Días y horas de celebración
Hasta mediados de siglo, en algunas localidades rurales el día de la semana apropiado para casarse fue el jueves. Esto hacía posible que los recién casados volvieran de su corto viaje de bodas para el acto de la toma de posesión de la sepultura familiar, eliz hartzea, y la tornaboda, kontraeztaia, que tenían lugar el domingo siguiente. Así se señala en Artziniega (A); Ajuria-Muxika, Lezama, Nabarniz (B); Elgoibar, Gatzaga, Zerain (G); Sara (L); Liginaga (Z).
En Navarra el día de la semana elegido para el casamiento aparece relacionado con la terminación de las proclamas. Si éstas se habían leído durante tres domingos consecutivos era costumbre casarse el lunes siguiente a la tercera proclama; si por contra las amonestaciones se habían reducido a una o dos se aguardaba hasta el miércoles después de la última proclama (Allo, Caparroso[1], Pamplona[2], San Martín de Unx).
Las encuestas de Aoiz, Garde, Izal, Lekunberri, Lezaun, Monreal y Sangüesa (N) señalan que la elección del día para casarse caía generalmente en miércoles porque la boda no podía demorarse más de tres días desde la última amonestación. Esta costumbre perduró hasta los años sesenta (Izal, Monreal-N).
Desde mediados de siglo prácticamente en todas las localidades encuestadas las bodas tienen lugar en sábado. En algunas localidades este día fue preferido desde las primeras décadas del siglo (Amézaga de Zuya, Bernedo, Mendiola, Ribera Alta, Salvatierra, Treviño, Valdegovía-A; Abadiano, Ajuria-Muxika, Amorebieta Etxano, Carranza, Durango, Orozko, Urduliz, Zeanuri-B; Elgoibar, Ezkio, Getaria, Hondarribia, Telleriarte-G; Allo, Aoiz, Izal, Monreal, Obanos, San Martín de Unx, Viana-N).
En Bermeo y Muskiz (B) lo mismo que en Treviño (A) antaño los días preferidos para casarse eran los domingos y días festivos. En Urduliz (B), en los años cuarenta las bodas tenían lugar el sábado al mediodía o en la misa mayor del domingo; entre semana raramente se celebraban matrimonios a no ser que fuera un caso especial como el matrimonio entre viudos. Tampoco en Apodaca (A) se casaban entre semana.
En Liginaga (Z) se casaban en sábado los novios de mucha edad por lo que este día recibe el nombre de etsituen eguna (día de los desesperados).
A principios de siglo tal como se recogió en la encuesta del Ateneo, se constata la celebración de la boda en sábado en las localidades de Gernika (B) Mendaro, Oñati (G) y Laguardia[3] (A).
Más recientemente, desde la década de los años ochenta, algunos novios adelantan su boda al viernes por la tarde, con lo cual pueden gozar de más días hábiles para su viaje de novios.
Un dicho extendido señala el martes como día en el que no ha de contraerse matrimonio: "En martes ni hija cases ni puerco mates" (Amézaga de Zuya-A). Con pocas variantes esta sentencia se anota en las encuestas de Apodaca, Artziniega, Mendiola, Moreda, Pipaón, Salvatierra-A. También en Allo (N) se evitaba casarse en martes. A primeros de siglo se consideraba de mal agüero casarse este día en Estella, Monteagudo, Tafalla, Tudela (N) y Llodio (A) según recogió la encuesta del Ateneo[4].
En Bizkaia además del martes, se consideró mal día de matrimonio el viernes (Bermeo, Lemoiz, Markina).
En la primera mitad del siglo, y sobre todo en sus primeras décadas, era muy común que la ceremonia religiosa del casamiento tuviera lugar a una hora temprana, de siete a nueve de la mañana coincidiendo con una "misa de hora" en la parroquia. Así lo constatan las encuestas de Amézaga de Zuya, Salvatierra, Treviño-A; Bermeo, Durango, Lezama, Urduliz, Zeanuri-B; Zerain-G; Sangüesa-N. Indican en Urduliz (B) que cuando los novios iban a casarse al Santuario de Begoña, distante 20 Km., tomaban el tren de las seis y media de la mañana en la estación del pueblo.
Los casamientos eran de mañana cuando los novios eran de condición modesta (Sangüesa-N) y no ofrecían banquete de bodas (Amézaga de Zuya-A) o cuando guardaban luto por el fallecimiento de un familiar (Salvatierra-A; Elgoibar-G; Obanos-N). Tras estas bodas tempranas los asistentes tomaban un desayuno juntos en una taberna (Bermeo, Lezama, Zeanuri-B; Zerain-G).
Un caso particular ofrecían los casamientos de novios entrados en años, los de viudos y el de novia embarazada. En estos casos la ceremonia, a la que asistían solamente los contrayentes con los testigos, tenía lugar muy de madrugada, con cierto sigilo y a horas intempestivas.
Con el paso del tiempo, y a medida que se fue generalizando el banquete de bodas en todas las clases sociales, la ceremonia religiosa pasó a celebrarse preferentemente al mediodía y desde hace una década también a la tarde, si bien esta hora no es la más común.