En el limbo del cementerio
Los niños muertos sin bautismo iban al Limbo, según la creencia popular inducida por la Iglesia; este destino, como dicen algunos informantes, es "un lugar donde ni se sufre, ni se padece, ni se tiene alegría". En Markina (B) llamaban a estas criaturas linboko umiik, niños del limbo.
El nombre de limbo o linboa también era el de la zona del cementerio en que se enterraba a los niños nacidos muertos o que habían fallecido sin bautizar (Apodaca, Artziniega, Gamboa, Mendiola, Moreda, Pipaón-A; Abadiano, Bermeo, Busturia, Carranza, Durango, Lemoiz, Lezama, Nabarniz, Orozko, Portugalete, Trapagaran, Urduliz-B; Arrasate, Ezkio, Getaria, Hondarribia, Oñati-G; Allo, Aoiz, Artajona, Goizueta, Izurdiaga, Lezaun, Obanos, Monreal, Viana-N). En Markina (B) se conocía como aingerutokixe.
En este recinto se enterraba igualmente a los nacidos prematuros y en algunas localidades los fetos de varios meses (Lemoiz-B; Obanos, Viana-N).
Esta parte del cementerio no estaba bendecida y por lo tanto no era un recinto sagrado (Abadiano, Carranza-B; Gamboa-A). Precisamente se enterraban en él ya que no se les consideraba cristianos (Gamboa-A).
En Aoiz (N) el limbo se situaba en una esquina del cementerio. Igual disposición tenía en Telleriarte (G), donde además estaba acotado por una tapia. En Allo (N) ocupaba un ángulo y era un reservado minúsculo dentro del camposanto y comunicado con él a través de una puerta de hierro. En esta localidad también se enterraban en este espacio las personas que hubiesen renegado de la fe católica. En Zeanuri (B) era un recinto tapiado con una puerta, albatea, abierta en un muro lateral del cementerio para no tener que acceder por la principal. Solamente se sabe que existía con esta finalidad porque no se conoce en los últimos setenta y cinco años caso alguno de enterramiento de no bautizados. En algunos cementerios de Carranza (B) consistía en un recinto aislado por un muro al que se accedía por una puerta independiente. En Gamboa (A) y Urduliz (B) era un lugar apartado dentro del cementerio. En Mendiola (A) estaba dentro del mismo, en un rincón en la zona de tierra no bendecida y separado unos metros del área donde se enterraba a los bautizados.
En Monreal (N) el limbo consistía en un recinto junto a la tapia dentro del cual no se apreciaba ningún tipo de organización en los enterramientos. Se utilizó hasta los años cuarenta. En Artajona (N) se llamaba así a un pequeño cementerio civil adosado al religioso y actualmente abandonado. En su interior tampoco se guardaba ningún tipo de ordenación. En Obanos (N) era una pequeña parcela aneja al cementerio que hoy sirve de basurero de flores y coronas pasadas.
En Moreda (A) a los no bautizados se les enterraba fuera del camposanto junto a su tapia. Posteriormente se comenzó a darles tierra en el interior pero en un lugar separado de los adultos, en un rincón junto al osario.
En Goizueta (N) todos los informantes de edad conocieron un gran agujero en el suelo junto a la pared de la iglesia en el que se enterraban los niños que morían sin bautizar y los fetos. Cuando se trasladó el cementerio a su ubicación actual estos enterramientos se pasaron a efectuar en una pequeña parcela del mismo que estaba sin consagrar.
En algunas localidades, aunque no se llamaba limbo, también se daba tierra a los no bautizados en una zona diferenciada del cementerio.
En Valdegovía (A) en un lugar apartado del camposanto; en Bernedo (A) en el cementerio civil; en Beasain (G) en un trozo de terreno destinado a ellos. En Sangüesa (N) en un rincón sin bendecir; en esta localidad la construcción de un lugar especial dentro del cementerio "para impenitentes, abortos y criaturas sin bautismo" fue decidida por acuerdo municipal en el año 1868.
En Treviño (A) también se les enterraba en un lugar reservado a tal efecto en el cementerio, no en los panteones familiares ya que no se consideraban pertenecientes a la comunidad cristiana.
En Berastegi (G) este recinto se situaba en una escuadra del cementerio. Aquí también recibían tierra aparte los aingerutxoak, meno-res de siete años que no habían hecho la primera comunión, aunque su familia poseyese sepultura o panteón.