Regalos de cumpleaños
En un buen número de localidades encuestadas no ha sido costumbre hacer ningún tipo de obsequio hasta los años 60-70 (Artziniega, Bernedo, Moreda, Pipaón, Ribera Alta-A; Gorozika, Orozko, Urduliz-B; Arrasate, Hondarribia, Telleriarte-G; Allo, Aoiz, Garde, Goizueta, Izal, Izurdiaga, Lezaun, San Martín de Unx-N). La razón de la ausencia de regalos estribaba en que no era habitual celebrar el cumpleaños y en que se disponía de poco dinero.
En Artziniega (A), si bien no era habitual que se hicieran regalos, algunas niñas tenían la costumbre de mandar una tarjeta de felicitación por debajo de la puerta. También en Moreda (A) se enviaban tarjetas de felicitación con imágenes del niño Jesús o similares. En Garde (A) empezaron a mandar este tipo de tarjetas a partir de los años sesenta.
En algunas localidades hay constancia de que en tiempos pasados se agasajaba a los niños con pequeños regalos, en un principio alimentos y con el tiempo ropa, calzado e incluso algo de dinero. Normalmente los encargados de hacerlos eran los padres y padrinos.
A principios de siglo los regalos más habituales con los que se obsequiaba a los niños eran frutas y frutos secos. En Apodaca (A) los padres daban a sus hijos nueces, cacahuetes y algunos caramelos que a su vez el niño distribuía entre sus amigos en la escuela. En Treviño (A) recibían nueces o avellanas, en Abadiano (B) dulces, golosinas, higos secos, pikopasak, o avellanas, y en Obanos (N) castañas.
En algunas poblaciones también fue costumbre en tiempos pasados que los padrinos regalasen un pan especial a sus ahijados. En Elosua (G) a menudo la madrina obsequiaba al ahijado con karapaio, torta triangular con huevos. En Gamboa (A) a veces le regalaba un rosco con huevo y chorizo. En Lemoiz (B) el padrino, aitxeordeko, le llevaba un pan redondo con huevo, ope, y dinero, y la madrina ropa.
En algunas de las siguientes descripciones se apreciará la importancia que han tenido los padrinos de bautizo en la celebración del aniversario de sus ahijados.
En Lemoiz (B) era costumbre que los vecinos más próximos, auzo, regalasen frutas como peras, manzanas, nueces y algún dinero. Los abuelos solían hacer obsequios en especie o en metálico. El dinero recolectado ese día lo administraba la madre destinándolo a la compra de alguna prenda de vestir. Así era habitual estrenar alguna ropa en esta ocasión por este motivo, siendo objeto de comentarios por parte de los amigos. Los mayores recibían menos regalos. Esto mismo sucedía en Busturia (B) donde los principales destinatarios eran los niños y a medida que iban creciendo los presentes disminuían.
En Markina (B) siempre se hacía algún regalito en la medida de las posibilidades de cada uno, consistente a menudo en una peseta de plata, zidarrezko pezetie.
En Sangüesa (N) cuando el niño era más crecidito se le daba un regalo especial, como si fuera un día de fiesta, consistente en una perra gorda o diez céntimos.
En Amézaga de Zuya (A) en ocasiones la madrina le llevaba algo de utilidad, como ropa, zapatos o sandalias. Esto mismo sucedía también en Bermeo (B), aunque no fue común hasta los años sesenta. Como había poco dinero agasajaban al niño con cosas útiles o de mucha necesidad. En Zeanuri (B) en décadas pasadas los padres aprovechaban la ilusión del cumpleaños para comprarle alguna prenda de vestir. En Liginaga (Z) se le agasajaba con bombones; el padrino regalaba a su ahijado boina y pantalón y la madrina lo restante del vestuario. También en Uharte-Hiri (BN) eran los padrinos los encargados de obsequiar al niño con algo de ropa o una pieza de tela. En Artajona (N) antiguamente nadie llevaba presentes excepto la madrina.
En Valdegovía (A) dependiendo de la economía familiar se hacían o no obsequios; muchas veces eran fabricados por las mismas personas que los regalaban, tal es el caso de la ropa y de los juguetes de madera.
En Gamboa (A) si tenían dinero suficiente y se podían permitir el exceso solían ofrecerle una pelota o una navaja. En Mendiola (A) los obsequios más comunes que se recibían el día del primer aniversario solían ser ropa, muñecos de trapo, sonajeros y otros juguetes de este tipo. A medida que pasaban los años y el niño crecía los regalos más comunes pasaban a ser juguetes de todo tipo, ropa, golosinas, material escolar, dinero y más modernamente material musical y deportivo. Los padres y padrinos eran los que hacían los regalos más costosos, las ropas más caras o la mayor cantidad de dinero.
En Berastegi, Bidegoian, Elgoibar y Getaria (G), dependiendo de las posibilidades económicas de la familia, los pequeños recibían canicas, pelotas, muñecas y juguetes de poco importe.
Hoy en día los regalos son algo habitual. Todos los invitados que acuden a la fiesta de cumpleaños llevan un regalo para el niño agasajado. Los padres, hermanos y amigos le obsequian con juguetes, juegos educativos y cosas no tan útiles y necesarias como las que se regalaban antes (Amézaga de Zuya-A). En Moreda (A) se acostumbra regalar muñecos, rompecabezas, juguetes de carácter instructivo, cuentos y tebeos; ropa sólo los familiares más cercanos.
Se ha extendido la costumbre de que el niño que cumple años lleve caramelos a la escuela para repartirlos entre los compañeros. Estos al finalizar la clase lo felicitan y allí hacen una pequeña celebración (Abadiano, Urduliz-B; Bidegoian-G; Sangüesa, Viana-N).