Intercambio de objetos. Seinalea emon
En Bermeo (B) una vez iniciadas las relaciones existen una serie de actos simbólicos como intercambiarse las cadenas o hacerse anillos iguales con el nombre del otro. Entre los muy jóvenes se acostumbra quitarle a la chica un pañuelo u otro objeto de su bolso y guardarlo como un tesoro.
En Sangüesa (N) la aceptación por parte de la chica se daba cuando admitía algún pequeño regalo que ella correspondía con un pañuelo o una foto. Una vez que el noviazgo era oficial y asumido por las familias se regalaban objetos de más valor tales como medallas con cadena o anillos. En Goizueta (N) se efectuaba algún regalo cuando las relaciones se consolidaban.
En Oñati (G) dicen que se daba un obsequio, seiñalea; ahora se regala el anillo de compromiso. En Ezkio (G) algunos novios también ofrecían a la chica un anillo. En Getaria (G) los primeros regalos solían coincidir con un permiso de la mili o el final de la misma.
En Hazparne (L) si las relaciones progresaban el muchacho compraba un anillo de espera, bague d'attente, para posteriormente regalarle un anillo de compromiso, fianzako eraztuna, bague d'fiançailles.
En Aoiz (N) ha sido costumbre regalar a la chica un anillo o un colgante. Los adolescentes siguen haciéndolo mientras que los adultos prefieren mandar flores.
En Elgoibar (G) una vez formalizada la pareja antaño se obsequiaban con alguna chuchería, sólo los de posición desahogada podían permitirse el regalo de una sortija de pedida. En la actualidad está más generalizado el intercambio de anillos, cadenas y pañuelos.
En Amézaga de Zuya y Moreda (A) los novios se regalaban sobre todo fotografías, a veces dedicadas. En Berganzo (A) aun considerando que el intercambio de regalos no era necesario se acostumbraba regalar además de las fotos una cadena y medalla de oro.
En Elosua (G) una informante recuerda que a principios de los años treinta su novio le regaló un reloj, siendo la primera vez que tuvo uno; ella le compró una corbata y un alfiler dorado.
En Apodaca (A) después de un tiempo de comenzadas las relaciones, la novia solía regalar a su prometido un pañuelo con las iniciales bordadas.
En Viana (N) se intercambiaban regalos de poco valor, alguna bisutería y pañuelos con las iniciales bordadas por la propia novia.
En Berastegi (G) la costumbre de cruzarse regalos se considera de épocas recientes. También en Telleriarte (G) señalan que se ha empezado a practicar en la década de los setenta, habiéndose introducido antes en el casco urbano que en los caseríos.
En Obanos (N) actualmente cuando la relación es seria se suelen regalar algo por Navidad o el día del cumpleaños. Una informante dice que en épocas pasadas no era costumbre entregarse nada, como no fuera agua bendita al entrar en la iglesia.