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Causas prodigiosas de la muerte

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«En la apreciación común de los vascos actuales las causas que producen enfermedades son naturales. Pero existen todavía en algunos pueblos creencias residuales en otras causas como son ''birao ''(maldición), ''begizko ''(aojo) ''y adur ''(fuerza mágica) que movilizan a ''Erioa ''que da muerte a quien está herido por aquéllas»<ref>BARANDIARAN, ''Diccionario ilustrado de mitología vasca, ''op. cit., p. 80.</ref>.
En Sara (L), cuando un perro daba largos aullidos se decía: «''Erina «Erina urbil da''» da» (''ErioErío '' se halla cerca). Se creía que en esos momentos el perro veía el espíritu de la muerte. En esta misma localidad también era frecuente decir: «''Erioa«Erioa, animaen bilaria''» bilaria» (''Erío, '', buscador de almas). Del anciano achacoso que mostraba deseos de salir de su casa y pasar días en otra, se decía que buscaba a ''Erio ''o que se hallaba en peligro de morir<ref>Idem, «Bosquejo etnográfico de Sara (VI) », cit., p. 114.</ref>morir98. En Iholdi (BN) cuando un perro aullaba prolongadamente se consideraba también que ''99 ''anunciaba la cercanía de ''Erio&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; . ''<ref>Idem, «Para un estudio de Iholdy... », cit., p. 108.</ref>.
En Zugarramurdi (N), cuando los perros aullaban tristemente se decía ''«Herioa ikusten du» ''(Ve la agonía) o al personaje que causa la muerte de las personas. Al oír a los perros aullar así, uno se descalzaba y colocaba en el suelo cruzados uno con otro ambos zapatos, alpargatas, sandalias o albarcas; así se lograba que los perros callasen. Se decía que no era Dios quien enviaba la muerte sino ''Helio, ''esto es el sujeto que venía a buscar a uno para llevarle de esta vida. Por esta razón resultaba corriente el dicho ''Helio bilaria da ''(Helio es el buscador). Se creía que era ''Helio ''quien hablaba por boca de aquellos enfermos que poco antes de morir pedían ropas para el viaje. ''Helio ''es también el nombre con el que se designa el estado en el que se halla el agonizante, perdidos los sentidos y en los últimos momentos de su vida; en tal caso se dice: ''«Henioan da» ''(Está en la agonía)<ref>Idem, «De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones», cit., pp. 59-105.</ref>.
Caro Baroja, tras mencionar que la muerte se personifica en algunos pueblos de Bizkaia mediante el nombre de ''Balbea, ''dice que en la parte sur de Navarra y en zonas no vascoparlantes parece que también ha sido concebida la muerte de modo particular, en figura de picaza negrísima o gallo desplumado<ref>Julio CARO BAROJA. ''Los vascos. ''Madrid, 1971, p. 252.</ref>.
En Sara Zugarramurdi (LN) , cuando los perros aullaban tristemente se atribuían al decía ''aireko «Herioa ikusten du» ''(Ve la agonía) o al personaje que causa la muerte de las personas. Al oír a los perros aullar así, uno se descalzaba y colocaba en el suelo cruzados uno con otro ambos zapatos, alpargatas, sandalias o albarcas; así se lograba que los perros callasen. Se decía que no era Dios quien enviaba la muerte sino ''aireko Helio, ''ciertas enfermedades esto es el sujeto que nadie conocía ni curabavenía a buscar a uno para llevarle de esta vida. Así se decía de quien las padecía: Por esta razón resultaba corriente el dicho ''«Airetikako zerbeit izain du» Helio bilaria da ''(Tendrá algo Helio es el buscador). Se creía que era ''Helio ''quien hablaba por boca de aquellos enfermos que proviene poco antes de morir pedían ropas para el viaje. ''aireko). Helio ''Su remedio solía ser la bendición del cura y si ésta no es también el nombre con el que se designa el estado en el que se le daba, halla el enfermo -persona o animal- moría irremisiblemente<ref>BARANDIARANagonizante, «Bosquejo etnográfico perdidos los sentidos y en los últimos momentos de Sara su vida; en tal caso se dice: ''«Henioan da» ''(VIEstá en la agonía)» cit., p. 116.</ref>. l00
''Aidea, aidekoa, aidetikakoaCaro Baroja, ''es el numen o fuerza sobrenatural tras mencionar que ayuda o entorpece, según los casos, las acciones humanas. El mundo y la muerte se personifica en algunos pueblos de Bizkaia mediante el hombre presentan dos aspectos: uno es ''berezkoa, ''«lo que es nombre de por sí», «natural»; el otro, ''aidekoaBalbea, ''«del aire», «sobrenatural», «místico». Para actuar en • el primero hay dice que emplear fuerzas y medios naturales; en el segundo, sólo valen la oración parte sur de Navarra y la magia. ''Aide ''es responsable de todas las enfermedades cuyas causas naturales en zonas no se conocen. El cólera vascoparlantes parece que se manifestó a mediados del siglo pasado fue traído por ''Aidea, ''que apareció en forma de una nubecilla baja según cuentan en Zerain y Zegama (G)<ref>Idem, ''Diccionario ilustrado de mitología vasca, ''op. cit., pp. 17-18.</ref>. también ha sido concebida la muerte
de modo particular, en figura de picaza negrísi-°1 ma o gallo desplumado'&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;  En Sara (L) se atribuían al ''aireko ''o ''aireko ''ciertas enfermedades que nadie conocía ni curaba. Así se decía de quien las padecía: ''«Airetikako zerbeit izain du» ''(Tendrá algo que proviene de ''aireko). ''Su remedio solía ser la bendición del cura  y si ésta no se le daba, el enfermo -persona o animal- moría irremisiblemente1°2.  ''Aidea, aidekoa, aidetikakoa, ''es el numen o fuer-   za sobrenatural que ayuda o entorpece, según los casos, las acciones humanas. El mundo y el hombre presentan dos aspectos: uno es ''berezkoa, ''«lo que es de por sí», «natural»; el otro, ''aidekoa, ''«del aire», «sobrenatural», «místico». Para actuar en • el primero hay que emplear fuerzas y medios naturales; en el segundo, sólo valen la oración y la magia. ''Aide ''es responsable de todas las enfermedades cuyas causas naturales no se conocen. El cólera que se manifestó a mediados del siglo pasado fue traído por ''Aidea, ''que apareció en forma de una nubecilla baja según cuentan en Zerain y Zegama (G) I03.  En Meñaka se creía que cuando una persona estaba agonizando solía hallarse en un rincón próximo a su cama un ser misterioso en forma de bulto negro como queriendo tragar el alma del moribundo, y que el cura que solía asistir en aquel trance luchaba contra él por medio de 104 oraciones y jaculatorias<ref>AEF, III (1923) p. 30. Véase también el capítulo ''Creencias sobre el destino del alma.''</ref>.&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;
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