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Causas de la prolongacion de la agonia

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En Sara (L) también era creencia generalizada que las personas que tenían fama de ser brujas tardaban en morir o tenían una agonía muy larga puesto que previamente tenían que dejar su herencia, esto es sus poderes, a alguien que se prestase a recibirlos. Cuentan que una bruja, estando en agonía, decía: ''«Ekatzu esku» ''(déme la mano), pero ninguno accedía a tal petición hasta que, por fin, uno de los presentes le alargó el mango de la escoba, ''itsasgiderra, ''al que la bruja transmitió sus poderes y así pudo morir.
Algo similar se recogió en la población navarra de Zugarramurdi, próxima a la anterior localidad. Si la persona que estaba en agonía se hallaba embrujada había que alargarle el mango de la escoba a fin de que lo asiera con la mano; entonces dejaba en él su herencia, esto es su cualidad de brujo, y luego moría. Pero si alguien le ofrecía su mano quedaba embrujado. Así ocurrió, según cuenta una informante, en una casa del barrio Alkerdi de Urdax hacia el año 1892. Una mujer, que se dedicaba al curanderismo y a las prácticas adivinatorias, cayó enferma y permaneció en estado agónico durante mucho tiempo hasta que uno le puso en la mano el mango de una escoba, con lo que murió muy pronto<ref>José Miguel de BARANDIARAN. "De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones" in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 329.</ref>.
En San Román de Campezo (A) se cuenta cómo una bruja al morir le pidió a su hija que le diese la mano, a lo que ésta contestó: «¿La mano?..., ¡la escoba le daré!». Así le respondió porque si le daba la mano al morir le transmitía el poder, convirtiéndola en bruja.
En Obécuri (A) se dice que hoy en día no hay brujas ya que el poder para serlo se transmite al darles la mano y como nadie quiere prestarse a ello van desapareciendo.
En Oiartzun (G) cuando por ser brujo el moribundo, sucedía que se prolongaba la agonía y no podía morir se creía que para que esto sucediese alguno de los circunstantes debía hacerse cargo de la herencia del agonizante. La persona a quien se traspasaba la herencia, para evitar que por aquel acto quedase convertida en bruja para toda la vida, empleaba fórmulas como ésta: ''«Lastobala au erre arte, nik artuko'izut» ''(Yo te la tomaré mientras arde este manojo de paja). O esta otra: ''«011asku oni legua biurtu arte nik artuko izut» ''(Yo te la tomaré hasta que se le retuerza el cuello a este pollo). Así decían que tuvieron que hacer con una pordiosera manca a quien conocían con el nombre de ''Bexamotxa, ''de la que se decía que era bruja y que había perdido una de las manos a consecuencia de un golpe de guadaña que le dio un hombre, a quien se le apareció una noche en forma de gato. Murió en Rentería, después de una agonía lenta, según dicen<ref></ref>AEF, III (1923) ppSegún recogió J76-77. Thalamas, una bruja no podía morir hasta que comunicase su poder a otra persona, lo que conseguía por fascinación. Para evitarlo, quien se tropezase con una bruja por el camino debía gritar «Puyes!» a la vez que metiendo el dedo pulgar entre otros dos dedos formaba una higa, o también cogiendo un pañuelo por una punta y con el puño cerrado formaba una especie de oreja de conejo<ref></ref>.  
Según recogió J. Thalamas, una bruja no podía morir hasta que comunicase su poder a otra persona, lo que conseguía por fascinación. Para evitarlo, quien se tropezase con una bruja por el camino debía gritar «Puyes!» a la vez que metiendo el dedo pulgar entre otros dos dedos formaba una higa, o también cogiendo un pañuelo por una punta y con el puño cerrado formaba una especie de oreja de conejo<ref>Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in AEF, XI (1931) p. 21.</ref>.
Además de ser causantes de prolongadas agonías, en algunas localidades se creía que la posesión de los genios causaba la condenación de su dueño.
Se aseguraba en Orozko (B) que las personas que tenían ''familiarrak ''o ''mamarroak, ''enemiguillos, iban al infierno. Se decía que los mismos se adquieren en la ermita o iglesia de ''Santiespiritu[[#ftn32|[32]]]ó ''&nbsp;<ref>Se pregunta Barandiarán si esta ermita no será la del Santo Espíritu, situada en la montaña de la Rhune, donde las brujas celebraban su ''ahelarre, ''según Pierre de Lancre. Vide AEF, III (1923) p. 6. (Nota a pie de página).</ref> en Francia. Se podían revender, pero había de ser a precio más alto que en el que fueron comprados. Esta diferencia debía ser por lo menos de un maravedí. También podían ser donados. Así una vieja los donó a una cabra y ésta saltó al instante por la ventana de la cuadra donde se hallaba y huyó velozmente por los campos. Otra los donó al cedazo que se usa para cerner la harina de la artesa, ''aizpiriko baiari, ''y al instante el cedazo, rompiendo el techo de la casa, se escapó por los aires[[#ftn33|[33]]] &nbsp;<ref>AEF, III (1923) pp. 6-7</ref>.
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