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Aprovechamiento

1586 bytes añadidos, 12:32 28 jun 2018
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Al hecho de pastar el ganado se le denomina en el Valle de Carranza (B) con el verbo común castellano de pacer, de ahí que a la cantidad de hierba que produce un prado para ser pacida se le conozca como ''pación''. Vender o arrendar las ''paciones ''ha sido una costumbre consistente en alquilarlas, por lo general a un pastor y durante el período invernal, para que aproveche el pasto producido por un prado o una ''finca ''durante un tiempo establecido a cambio de una compensación económica o en especie.
[[File:FIGURA8.168 Aprovechamiento del pasto. Carranza (B) 1977.jpg|frame|Aprovechamiento del pasto. Carranza (B), 1977. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
Las hierbas frescas que crecen en un prado después de haber sido segado recibían antaño el nombre de ''brenas ''y en su conjunto el de ''retoño''. El ''retoño ''puede ser pacido o segado para su aprovechamiento.
Excepcionalmente se podía adelantar el final de los mismos si venían primaveras calurosas en que la hierba crecía mucho y acompañaba el sol para secarla. Cuenta un informante que en su casa hubo años de terminar por san Pedro, aunque era una situación poco común, debido a las condiciones climáticas favorables antes citadas, a que era una familia extensa con mano de obra suficiente y a que de ese modo quedaban liberados para ''ajustar ''la recogida de hierba a algún que otro vecino, es decir, le recogían la hierba a cambio de un dinero establecido de antemano. No se trataba de labradores como ellos, sino de propietarios de fincas notables que no dedicándose al campo recogían hierba para alimentar el ganado que poseían y que les cuidaban criados a sueldo.
[[File:FIGURA8.169 Acarreando hierba verde. Carranza (B) 1977.jpg|frame|Acarreando hierba verde. Carranza (B), 1977. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En Lanestosa (B) la hierba para seco, que en invierno constituía el principal alimento del ganado, se recogía entre finales de junio y principios de agosto. En tiempos recientes, con la mecanización agrícola, la labor de siega y recogida es menos dura y de más corta duración.
Antiguamente se segaba con ''dallos'', entendidos como tales las guadañas de hoja ancha, ya que no se conocían las ''dallas'', que son las que la presentan más estrecha y ligera. Recuerda un informante que las marcas que las comercializaban eran el ''Toro ''y la ''Bellota ''y no ofrecían dallas. Estas llegaron al importar una marca extranjera, las ''Tres Liras'', de origen suizo. Además de su ligereza presentaban la ventaja de que “la ''picadura ''duraba el doble”, es decir, segaban durante mucho más tiempo antes de tener que volverlas a ''picar''. Este tipo de dallas se acabó generalizando. Hoy en día los dallos ya no se ven salvo que los viejos segadores asistan por televisión a una prueba de ''segalaris'', pero su nombre ha servido para designar a las antiguas dallas, no usándose ya el femenino.
[[File:FIGURA8.170 Belarra ebakitzen. Zeanuri (B) 1978.jpg|frame|Belarra ebakitzen. Zeanuri (B), 1978. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
El día de la siega se acudía al prado de madrugada, a las cuatro o cinco, para poder realizar este duro trabajo con ''la fresca ''ya que para media mañana el sol calentaba tanto que convertía en excesivamente penosa esta labor.
Podía ocurrir que en el grupo de segadores hubiese una persona más débil por razón de su constitución física, por ser mayor o por tratarse de una mujer. Estas personas no segaban un lombillo como los otros ya que no podían hacerlo al ritmo exigente que suponía segar unos tras otros, así que se ocupaban de la tarea conocida como “sacar el lombillo” o “hacer las orillas”. Consistía en segar en el margen del prado y dejar preparado el arranque de un nuevo lombillo para que el segador que terminaba el suyo, cuando regresaba al punto de partida, pudiese iniciar otro sin dilación.
[[File:FIGURA8.171 Segadores. Carranza (B) años 1940.jpg|frame|Segadores. Carranza (B), años 1940. Fuente: Díaz, Miguel Sabino. Karrantza. Visión gráfica 1880-1980. Tomo I. Karrantza: 2008, p. 51.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
Si el prado a segar era grande y el número de trabajadores reducido se podía segar en ''duchas'', esto es, en franjas, de tal modo que cada lombillo no abarcase de un margen al otro del terreno sino solo una parte del mismo, ya que hacer hileras muy largas resultaba agotador.
Si solo era necesario darle dos vueltas porque el sol acompañaba, la hierba se recogía al día siguiente de ser segada. Como se ha indicado antes la siega se realizaba temprano, después se esparcía y tras la comida se le daba vuelta. Al otro día se le volvía a dar vuelta a media mañana y por la tarde se recogía.
[[File:FIGURA8.172 Volteando la hierba. Berastegi (G) 1978.jpg|frame|Volteando la hierba. Berastegi (G), 1978. Fuente: Iñaki Linazasoro, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En tiempos pasados fue habitual no dejar la hierba extendida en el prado, o ''tendida ''que se le decía, cuando llegaba la noche, sino realizar una nueva tarea llamada ''hacer pilucos''. Este trabajo se ejecutaba con la ''rastrilla ''y consistía en hacer pequeñas pilas de hierba reuniendo la que una persona pudiese recoger a su alrededor con la ''rastrilla ''sin mover los pies. Los ''pilucos ''o ''pilos ''debían hacerse por la tarde cuando ya empezaba a “bajar el sol”, a declinar, pero antes de que se ocultase para así evitar que cayese rocío habiendo todavía hierba extendida.
La primera labor consistía en reunir la hierba en uno o varios puntos bien para hacer ''cinas ''o almiares, si amenazaba lluvia o no había posibilidad de transportarla ese día, o para cargarla en el carro de bueyes a fin de llevarla a casa. Este trabajo se denominaba ''atropar la hierba''.
[[File:FIGURA8.173 Cargando hierba seca. Berastegi (G) 1979.jpg|frame|Cargando hierba seca. Berastegi (G), 1979. Fuente: Iñaki Linazasoro, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
La celeridad que debía imprimirse al mismo dependía de varios factores: De si había gente suficiente para el trabajo; de la superficie de terreno que tuviesen que recoger y la cantidad de hierba que hubiese en él, y sobre todo de si amenazaba tormenta o no. Si se disponía de ''fuerza ''suficiente y la tarde se presentaba soleada, los participantes podían llevar a cabo este trabajo de un modo más desahogado. El mayor problema se planteaba si se “veía venir el trueno”, esto es, si comenzaban a formarse nubes de tormenta, entonces había que trabajar con rapidez a fin de evitar que se mojase.
Con esta técnica se facilitaba notablemente el trabajo. La parte más laboriosa consistía en ir disponiendo la hierba de modo que al hacer girar el rodo que se iba formando diese lugar a un cilindro. Después se hacía rodar ladera abajo. Si la pendiente era acusada lo hacía solo, de lo contrario había que empujarlo desde arriba procurando que no se desbaratase. Como contrapartida, una vez el rodo llegaba a la parte baja del prado, donde se iba a cargar la hierba que contenía en el carro, surgía el problema de soltar la hierba que se había entrelazado al girar el cilindro. A horquilla solía ser difícil, así que se empleaba la ''picona ''que por la disposición curva de sus ''gangas ''o púas permitía clavarla en la hierba del rodo y tirar de ella con fuerza. Si la hierba estaba muy seca se soltaba más fácil, pero si no lo estaba suficientemente era muy costoso hacerlo.
[[File:FIGURA8.174 Belarretan. Berastegi (G) 1976.jpg|frame|Belarretan. Berastegi (G), 1976. Fuente: Iñaki Linazasoro, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
Además de la inclinación también influía que el terreno estuviese ''bien tirao'', es decir, que su superficie fuese uniforme, o por el contrario que tuviese hondonadas u ''hoyadas ''y lomos o ''cuetos''. Esto determinaba la dirección en la que se debía desplazar la hierba, ya que era necesario reunirla en lugares donde se pudiese cargar el carro de bueyes sin correr el riesgo de que después, para salir del prado, se diese vuelta a causa de la inclinación.
No se podía cargar un carro solo con la rabera a pesar de que colocar y cargar la delantera resultaba más complicado. La razón era que del primer modo quedaba cargado muy ''trasero ''y si se tenía que ascender una cuesta el carro se ''pingaba, ''lo que dificultaba enormemente el avance de los bueyes.
[[File:FIGURA8.175 Arrastrando hierba seca con la narra. Carranza (B) 1977.jpg|frame|Arrastrando hierba seca con la narra. Carranza (B), 1977. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
A la cantidad de hierba que se cargaba en el carro, si era grande, se le llamaba ''carretada''; si era normal se empleaba la voz común de ''viaje'': “viaje de yerba seco”.
Una vez cargado el carro se llevaba hasta la casa. Si había que regresar al prado con la pareja a por más, se descargaba el ''viaje ''en el portal con la ayuda de la ''picona''. Más tarde esa hierba junto con la que se siguiese trayendo del prado se debía subir al ''sobrao ''o camarote, que era donde se almacenaba para el invierno. Dado que las carreteras y ''cañaos ''no siempre tenían buen firme, antes de iniciar los trabajos de recolección de la hierba los vecinos de cada barrio acudían ''a concejo ''y determinaban “salir un día a caminos” para reparar los desperfectos que durante el invierno el agua hubiese ocasionado en los mismos. De esto modo garantizaban que los carros cargados de hierba, dado el volumen que alcanzaban, no se diesen vuelta en el trayecto de regreso a casa.
[[File:FIGURA8.176 Recogiendo hierba. Gaintza (G) 1963.jpg|frame|Recogiendo hierba. Gaintza (G), 1963. Fuente: Gure Gipuzkoa: fondo Jesús Elosegui.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
=== Almacenamiento ===
También se hacían almiares de hierba seca, ''bedar-metak''. El método era el siguiente: se excavaba un agujero y en él se introducía de pie un tronco, limpio de ramas, de un árbol no muy grueso, y se sujetaba con piedras alrededor. Se hacía también una base con leñas para que la humedad no perjudicara a la hierba. Sobre ella se iba levantando el almiar, apilando la hierba bien apretada hasta la cima. A continuación se cubría con unos largos alambres que tenían colgadas piedras para que con el peso oprimieran bien la hierba y la lluvia corriera sin perjudicar al almiar. A partir de la aparición del plástico, se cubría con este material.
[[File:FIGURA8.177 Belar-metak. Gipuzkoa 2014.jpg|frame|Belar-metak. Gipuzkoa, 2014. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En Amorebieta (B) en verano se cortaba la hierba, se henificaba y se guardaba en almiares o en el pajar. Los almiares se hacían en el mismo prado o cerca del caserío. Se ponía una base de ramas de árbol gruesas, encima tres o cuatro tablas de madera vieja y sobre ellas se depositaba la hierba seca formando un cono, recogida alrededor de un poste de madera que hacía de eje en el centro. Se pisaba para que cupiese la mayor cantidad posible de hierba, y una vez dada la forma se cubría la parte superior con algún plástico o saco a fin de defenderla de la lluvia y así evitar que se pudriese.
En otoño era costumbre colocar en la parte superior del almiar de hierba una caperuza, ''zorroa'', de paja de trigo atada alrededor del poste: servía para mantener la hierba al abrigo de las lluvias.
[[File:FIGURA8.178 Almiar. Santa Grazi (Z) 1975.jpg|frame|Almiar. Santa Grazi (Z), 1975. Fuente: La Salleko Euskal Idazleen Elkartea. Euskal Herria, I, colección de diapositivas. Bilbao: 1985, p. 259.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
Cuando se disponía de sitio adecuado en casa, se transportaba a ella el heno y se depositaba en un desván metiéndolo por la trampa, ventana grande del desván, elemento reciente, de los años 1940, en la arquitectura rural, consecuencia de la estabulación del ganado. El transporte se hacía en carros o a hombros. En este último caso se utilizaban ''kakola ''y ''bazkasaiala''.
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