El cortejo en Vasconia peninsular

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Antaño según la información que ofrecen algunas de nuestras encuestas la comitiva nupcial a la iglesia era reducida y en ella los amigos de los novios tenían una participación más destacada que los familiares de los contrayentes.

En Zerain (G) se señala que a primeros de siglo los padres de los contrayentes no acudían a la ceremonia de la iglesia. Los novios se hacían acompañar por dos testigos, amigos o hermanos de ellos y por otros jóvenes que animaban la fiesta tocando algún instrumento musical.

Similar práctica se ha recogido en Zeanuri (B), donde en las primeras décadas del siglo eran amigos de los novios, señalados para el acto, ezkonlagunak, quienes acompañaban a los novios a la iglesia. Un amigo y una amiga de los contrayentes actuaban de testigos; los mayores, abuelos, padres y tíos, se quedaban en casa y generalmente no acudían a la iglesia.

En Gatzaga (G), el casamiento en tiempos pasados era una fiesta de jóvenes, sobre todo de jóvenes solteros. Los propios padrinos de la ceremonia eran amigos o hermanos de los novios. Eran los jóvenes quienes en todo momento llevaban la iniciativa de la celebración. Se procuraba que la fiesta fuera alegre cumpliendo el . dicho popular de "ez dago ezkontza pobrerik, ezta eriotza aberatsik"; no hay casamiento pobre, ni muerte rica[1].

En Gorozika (B) en tiempos pasados a la casa del novio iba solamente el amigo del novio que hacía de padrino, nobio-laguna, y a la de la novia la madrina, amabitxia, y las amigas. El resto de invitados iban a la iglesia directamente y aguardaban en el pórtico. La novia entraba la primera en el templo seguida de los invitados y en último lugar lo hacía el novio.

También en Muskiz (B) antiguamente los amigos solían acompañar a los novios en comitiva hasta la iglesia haciendo sonar el acordeón y tras la ceremonia religiosa aguardaban a la salida del templo para hacerles compañía hasta la noche. Los informantes de Bermeo (B), Elosua (G) y de Bernedo (A) destacan igualmente la presencia de jóvenes en la ceremonia del casamiento.

En Lagrán (A) los mozos se reunían en la casa del novio y provistos de guitarras y demás instrumentos, antes de que se celebrara el casamiento daban la "ronda" al pueblo para anunciar que dentro de poco iba a tener lugar la ceremonia. La comitiva salía de la casa de la novia, acompañada ésta de los familiares y amigos, y los mozos rompían la marcha tocando y cantando hasta llegar a la iglesia. Durante el trayecto se tiraban cohetes y se hacían disparos de escopeta[2].

En numerosas localidades se ha registrado que, mientras duraba el recorrido a la iglesia los amigos del novio lanzaban cohetes, bolanderak (Apodaca, Lagrán, Pipaón, Valdegovía-A; Abadiano, Amorebieta-Etxano, Orozko, Urduliz-B; Elosua, Gatzaga, Hondarribia-G). En Abadiano comenzaban a lanzar cohetes en casa del novio la víspera de la boda, al toque del "Ave María", y le respondían desde la de la novia.

Entrada en el templo. Getxo (B), 1996. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Los datos respecto al cortejo nupcial recogidos en la encuesta del Ateneo a primeros de siglo abundan en el protagonismo de los jóvenes amigos de los novios.

En Caparroso (N) el novio con sus acompañantes solteros iba a a casa de la novia y desde allí con los invitados de ésta formaban un cortejo a la iglesia. Lo mismo sucedía en Laguardia (A), en Aoiz, Tudela (N) y en Oñati (G) donde el cortejo que acompañaba al novio iba provisto de tambor y gaita[3].

En Llodio (A) se reunían en casa del novio los amigos de éste y lanzando cohetes se dirigían a casa de la novia quien les aguardaba rodeada de sus amigas. Después de desayunar todos excepto los contrayentes, se encaminaban a la iglesia. En Falces (N) se procedía de la misma manera en las clases populares pero en las clases pudientes el novio y la novia marchaban a la iglesia cada uno con su acompañamiento, primero las mujeres luego los hombres.

Dentro de la comitiva se guardaba un orden. En Azpeitia (G) se formaban dos grupos uno de mozos precedido por el novio y otro de mozas precedido por la novia. En Monteagudo (N) el novio iba entre tres mozos y el padrino y la novia entre tres mozas y la madrina. Detrás venían los invitados. En Castejón (N) abría la comitiva la novia, a su izquierda iba la madrina y a los lados sus hermanas luego las amigas solteras y después los casados. Seguía el novio con su padrino, sus hermanos, amigos solteros e invitados. De la misma manera desfilaban en Estella (N).

Según los datos recogidos en nuestras encuestas la costumbre más extendida en Vasconia ha sido que el novio con sus invitados acudiera a la casa de la novia y reunidos allí los dos grupos se dirigieran en cortejo, encabezado generalmente por músicos, a la iglesia (Moreda, Ribera Alta, Salvatierra-A; Carranza, Muskiz, Trapagaran-B; Arrasate, Bergara, Getaria, Oñati, Telleriarte-G; Allo, Aoiz, Artajona, Valle de Baztan, Izal, Lezaun, Monreal, San Martín de Unx-N). En Aoiz (N) hasta los años treinta, la comitiva se disponía en doble fila yendo los niños en medio.

En ciertos pueblos el grupo de invitados del novio y el de la novia se reunían en un cruce de caminos (Elosua-G en los años treinta, Gatzaga-G; Gamboa-A), en el pórtico (Mendiola-A; Zeanuri-B), o tratándose de población diseminada en una casa del núcleo (Goizueta-N). En algunos lugares durante el desfile de la comitiva repicaban las campanas de la iglesia (Apodaca-A y Garde-N).

En Zerain (G), en la década de los treinta, todos los invitados, incluido el novio, se reunían en casa de la novia. Se tomaba el almuerzo, amaiketakoa, y todos juntos hacían a pie el camino hasta el templo. Abría el cortejo el novio acompañado de sus amigos, seguido por la novia y el resto de los invitados, cerrándolo el músico que no dejaba de tocar el acordeón o el pandero hasta llegar al pórtico de la iglesia. Los padres de los desposados no acudían a la ceremonia.

(Gure denboran, oiñez etortzen giñan elizara. Baiñan lenengo, andragaian baserrira joaten zan gizongaia eta bere etxekoak, auzokoak eta aaideak. Pandero-jotzaillea edo akordeona. Etxean artzen zan amaiketakoa eta gero, denak batera, musikalaria azkena zala, baiñan denbora guztian jotzen etortzen giñan elizara).

En Gatzaga (G), a la hora señalada, ambas familias salían de sus respectivos domicilios. Si las casas de los contrayentes se hallaban situadas en el camino que lleva a la iglesia, salía primeramente la comitiva del caserío más alejado y se juntaba con la otra en el domicilio de ésta. Ambas familias, en alegre compañía y bajo el estallido de los cohetes que lanzaban los jóvenes, caminaban hacia el templo. Si los caseríos o las casas de los contrayentes se encontraban muy alejados entre sí, el novio, con la debida antelación, enviaba una pareja de "embajadores", chico y chica, a casa de la novia. Llegados éstos a su destino y a la hora convenida, no siempre la misma para ambas familias, salían los dos grupos camino de un lugar cercano a la iglesia. Allí formaban un solo grupo y entraban en el templo juntos a la hora exacta[4].

En el Valle de Baztan (N), en la década de los veinte, la mañana de la boda en casa de la novia se reunían todos los invitados. Abriendo la comitiva que se dirigía a la iglesia iba el novio con el padrino, generalmente el mismo del bautismo, y su acompañamiento. Detrás el grupo de la novia con su madrina. Les acompañaban los thunthuneros tocando el thunthun, que es un tambor que colgado de un brazo se toca con un solo palillo[5].

En Goizueta (N) si los novios vivían en el núcleo se reunían delante de la iglesia, donde se formaba el cortejo para acceder ordenadamente al templo. Quienes habitaban en caseríos apartados se juntaban en casa de un familiar del centro urbano o, en su defecto, en la taberna en la que se iba a celebrar el banquete. Allí la joven se ponía el traje de novia evitando ser vista vestida hasta el último momento. Salían de casa o de la taberna con gran pompa y formaban el cortejo. La puerta de la iglesia permanecía abierta; el primero en entrar era el novio con la madrina, senargaia eta amautxia, les seguían los invitados y cerraban la comitiva la novia con el padrino, andregaia eta atautxia. El novio esperaba a la novia delante del altar mientras los invitados iban acomodándose en sus asientos.

En Allo (N) los invitados acudían a las casas de los novios, cada cual a la de su familiar o amigo. Los mozos acompañaban a las mozas hasta el domicilio de la novia para que tomaran parte en el cortejo. Este hecho tenía relevancia y si no se recogía a una muchacha, ésta se podía considerar ofendida y quedarse sin acudir a la ceremonia. Luego, todos los invitados del novio y él mismo iban de su casa a la de la novia y desde aquí la comitiva se trasladaba hasta la iglesia.

En Nabarniz (B) en las décadas de los cuarenta y cincuenta los convidados se juntaban en la plaza de la localidad. La comitiva se formaba en el núcleo o en el pórtico de la iglesia. Delante marchaba el novio con la madrina, luego los invitados emparejados y cerrando el pequeño cortejo la novia con el padrino.

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Además de los cortejos únicos también ha sido costumbre que los novios con sus respectivos grupos acudieran a la iglesia separadamente formando dos comitivas. Una de ellas la abría el novio con la madrina, generalmente su madre, y la otra la novia con su padre y padrino, seguidos de familiares cercanos, amigos e invitados.

El cortejo del novio llegaba con antelación y esperaba a la novia en el pórtico de la iglesia. Cuando la novia hacía acto de presencia el novio entraba con la madrina al interior del templo. Le seguían los invitados y finalmente la novia con el padrino. Así se ha recogido en Artziniega, Berganzo, Bernedo, Mendiola, Salvatierra, Valdegovía (A); Abadiano, Busturia, Carranza, Durango, Muskiz, Urduliz, Zeanuri (B); Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elgoibar, Ezkio, Telleriarte (G); Garde, Obanos y Viana (N).

En Mendiola (A) se formaban dos pequeñas comitivas, compuestas únicamente por familiares, una en cada domicilio, que marchaban por separado para reunirse en el pórtico donde les esperaban los restantes invitados.

En Izurdiaga y en Obanos (N) los familiares del novio, para que la novia no tuviera que esperar en la puerta de la iglesia, le avisaban en el momento de salir de casa mediante el lanzamiento de un cohete. Una vez en el pórtico entraba primero el novio con la madrina. La novia lo hacía con el padrino. Hoy día (años noventa) a las novias les gusta entrar cuando están todos los invitados dentro de la iglesia.

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El que las comitivas nupciales se desplazaran caminando perduró hasta los años setenta en que comenzaron a proliferar los automóviles particulares. En Telleriarte (G) señalan que en los años cuarenta algunas familias alquilaban un autobús para trasladar a los invitados, si bien en la actualidad siguen la costumbre general de ir todos en coche a la iglesia.

En los tiempos en que no se poseía vehículo familiar propio, era muestra de buena posición económica y signo de distinción el alquilar para los novios un taxi durante toda la jornada. Hoy día se elige el vehículo más elegante entre los disponibles de familiares y amigos, hay incluso quienes alquilan coches lujosos o limusinas para trasladar a los novios. En Hondarribia (G) existió un landó tirado por caballos y conducido por un cochero con librea que la gente de buena posición del núcleo urbano alquilaba para que condujera a la novia y al padrino a la iglesia. El taxi y el coche familiar acabaron sustituyendo al atávico transporte.


 
  1. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 152.
  2. Salustiano VIANA. “Estudio etnográfico de Lagrán” in Ohitura, I (1982) p. 59.
  3. EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona) IIDg2.
  4. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, pp. 155-156.
  5. APD. Cuad. 2, ficha 221/3. Esta misma costumbre baztanesa así como la melodía nupcial, que interpretaban los txistularis que abrían la comitiva, denominada Eztei taldea (cortejo nupcial) o Eztei soñua (música de bodas) que fue recogida por el P. Olazaran, se encuentran en Francisco ARRARAS. “Bodas de antaño” in CEEN, VI (1974) pp. 29-30.