Casamiento de viudos y viejos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Antaño las personas que quedaban viudas, tanto hombres como mujeres, distanciaban prudencialmente unas segundas nupcias dado que no estaba bien visto que se casaran de nuevo antes de pasado, por lo menos, un año.

En el País Vasco continental se decía que las viudas no debían casarse hasta que el cirio que se encendía en la sepultura familiar por la muerte de su marido quedara consumido; éste se encendía durante trece meses[1]. La encuesta del Ateneo de comienzos de siglo dice que en Azpeitia (G) no se celebraban segundas nupcias hasta transcurrido por lo menos un año de viudez[2].

El casamiento de viudos así como el de personas entradas en años, era objeto de burlas, canciones picarescas y cencerradas. Con tales manifestaciones promovidas principalmente por los jóvenes, éstos mostraban su desagrado y censuraban un matrimonio que se realizaba fuera de la edad normal de casarse. Para evitar estas censuras públicas estos casamientos se celebraban en horas muy tempranas, manteniendo en secreto el lugar y la hora de la ceremonia.

En Gatzaga (G) en estos casos los novios procuraban "hacer los papeles" en secreto, pedir dispensa de amonestaciones y celebrar la ceremonia con todo sigilo y muy de mañana en la ermita de San Martin[3].

La hora temprana de estos casamientos —de cuatro a seis de la madrugada— se ha señalado en las localidades de Mendiola, Salvatierra (A); Abadiano, Bermeo, Lemoiz, Muskiz, Urduliz, Zeanuri (B); Donoztiri, Izpura (BN); Arrasate, Elgoibar, Gatzaga, Zerain (G); Sara (L); Goizueta, Sangüesa (N). Los informantes de Apodaca (A), Urduliz (B) y Goizueta (N) señalan que algunos de estos casamientos se celebraban también al anochecher; en Mezkiriz (N) añaden que después del rosario, artsean, arrosario onduan[4].

Otro medio de evitar las burlas era marcharse del pueblo a casarse en otro lugar. En Artajona, Lezaun y Viana (N) quienes podían permitírselo, se casaban en otra localidad y a horas desacostumbradas para que el acto pasara más desapercibido. En Bermeo (B) era costumbre extendida ir, en estos casos, a casarse al Santuario de Begoña, en Bilbao. Si se casaban en el pueblo lo hacían a hora muy temprana, a las cuatro o cinco de la madrugada. En esta misma localidad las "solteronas" del casco urbano solían ir a casarse a la iglesia rural de Alboniga. En Arraioz[5] e Izurdiaga (N) marchaban de viaje inmediatamente después de casarse con lo que evitaban soportar la cencerrada.

A la celebración de estos matrimonios asistían muy pocos invitados y en la mayoría de los casos no se celebraba banquete, tal como se constata en Amézaga de Zuya, Ribera Alta (A); Lezaun (N); Donoztiri (BN).

En Zerain (G) los contrayentes acudían a la iglesia acompañados únicamente de dos testigos y algún familiar. Después de la ceremonia el pequeño grupo desayunaba en una taberna. En Moreda (A), Elosua y Getaria(G) señalan que los casados celebraban una comida a la que asistían únicamente las dos familias.


 
  1. Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in AEF, XI (1931) p. 20.
  2. EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona) IIDk.
  3. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 157.
  4. Perpetua SARAGUETA. “Mezkirizko etxe-barnea” in AEF, XXXI (1982-1983) p. 46.
  5. Vidal PEREZ DE VILLARREAL. “Arráyoz, un lugar del Baztán. Estudio etnográfico” in CEEN, XXII (1990) p. 300.