Incremento del numero de invitados
Son varias las localidades en las que se ha constatado la evolución experimentada a lo largo de este siglo en el número de invitados al banquete así como en el grado de parentesco o de relación con los novios.
En Amézaga de Zuya (A) antiguamente no se hacían grandes ceremonias, la boda se celebraba por la mañana y se invitaba tan sólo a los padrinos y padres. Desayunaban los novios y poco después se iban de viaje, muchas veces de un único día. Más adelante comenzaron a adquirir importancia y acudían los padres, hermanos y tíos, familiares en definitiva, así como vecinos y amigos, aunque de éstos menos que ahora y sólo si no habían celebrado la despedida de soltero. Tras la ceremonia tenía lugar el banquete, que no solía contar con la presencia de los vecinos, a no ser que fuesen los primeros y muy allegados. Mientras que antes la comida tenía lugar en la casa de uno de los novios hoy se celebra en un restaurante. La sencilla ceremonia de hace algunos años se ha convertido en una lujosa fiesta a la que normalmente acuden muchos invitados elegantemente vestidos y que hacen importantes regalos a la nueva pareja, sobre todo en metálico.
En Elosua (G) a principios de los años treinta a la ceremonia religiosa acudían los primos y los amigos, todos jóvenes. Los padres, tíos y demás invitados esperaban en casa a que volvieran los novios con su cortejo. A finales de los años cincuenta a la ceremonia religiosa y al banquete se invitaba a los familiares de ambas familias y a algunos amigos. Antes de la guerra éste se celebraba en casa del novio y después en algún restaurante. A mediados de los ochenta se invitaba a los padres, padrinos, hermanos con sus cónyuges, tíos, sobrinos, y amigos.
En Bermeo (B) antiguamente sólo se invitaba a jóvenes: hermanos y amigos de los contrayentes. No acudía gente mayor. Actualmente tanto la boda como la comida constituyen un acto social de gran trascendencia.
En Aoiz (N) antaño eran muy pocas las personas invitadas a las bodas: padres, abuelos y hermanos de los novios. Posteriormente en la década de los treinta este número se incrementó, pasando a incluir también a los primos. Al mejorar el nivel de vida la cantidad de convidados fue en aumento y en la actualidad su número suele ser alto. Por lo general las personas que asisten son los padres, hermanos, tíos-abuelos, primos, amigos de los dos novios, amigos del trabajo, de estudios y del servicio militar. Cada uno de ellos asiste con su pareja, también están presentes los niños pequeños y el cura que ha oficiado la ceremonia. Tanto antes como ahora los primeros en ser invitados eran los tíos-abuelos, por los que se tenía un especial cariño.
En Garde (N) el número de invitados ha ido creciendo a lo largo del siglo. A principios de esta centuria los únicos asistentes eran los padres, hermanos, tíos carnales y abuelos de los novios; también se pasaba invitación al cura, al secretario y al maestro. Hasta los años sesenta esta cantidad seguía siendo reducida pero se había ampliado incluyendo también a los primos carnales de los contrayentes y a los quintos. Desde los años setenta la cuantía de invitados se ha incrementado ya que asisten a la boda muchos amigos de los novios con sus respectivas parejas además de amistades de las familias.
En Sangüesa (N) hasta la década de los cincuenta se invitaba a muy poca gente: padres, abuelos, tíos, hermanos y algún amigo o vecino de mucho trato, en total dos docenas de personas. En las bodas en que la familia de uno de los contrayentes estuviese de luto el número de convidados era aún menor. Con el mayor bienestar económico se ha ampliado notablemente el número de asistentes incluyendo primos, amigos y compañeros de trabajo.
En Apodaca (A) antes se invitaba a los padres, hermanos, abuelos y tíos. En total no pasaban de las treinta personas y esto era una gran boda. Hoy en día el número de invitados es muy superior.
En Gamboa (A) a la boda estaban invitados los padres, tíos y hermanos aunque había casos en que sólo asistían los padres. Dependiendo de la cantidad de dinero que se quisiese o se pudiese desembolsar se avisaba a otros familiares menos allegados y a los amigos íntimos. Desde hace algunas décadas se tiende a reunir a mayor número de personas, entre ellas más amigos o gentes que tienen poco que ver con la familia
En Moreda (A) antes se invitaba a poca gente, sólo a los familiares más allegados como padres, hermanos o tíos carnales y a los amigos más íntimos. Actualmente se convida a más gente, acuden los familiares próximos y otros que no lo son tanto, de segundo y tercer grado de parentesco. Asimismo también están presentes gran número de amigos y conocidos.
En Abadiano (B) los que acudían a la boda eran los de casa y los parientes, en algunos casos también vecinos con los que se tuviese un trato especial. Además algunos amigos, pero pocos. En la actualidad va mucha gente ya que además de los familiares asisten numerosos amigos.
En Lezama (B) en tiempos pasados se invitaba a los parientes y vecinos más cercanos así como a los que habían hecho algún favor, mesede eiñekoak, o a las personas con las que se tenía compromiso. Hoy en día se convida a los padrinos, padres y hermanos de los novios así como a los abuelos y a las personas que vivan en la casa de cada uno de ellos, etxekoak. Dependiendo de las posibilidades económicas de la familia o de los deseos de los contrayentes de celebrar la boda en familia o incluyendo a los amigos, se invita a más o menos gente. Por ello suele ser muy normal convidar a tíos, primos y a amigos de ambos novios y de la familia.
En Beasain (G) antes solían ir los hermanos, los padres y los tíos. Hoy, a menos que se quiera hacer una boda íntima, además de los anteriores asisten primos y amigos de los novios, por lo que estas celebraciones suelen ser muy numerosas. En Berastegi (G), igualmente, hace medio siglo se convidaba a los padres, a los hermanos, a algún tío y al vecino o vecinos más próximos. Ahora las listas de invitados se consideran interminables.
En Bidegoian (G) hasta los años sesenta la boda se celebraba de mañana y después se ofrecía una comida en la casa del novio, que era "a donde" se casaban. A esta comida asistían las familias de los novios, los amigos que iban con el carro de boda y algún vecino. Hoy en día los' convidados son muy numerosos ya que además de los padres, hermanos, tíos y primos de ambos contrayentes asisten los amigos.
Aunque como ha quedado reflejado en las anteriores descripciones el número de invitados al banquete era reducido en tiempos pasados, en algunas localidades se ha constatado la existencia de celebraciones más numerosas. En Arberatze-Zilhekoa (BN) asistían a los banquetes de boda tantas personas como a los de entierro. Se contaba siempre con la presencia de los dos primeros vecinos del novio y de la novia, acompañados de sus esposas y entre los parientes se invitaban hasta los primos. En los años veinte se juntaba alrededor del centenar de comensales.
En Donoztiri (BN) cuando se celebraba una boda, alguno de cada familia vecina era invitado a asistir a la ceremonia que tenía lugar en la iglesia y al banquete que después se celebraba[1]. En Liginaga (Z) también se invitaba a una persona de cada familia del pueblo y a todos los parientes de los novios.
En Sara (L) en los años cuarenta si la boda era con banquete y festejos los novios invitaban a la ceremonia religiosa a sus respectivos familiares, a los vecinos de la primera casa, leenateak, a los jóvenes de la misma que tuviesen más de quince años y a los tíos y primos; todos ellos iban después al banquete de boda. Si solamente se celebraba la ceremonia de casamiento, asistían únicamente los familiares, los padrinos y los testigos.
En Hazparne (L) se invitaba a los hermanos, a los tíos y a veces también a los primos, pero sólo a un representante de cada rama que era siempre el primogénito. La casa del primer vecino junto al posible testigo enviaba a un representante, todo dependía del tipo de relación que tuviesen entre ellos.
En Elgoibar (G) además de los familiares estaba invitado todo el barrio, no a la ceremonia en sí a la que sólo acudían los novios y los testigos, sino a las comidas y cenas que se realizaban con posterioridad durante tres días. Años más tarde sólo se convidaba a la boda a los familiares y hacia los años sesenta se comenzó a incluir a los amigos. Actualmente a familiares y amigos. En Pipaón (A) también se invitaba a familiares, amigos y a todo el pueblo. En Izal (N) a familiares, vecinos y amigos.
Como ya se ha indicado repetidas veces, en la actualidad el número de asistentes al banquete nupcial es mayor que en tiempos pasados.
Además de a padres y padrinos es habitual invitar a los abuelos, a los tíos, a todos los hermanos; si éstos están casados a sus cónyuges y a sus hijos y también a los primos carnales.
Suelen estar presentes en el banquete los vecinos (Mendiola, Ribera Alta-A; Lemoiz-B; Lezaun-N), si bien a veces sólo los más próximos (Artajona-N), o los primeros vecinos (San Martín de Unx-N), o uno de cada casa entre los más cercanos (Salvatierra-A), o dos personas de cada casa del pueblo (Izurdiaga-N), o los conocidos y vecinos que tengan mucha relación con los novios y con los padres de los mismos (Treviño-A).
También se convida a los amigos (Mendiola, Treviño, Valdegovía-A; Durango-B; Izurdiaga, Lezaun, Obanos, San Martín de Unx), en ocasiones sólo a los muy allegados (Ribera Alta A; Lemoiz-B; Artajona-N); a los compañeros de trabajo (Salvatierra-A; Durango-B; Obanos-N) e incluso a los jefes (Obanos), en esta última localidad todos ellos acuden acompañados a su vez de novios y cónyuges.
Los padres también invitan a sus amigos (Mendiola-A) o a personas con quienes tengan un compromiso (Obanos-N).
Comúnmente el sacerdote que ha celebrado la boda asiste al banquete.
Entre las razones que han contribuido al incremento tan notable del número de invitados al banquete de boda quizá convenga tener en consideración los intereses económicos de los novios. Como son los padres quienes costean los gastos de la comida y se ha extendido la costumbre de que los recién casados reciban regalos en dinero, tal acto les suele rentar bastantes beneficios. Así se ha constatado en Hondarribia (G) donde hoy asiste mucha más gente que antaño, todo ello en función de la rentabilidad ya que generalmente cuantos más invitados haya más dinero recogen los novios en regalos. Otra razón puede ser la aducida por los informantes de Artajona (N) donde a pesar del gran coste económico de las bodas se sigue prefiriendo que sean multitudinarias, ya que en los pocos casos en que el número de asistentes ha sido reducido la gente los ha criticado tachando a estas familias de "ruines" y "más agarradas que un chotis".
Tanto en tiempos pasados como en la actualidad el número de invitados ha sido en algunas bodas inferior al que se tenía por costumbre en cada localidad y en cada época. Como se ha recogido en varias de las anteriores descripciones esto se ha debido en algunos casos a limitaciones económicas de las familias, que les obligaban a reducir el número de invitaciones (Gamboa-A; Lezama-B; Aoiz-N). También es frecuente que los banquetes queden reducidos a los familiares más próximos cuando uno de los dos grupos ha perdido a uno de sus miembros y se halla de luto.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. “Rasgos de la vida popular de Dohozti” in OO.CC. Tomo IV. Bilbao, 1974, p. 42.