Otro tanto ocurría con niños algo mayorcitos pero que todavía no hubieran alcanzado el estatus preciso para bailar con los mayores. En San Martín de Unx (N) los muetes (mocetes) precoces, lo hacían fuera del baile en un lugar llamado "la chapa" hasta donde llegaban los sones de la música. También en Apodaca (A) comenzaban bailando en las fiestas del pueblo en un lugar separado.