El carro de boda en la encuesta Etniker
Las siguientes versiones proceden de las encuestas realizadas para la elaboración de este tomo. Como se podrá comprobar, a lo largo del siglo se han ido perdiendo elementos del cortejo pero no porque se trate de versiones más sencillas sino posiblemente por olvido de los informantes.
En Elosua (G) en la boda de una informante celebrada en 1933, el carro se llevó después de la comida del día de la ceremonia desde la casa de la novia a la del novio, donde se había celebrado el banquete y viviría el nuevo matrimonio. Esto en el caso de un mayorazgo. El arreo que se portaba en él consistía en una rueca que iba enhiesta en la delantera del carro con su rocadero y el lino, la cama de matrimonio, el armario de luna, la mesilla de noche, la cómoda-lavabo con espejo, la jarra y la palangana de loza con flores y dos aguabenditeras de porcelana. Además de esto:
— Veinticuatro camisas, doce de lino y doce de algodón.
— Seis corpiños de lino duros.
— Seis faldas interiores blancas de lino con puntilla en el borde.
— Seis bascas blancas con puntilla en el cuello y en los puños.
— Ocho vestidos de percal de color azul con dibujos varios en blanco y rojo.
— Medias y alpargatas blancas de verano. Las medias tejidas en casa.
— Medias de artilla tejidas también en casa y las abarcas de cuero hechas por el padre.
— Ocho delantales a cuadros blancos y azules para llevar entre semana y negros para los domingos.
— Ocho pañuelos de cabeza, azules a motas o con dibujo, para uso diario. Los domingos no los utilizaban ya que ésta fue la generación que se quitó el buruko zapia en Elosua.
— Dos pares de zapatos.
— Una mantilla corta y una larga.
— Dieciocho sábanas bajeras, oe-azalak, encimeras y fundas de almohadas. Las encimeras y las almohadas llevaban bordados en punto de cruz con algodón azul fuerte.
— Dos colchones de lana; el destinado a la parte inferior más grueso.
— Dos sobrecamas y una colchilla.
— Una guadaña, una azada para escardar y una azada pequeña.
El carro, con gran chirriar de ruedas, era tirado por dos pares de bueyes adornados con collares de campanillas y hermosas mantas, pendiendo borlas rojas de sus esquinas. Delante hacía de boyero un hermano o el padre. Su vestimenta solía consistir en un pantalón de milrayas, blusa a cuadros azules y blancos, en lugar de calcetines, trapuak, que eran trozos de tela que se enrollaban en las piernas, y albarcas de cuero. En el arreo no se llevaban animales. A finales de la década de los cincuenta se había perdido la costumbre de recurrir al carro de boda. En esos tiempos el ajuar consistía en sábanas de algodón, mantas, colchas y toallas, ropa interior como camisas, bragas, sostenes, fajas, combinaciones y toallas, y además medias, zapatos, vestidos, chaqueta y abrigo. Se procuraba llevar un buen arreo que bien podía costar unas diez mil pesetas. A mediados de la década de los setenta las sábanas ya eran de tergal con flores, aportaban también mantas, colchas y toallas, como ropa interior; camisetas, sostenes, bragas, fajas elásticas, camisones o pijamas, además de vestidos, blusas, jerséis, abrigo y todo lo que se pudiese comprar.
Zerainen (G), gizaldi onen asieran arreoan urrea ez bazan dirua, batzuk geixeo ta besteek gutxixeo, 10.000 erreal, gutxienak, eta 5.000 erreal inguruun, geienak, beste ainbeste kostatzen zan eramaten zan arropa zurie, oia, lastaia, ardi-illezko koltxoia, bi buruko (bat luzea ta bestea motxa), oazala koltxoia barruun sartuta, kopre bat (arotzak egindakoa) giltzakin, komodea edo armarioa, labadorea (palangana ta pitxarra), silla bat, ta maai txiki bat, eta oi ondoko mesilla. Ardatza ta liñaia, laia pare bat (beintzat). Egun bat edo bi ezkondu aurreti, eramaten zan dana gizongaien etxera, gurdiin gaiñeen. Gurdie apainduta, beien kopetako borlakin txintxarriik ugaletik zinzilika, uztarriin bertan lorak lotuta. Gurdiko ezpatan, liñaia ta ardatza, eta panderoa lotuta bat besten ondoon, ta gurdie, irrintzaka. Esaerak esaten dun bezela "idiik egin bearreen, gurdiik egin". Itzai, etxekoneko mutille joaten zan. Gizongaien etxera eldutakoan, andragaian aitak beste aitari dirua ematen zion, eta onek kontatu eta gorde.
(En Zerain (G) a principios de siglo las jóvenes que no llevaban oro y ropa blanca en su arreo, aportaban una cantidad mayor o menor de dinero. Diez mil reales en metálico, unas pocas; cinco mil, la mayoría, y además el equivalente a esta cantidad en enseres. Estos se componían de ropa blanca, cama, jergón, colchón de lana y su funda correspondiente, dos cabezales de almohada -uno largo y corto el otro-, un cofre con cerradura fabricado por el carpintero, una cómoda o armario, un lavabo portátil compuesto por palangana y jarra, una silla, una mesa pequeña y una mesilla de noche. El huso y la rueca, y por lo menos un par de layas. Uno o dos días antes del casamiento se hacía el traslado de todo ello en carro a la casa del novio. El carruaje se engalanaba, unas campanillas colgaban de las borlas de los frontales de cuero de las vacas y unas flores se sujetaban al yugo. En el varal del carro, el huso y la rueca, y el pandero atado junto a los anteriores. El carro además chirriaba, como dice el adagio en euskera "Idiik egin bearreen, gurdiik egin" (en vez de mugir los bueyes, lo hace el carro). De boyero hacía un joven de la casa vecina. Al llegar a la casa del novio, el padre de la novia entregaba el dinero al padre del muchacho, quien después de contarlo lo guardaba).
Gure denboran [hogeita hamar eta berrogeiko hamarkadetan] nai ta naiez gurdiikin eraman bear ziran arreoko oialak eta muebleak. Gurdiin eramaten ziran oia, armarioa edo komoda, mesilla ta bi silla. Gaiñeko lastaia, ardi-illezko koltxoia, buruko aundi ta txikia, koltxilla, oazalak, izarak, mantak, oi-gañekook. Ardaia ta gorue ezpatan lotuta, eta batzuk panderoa ere bai. Andik aurrera bakoitzak aaltzuna: kutxa, seaska, arkea, laja pare bat, arie egiteko tresnak (suatza, matazuzkia, txarrantxa...) Baita argizaiola eta elizako sillea ere. Baula arotzak egiña, giltzaduna. Gurdia irrintzi editen zuula, beian uztarria apainduta (narru berriik, kopetakook borlakin aal zan ederrenak) beiak lepotik ualak, kanpanilla beteta, zinzilika, itzai etxeko gizonezkoa akuillukin egunero baiño jantzi obeagoakin. Gurdiikin gurasook, etxeko anai-arrebak eta andragaia joaten ziran. Batzuk musika ere eramaten zuten, soiñujoleekin. Etxean gizonik ez bazan auzoko gizona joaten zan itzai. Guk ez degu ezagutu abereek arreoan ematen. Osaba-izebak eta auzokook erregaluuk ezkondu ondoren eramaten zituzten.
(En esta misma localidad guipuzcoana, en la década de 1930 a 1940 los muebles del arreo se llevaban por fuerza en el carro. Se transportaba la cama, el armario o cómoda, la mesilla, dos sillas, el jergón, el colchón de lana de oveja, una almohada grande y otra pequeña, la colchilla, sábanas, mantas y sobrecamas. El huso y la rueca iban atados en un palo que se colocaba verticalmente en el carro y algunos llevaban un caldero. Aparte de esto portaban el arcón, la cuna, un par de layas, utensilios para hilar (tenazas, aspa para enmadejar hilo, carda para limpiar hilo); también la cerilla de la sepultura y la silla de la iglesia, además de un baúl con cerradura hecho por el carpintero. El yugo de las vacas se adornaba con cueros nuevos y frontales con borlas, las vacas llevaban en el cuello unos cintos con campanillas y se procuraba que el carro chirriase. El encargado de guiarlo también iba vestido más elegante que un día ordinario. Como séquito del carro iban los padres y hermanos de la novia. En algunas ocasiones formaba parte de la comitiva alguien que tocara el acordeón. En caso de que no hubiera ningún varón en la familia les acompañaba un vecino. Los tíos y vecinos entregaban los regalos después de la boda).
En Arrasate (G) antiguamente el traslado a la nueva casa de todo lo reunido entre la dote familiar y los regalos recibidos, arriua, se hacía coincidiendo con la tercera proclama en una rimbombante ceremonia en la que se utilizaba un carro bien adornado y con los ejes bien secos para que chirriasen lo más posible. Era tirado por una pareja de vacas engalanadas con correajes llenos de campanillas, conducido por un familiar y un amigo. Le seguía atado un carnero también adornado con lazos al cuello. Sobre el carro se llevaba una cama montada y vestida, además de un armario, una rueca, el huso, una arca tallada con los regalos en su interior, una plancha, un cuadro de San Antonio y otro de San Antón, una azada, un rastrillo, etc.
En Berastegi (G) existía la costumbre de llevar el arreo, arreoa, que como dote aportaba la novia en un carro, gurdia, hasta el desván, mandioa, del caserío que iba a ser su futuro hogar. Esta práctica desapareció en los años veinte. En el carro se transportaba la cama, una arca, kutxa, con la lencería y las ropas en su interior, la rueca y algún utensilio de cocina. Llevaba sujeto en el testero un ramo de laurel y los bueyes o vacas iban cubiertos con una manta de cuadros y con los frontales, kopetekoak, relucientes. Lo conducía el padre de la novia y se procuraba que chirriase para alertar al vecindario. El cortejo se cerraba con un animal doméstico que a veces formaba parte de la dote que aportaba la novia al nuevo hogar: un borrico, una yegua o un potro, conducido por el hermano de la novia. Los regalos que previamente recibía ésta se incluían en el arreo. Cuanto más aparatoso fuese el cargamento más admiración o envidia suscitaba en el vecindario que lo veía pasar.
En Bidegoian (G) perduró la costumbre de llevar el carro de boda hasta finales de la década de los cincuenta, en concreto el último que desfiló lo hizo en 1958. Esta costumbre se daba entre la gente pudiente porque la humilde se casaba en día de labor. El carro se llevaba desde la casa de la novia hasta la del novio con el arreo, arreoa, consistente en todo tipo de ropa, muebles como la cama de matrimonio, la cómoda-lavabo con espejo, la jarra y la palangana, aguabenditeras, además de utensilios para la cocina como cazos y juegos de tazas. Lo arrastraban dos pares de bueyes o de vacas, procurando que fuesen los mejores, por lo que en muchas ocasiones se pedían prestados a familiares o amigos. Iban adornados con hermosas mantas y el yugo utilizado en la ocasión era tallado. El carro producía un intenso chirrido, porque los resortes con los que se apretaban las cuñas del mismo eran de madera. En el testero, ezpata, del mismo llevaban la rueca. El carro se decoraba con hojas de fresno o de haya y delante de él iba el dueño de los bueyes. No se llevaban animales. En su camino al domicilio conyugal la comitiva paraba en cada caserío, donde era recibida con galletas y vino.
En Gatzaga (G) antes de dar comienzo al banquete de la tornaboda, que se celebraba en la casa donde iba a residir el nuevo matrimonio, tenía lugar la ceremonia de llegada y presentación pública de la dote, arriva, que había aportado al matrimonio la esposa. Se trasladaba en un carro y había especialistas en preparar el eje del mismo para que chirriase lo más posible. Los bueyes iban cubiertos con mantas nuevas y elegantemente enjaezados con cintas, cascabeles y campanillas, petral gorriekin. Todo ello con gran acompañamiento de cohetes. Entre los bienes que constituían la dote no faltaba, en lugar bien visible, la rueca, las layas, la azada, la herrada, un cuadro de San Antonio y otro del Sagrado Corazón; neskiaren erropia arrioko baulian ondo tolostatuta... burdiaren ezpatan lotuta goru-makillia bere txapelakin eta ardatza txapelian atrabesauta... Algunas llevaban arrio doblia, es decir, dos camas con sus muebles complementarios. Dicen que a veces la dote en metálico la solía llevar consigo el padre de la muchacha y que una vez terminado el banquete, cuando todos se hallaban bien animados, abría la bolsa y exhibía las monedas sobre la mesa[1].
En Beasain (G) los informantes encuestados, casados todos después de 1930, no practicaron esta forma de acarrear el arreo, dotea, pero sí recuerdan haberla visto en su juventud. Se llevaba en el carro, gurdia, de casa y en el eje se ponían virutas, txirilak, para que chirriara. Los bueyes se engalanaban con campanillas y eran conducidos por el hombre de la casa. Consistía en dos camas con sus colchones, lastaiak, fundas de colchón y sábanas correspondientes, un par de layas, arreoko laiak, y algunos otros utensilios para trabajar el lino. Las hijas de caseríos más pudientes podían llevar un armario o cómoda para el cuarto y quizás algo de dinero, hasta finales del siglo pasado en oro, urrea eraman dio.
En Ezkio (G) la costumbre de recurrir al carro de bodas, eztai gurdia, para llevar el arreo, arreoa, fue habitual en tiempos pasados. El último traslado que se recuerda en esta localidad se realizó en 1913. Los bueyes que arrastraban el carro iban adornados de forma especial: unos pequeños cencerros en el cuello, una piel de oveja atada con cuerdas negras sobre el yugo y mantas. Este carro debía producir mucho ruido y para ello colocaban un pedazo de madera en el eje del mismo, para que las ruedas al dar vueltas lo rozasen y produjesen ruido. El carro se cerraba con maderas por sus cuatro costados para llevar mejor las cosas y en cada esquina se colocaba un cencerro. Lo guiaba hasta la nueva casa el padre de la novia y en caso de que no lo tuviera el hermano mayor. Un arreo corriente constaba de dos docenas de sábanas, paños y toallas y un dormitorio de dos camas con sus complementos.
En Abadiano (B) el arreo se transportaba igualmente en un carro y constaba de la rueca, una cama vestida, una cómoda, el cesto y el barreño de la colada, las layas y las azadas. Había algunas familias más pudientes que llevaban arreos consistentes en dos carros con una cama cada uno. Las vacas o bueyes iban adornados con los mejores cencerros de los que se dispusiera y con mantas con borlas. El carretero era normalmente algún vecino. En el arreo no solían entrar animales, a no ser que los recién casados fueran a vivir a una casa vacía ya que entonces en cada uno de los domicilios de procedencia les daban alguna vaca.
En Gorozika (B) la costumbre del carro se perdió en los años veinte. En él se llevaba la cama, la cómoda, los armarios, eskapolota, la ropa blanca, mieserie, la colcha, koltxilla, la máquina de coser y los cacharros de cocina. Iba adornado y al ganado se le ponían campanillas. Lo conducía algún amigo o vecino. Junto al carro caminaban las kargerak, que llevaban cestas en la cabeza donde trasladaban los regalos más finos: el cuadro de la Virgen, el Santo Cristo, San Juan y el espejo. También se llevaban terneras en la parte trasera del carro. En el año 1903 una novia de Mendata trajo de su casa cuatro carros llenos con tres camas, baldas, armarios, sillas, la cómoda, la mesa, la rueca, los platos, las cazuelas, una caja para hacer talo conocida como ganbela, la pala y el raspador para la artesa, la criba, baia, el fuelle, auspoa, las sábanas, el paño de la sepultura, elizako trapua, los candelabros y las velas. Por delante de ellos iban las cargueras con cestas profundas adecuadas para la ocasión. Después de la boda se celebró la comida en Mendata. De noche, las cargueras y la gente que llevaba el carro, una vez llegados a Gorozika al caserío del novio, tuvieron cena de boda. Como eran muchos los congregados para la misma, la familia del novio tuvo que ir a la taberna y traer mesas y vajilla para poder darles de cenar a todos.
En Bermeo (B) al traslado de todo lo que aportaba la novia a la nueva vivienda se le decía arriva eruutia. Este traslado solía constituir un gran acontecimiento en el barrio y aún estuvo vigente en los caseríos durante la segunda y tercera décadas de este siglo. Tenía lugar tras la publicación de las proclamas y la firma del contrato, cuando sólo faltaban uno o dos días para la celebración del matrimonio. Al atardecer, del caserío de la mujer partía una comitiva compuesta por carros, burdiek, que transportaban las pertenencias de la mujer. Se secaban a propósito los ejes o se les ponía poca grasa o jabón para que chirriaran fuertemente, girrintxaka eitxeko. Asimismo se engalanaban los animales que los llevaban colocándoles los mejores yugos con sus cueros, buzterri-narrua, y mantas, mantak, etc. Con la comitiva de los carros iban las vacas o los animales que la familia de la novia hubiera aportado al matrimonio.
Estas comitivas discurrían por el camino de andas, andabidia, hasta la casa del novio y eran más o menos numerosas dependiendo de las pertenencias de la casa de la novia. Así, lo mismo desfilaban dos o tres carros que diez o más en las familias más ricas. El primero llevaba la cama del nuevo matrimonio y los siguientes lo demás: la ropa blanca, los muebles y los enseres de cocina. Según algunos informantes, en esta comitiva sólo tomaban parte los hombres de la familia de la novia; según otros en el carro que portaba la cama iban la novia y sus amigas, repartiéndose algunas otras mujeres de la familia por los restantes. Todos los participantes en el traslado del arreo eran invitados esa noche a un banquete, monjorra, en el caserío al que habían llevado los enseres. En Lemoiz (B) dos o tres días antes de la boda la novia llevaba el arreo a su nuevo domicilio en un carro tirado por bueyes o vacas y guiado por su padre. Se procuraba que fuese un buen carro, llegando incluso a pedírselo prestado a los vecinos y no descuidando tampoco el ornato de los animales. El arreo, arriboa, consistía en la cama con su ropa, un armario y el menaje de cocina, siendo instalado por la novia en compañía de su padre. En esta jornada .no se llevaba ningún ganado sino dos o tres días después de la boda. Los padres del heredero enseñaban la casa y sus pertenecidos.
En Nabarniz (B) el arreo se transportaba desde la casa de la novia hasta aquélla "a la que se casaba" en uno o varios carros, dependiendo de la categoría social de los novios. Una informante hace referencia a tres carros: el primero portaba la cama tapada con un cobertor; el segundo una cómoda, las sillas y el arcón; y el último los aperos de labranza, hierros, rastrillos, el arado, las layas y otros objetos (iru burdikada; bat, oia sobrekamiagaz tapauta; bestia, komadia, sillak, kaixia; irugarrena, solorako gauzak, burdiñak, ariak, goldia... laiak be eruuten ziren). A tal fin se utilizaba el carro doméstico y otros dos prestados por los vecinos. Las tres parejas de bueyes iban engalanadas para la ocasión con campanillas, frontales nuevos y con los mejores cobertores de los yugos hechos de piel de oveja (txilliñerak, zapa barriak, araburuko narru zuri-zuria). Además el
primer carro se adornaba con un ramillete de calas o azucenas blancas, leenengoak ezpata-lorakin eginda erramulletia. Guiaban los carruajes los hermanos, cuñados o familiares varones de la novia.
Cerrando esta comitiva caminaban tres muchachas, bellamente ataviadas, portando unos cestos redondos en la cabeza que contenían los utensilios de cocina, atzetik iru neska zestotxuak, biribillak, buruan artunda, iru ontzittan tresenak, dotore-dotore jantzitte juuten ziran. Si se trataba del arreo de una joven no podían faltar los elementos precisos para montar la sepultura de la parroquia: el paño, el candelero, la vela y la cestilla. Cuando era el muchacho quien pasaba a vivir a la casa de la novia, le correspondía a él aportar el arreo. Si bien no era tan vistoso como el de las novias, llevaba al menos la cama y los aperos de labranza y a menudo lo sustituía por una cierta cantidad de dinero. Llegados al punto de destino se colocaban las cosas que se habían transportado en sus lugares correspondientes y todos celebraban una comida doméstica. En Nabarniz se dejó de transportar el arreo en el carro de forma ritualizada antes de la guerra civil del 36.
En Lezama (B) algunas informantes recuerdan haber visto de pequeñas cómo se llevaba el arreo en carros de boda. Estos iban bien preparados, tirados por bueyes adornados con campanillas. Por delante desfilaba un músico y detrás un cortejo formado por las amigas con cestas en la cabeza en las que acarreaban platos y tapas, adornos, sábanas, mantelerías y otros objetos. Carros y bueyes eran signo de riqueza. Una informante recuerda que cuando "se casó a Lezama" vino desde Maruri por Mungia e Iberre. Traía los bueyes bien adornados con campanillas. En el carro llevaba la cama, el armario, el dosel y la jofaina. Acompañando al cortejo, las vecinas con cestas en la cabeza llenas de ropa y vajilla, Maruritik, Mungitik, Iberretik bueltan etorri ziran. Idia txiliñez beterik. Gurdien oia, armarioa, errezela. Eta auzoak, andrak otzarakaz. A veces en el carro también se llevaban fanegas de trigo y maíz, animales domésticos y utensilios de labranza.
En Markina (B) en el carro de bueyes se solía transportar la cama, las sábanas y otros objetos. Incluso se adornaban. En esta localidad el acarreo de la dote se denominaba dota-arriua y cuando era vistoso parece ser que recibía el nombre de arriota. Según otra informante de Markina el arreo se llamaba etxe-bisitia. Señala que los bueyes eran revestidos con frontales nuevos, zapa barriak y en lo alto del palo llevaban un cuadro con la imagen de San Ramón Nonato. A este santo se le venera en el Convento de la Merced y a él se acudía en demanda de un buen parto. El carro era guiado por el criado, etxeko morroia, y delante de todos iba el acordeonista, auspo-jotzaillia. Añade haber visto atados al carro una hermosa vaca rubia con su ternero.
En Busturia (B) el novio o la novia, acompañado de los vecinos, iba con el carro a la casa de su respectivo cónyuge, donde se cargaban el arcón y la cómoda, las escobas y la ropa blanca, mies erropia, consistente en sábanas, manteles, camisas de lino, etc. Allí tomaban una comida llamada izentaziñotxua a base de sopa de ajo, carne y guisado. Una vez concluida los novios se dirigían a su casa. Según otros informantes el arreo, arreue, lo llevaba la novia y consistía en un arcón, los muebles de la habitación, la cómoda, sillas, una mesa, los utensilios de cocina y el yugo. Se transportaba en un carro adornado con campanillas ya que se consideraba que cuanto más ruido hiciera seria mejor. Este rito tenía lugar el día de bota-gaba, esto es, el sábado por la noche del día en que se leía la segunda proclama. En opinión de algunos esta costumbre desapareció a principios de siglo, pero hacia los años veinte tuvo lugar un traslado de este tipo en el que además de otros bártulos se llevaron dos habitaciones completas.
En Zeanuri (B) una vez celebrada la ceremonia en la iglesia, y no necesariamente el mismo día, tenía lugar el traslado solemne y festivo del arreo de la esposa a la casa del marido. En esta comitiva tomaban parte parientes y amigos del novio y de la novia, se tocaban instrumentos músicos, dultzaina, txistua, y se lanzaban cohetes, bolanderak. El ajuar de la esposa se portaba ostentosamente en carros, burdiak, y era recibido con solemnidad en la casa del esposo por los familiares de éste.
En Lekunberri (N) recuerdan que en la década de los años veinte se llevaban las ropas de la novia al nuevo domicilio en un carro. El arreo, arreoa, consistía fundamentalmente en tejidos como ehun barakoa o pieza de tela de hilo utilizada para confeccionar sábanas, camisas largas o camisones. En el caso de que la novia cambiara de pueblo para ir a su nuevo hogar, era transportado en unas arcas de madera, kutxak, debidamente adornadas. Se llevaban en un carro con bueyes engalanados que solían ser guiados generalmente por un hermano de la contrayente. Así se acarreaba incluso el gabinete que formaba parte del arreo, además de pucheros, eltzeek, toallas y demás enseres para el nuevo hogar.
En Goizueta (N) la costumbre de trasladar el arreo en carro se perdió hace mucho tiempo, pero todos los informantes tienen noticia de ello. A principios de siglo se hacía en los caseríos pero no en las casas de la calle, esto es, en la zona urbana de la localidad. El carro se limpiaba a fondo y en caso de que se pudiera se pintaba. Las vacas se adornaban con nuevos frontales, kopetak, y cencerros, faleak, limpios. Tanto a los animales como al carro se les colocaba el mayor número posible de campanillas, una de ellas dispuesta en lo más alto del mismo. Lo conducía un hermano de la novia.
En Uharte-Hiri (BN) uno o dos días antes de la ceremonia religiosa y la inscripción en el registro de la alcaldía tenía lugar el rito conocido como etxe-sartzia. El arreo del cónyuge que cambiaba de domicilio, generalmente la mujer, se transportaba en dos carros desde la casa de ella a la del heredero o a donde los nuevos esposos fueran a residir. Los carros que transportaban el mobiliario para la habitación matrimonial, la ropa y también los aperos de labranza eran arrastrados por dos parejas de vacas adornadas con campanillas, zintzak, y conducidos por un hermano de la novia. Detrás iban las amigas o las parientes que no habían sido invitadas al banquete el día de la boda portando numerosos presentes, que podían ser objetos propios de regalo o vituallas. Otras personas conducían dos carneros, ahariak, y llevaban las colleras y los recipientes que habían sido regalados por el padrino y los tíos de la novia. Otro cortejo formado por los amigos, vecinos y familiares del novio que no habían sido invitados al banquete de la boda se dirigía asimismo hacia la casa; ellos también portaban regalos, generalmente botellas de licor. El padrino y los tíos del novio les acompañaban llevando carneros como ofrenda. Los miembros que componían los dos cortejos eran agasajados ese mismo día con un gran banquete en la casa del novio heredero, pero los novios no asistían al mismo<[2]. En francés "jour de présents".
En Zunharreta (Z) la joven era conducida en una carreta con su ropa blanca, los utensilios de cocina, los muebles y las herramientas. Esta ceremonia se llevaba a cabo el "día de los regalos", esto es, el día reservado a los regalos. El arreo era expuesto a la vista de todos pero sobre todo de la familia.
En Durango (B) los informantes mayores recuerdan que en su juventud el arreo de la novia se transportaba en carro de bueyes por las calles de la Villa hasta la casa donde tendrían los casados su nuevo domicilio. En Oñati (G) sólo se sabe de oídas que antiguamente se llevaba carro pero las encuestadas no lo han conocido. En Elgoibar (G) se preparaba cuando los novios regresaban de su viaje.