El paseo en tiempos pasados
En casi todas las localidades encuestadas, los consultados coinciden en que antes se paseaba poco a los niños o no se les paseaba; los primeros meses permanecían en la cuna prácticamente todo el tiempo y casi no se les sacaba de casa (Amézaga de Zuya, Artziniega, Mendiola, Ribera Alta, Salvatierra, Treviño-A; Carranza, Muskiz, Urduliz-B; Elgoibar, Ezkio-G; Aoiz, Goizueta-N).
Una de las razones por las que no se paseaba a los niños era porque no había tiempo para ello; en Urduliz (B) una informante contestando a la pregunta responde: "Bai, astii non!". En Mendiola (A) antiguamente apenas sacaban al niño ya que eran muchas las tareas que había que desarrollar diariamente tanto en casa como en el campo. Las actividades cotidianas dejaban poco tiempo para disfrutarlo con los niños. En el caso de que se pasearan era los domingos y los días festivos cuando se dedicaba algo de tiempo a esta labor.
Otra de las razones que exponen los informantes es precisamente que al no haber cochecitos, esta tarea era muy pesada ya que había que llevar a los niños en brazos. En los contados casos en los que se disponía de cochecitos, el estado de los caminos y carreteras no era lo suficientemente bueno como para poder hacer uso de ellos.
También se ha recogido que no se les paseaba porque se acostumbraban a ello y luego querían estar haciéndolo constantemente. En Artziniega (A) explican que si se les acostumbraba a sacarlos de la arquita y tenerlos en brazos, más tarde lo exigían; si por el contrario no se hacía, no lo pedían. Esto mismo opinan en Amézaga de Zuya (A), donde no los tenían en brazos ya que de esta manera se acostumbraban mal y luego siempre querían que alguien los tuviese. El hecho de no pasear al niño y no tenerlo en brazos tenía ciertas ventajas a juicio de las informantes de esta localidad ya que hoy en día se mueve demasiado a los pequeños y no se les deja estar a su aire ni en calma y por ello luego son mucho más ruidosos y nerviosos.
En Carranza (B) pensaban que no era bueno cogerlos para que no se acostumbrasen a ello. Se procuraba tenerlos siempre en el suelo ya que si se habituaban a estar en brazos sus madres no podrían trabajar.
Por el contrario, en Zeanuri (B) el niño pequeño o de mantas, mantarreko simia, estaba durante muchas horas al día en manos de los adultos de la casa como la abuela, alguna tía o sus hermanas mayores.
En Aoiz (N) los ancianos recuerdan que en tiempos pasados no se sacaba a los niños de paseo ya que se tenía la creencia de que esto podía ser perjudicial para su salud.
Se debe tener en cuenta que la mayor parte de las razones expuestas se circunscriben a las poblaciones rurales siendo la principal la falta de tiempo libre. La carencia de cochecitos primero y la ausencia de carreteras asfaltadas o lugares apropiados después dificultaron la difusión de la costumbre de pasear a los bebés en las áreas rurales; práctica extendida en los cascos urbanos de las villas y de las poblaciones más importantes.
En Hondarribia (G), por ejemplo, la madre salía a pasear con su crío a diario una vez cumplidos los quince días desde el nacimiento, pues se consideraba muy bueno para la salud de ambos. Ya hiciera buen tiempo o lloviese, si el chiquillo estaba debidamente protegido no tenían ningún reparo en salir con él de paseo.
En tiempos pasados también se diferenciaban las familias de posición económica acomodada, que contrataban arias para ocuparse del cuidado de los niños, de las más humildes en las que ningún miembro podía ocuparse del cuidado de los bebés.