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Cerramientos de muros de piedra. Itxiturak

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En Valderejo (A) los límites de las huertas y de los espacios dedicados a la agricultura ubicados en el monte estaban constituidos por muros de piedra o empalizadas. Hoy día estos muros se encuentran, en su mayoría, derruidos ya que casi todos los espacios dedicados a la horticultura han sido abandonados y los espacios incluidos en los bosques han sido invadidos por el arbolado. Las fincas están ubicadas fuera de los núcleos poblacionales. Se puede acceder a ellas por la carretera, caminos carretiles y de parcelaria. A los pastos y a los bosques se accede por caminos y senderos. Algunas fincas están situadas en las márgenes del río Purón, que atraviesa el centro del Valle, el arroyo Bergazales en la parte alta del Valle y el Ampo en el pueblo de Ribera, todas las demás fincas se encuentran lejos de los cursos de agua. Hasta los años 1970 hubo pequeños manantiales entre algunas fincas.
[[File:FIGURA8.png33 Cerramiento de muro de piedra. Carranza (B).jpg|center|RTENOTITLE_FIGURA600px|Cerramiento de muro de piedra. Carranza (B). Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Apellániz (A) las huertas situadas en terreno contiguo al edificio habitado se conocían precisamente con el nombre de ''cerrados''. Estaban rodeadas por completo con paredes formadas de piedras superpuestas, a canto vivo, siendo su grosor de entre 50 o 60 cm, y su altura, normalmente de un metro a metro y medio, si bien debido a la inclinación del terreno algunas alcanzaban los cuatro metros.
En San Martín de Unx (N) antiguamente solían cercarse de piedra algunas propiedades, tal como se ha conservado en la toponimia del pueblo, que se refiere constantemente a los ''cerrados ''y ''cerradicos''. Los corrales y las eras tenían sus ''lintes ''(lindes) de piedras, sirviendo además, en este último caso, para fijar la tierra y asegurar la llanura. Las tierras explotadas eran concéntricas respecto al núcleo de población, desde el que salían caminos radiales en todas las direcciones. Los caminos principales llevaban a los términos extensos, y a partir de ellos, unas sendas o ramales inferiores acercaban a las piezas de cultivo. La red viaria de aquella época era peor que la existente a finales de la década de 1970, que permitía ya el paso de maquinaria agrícola y de turismos. En cambio, algunos caminos, especialmente los que llevan a la Sierra, al haber emigrado gran cantidad de mano de obra agrícola a partir de los años 1960, se fueron abandonando progresivamente y han sido pasto del matorral.
En toda la Valdorba (N) hay parcelas con cerca, pequeñas y grandes, que llaman ''el cerrau ''y en la zona norte ''la cerrada''. A veces las paredes han desaparecido para hacer unión de campos o concentración de fincas. Antaño se cuidaba mucho su estado y los agricultores reparaban los deterioros después de la recolección<ref>José de CRUCHAGA, . ''La vida en el Valle de Orba'', op. cit.Pamplona: 1977, p. 125.</ref>.
En Viana (N) desde muy antiguo ha sido costumbre rodear de pared de piedra a seco algunas propiedades, especialmente los huertos cercanos a los riachuelos, en menos ocasiones algunas viñas. Los documentos oficiales los denominan ''cerrados'', “un cerrado de fulano de tal de tantas robadas”.
En Hondarribia (G) antiguamente, los cierres de los terrenos se hacían construyendo un murete de un metro de altura en la técnica de ''piedra seca''. Hacia los años 1950 empezó a usarse alambre de espino; los primeros alambres los tomaron de los militares del fuerte de Guadalupe. Los terrenos de cultivo y los frutales estaban cerca de la casa. A las masas arbóreas hoy convertidas en su mayoría en pinares se destinaban las peores tierras y las más alejadas de la casa, por ello más difíciles de vigilar.
[[File:8.33 34 Cerramiento con alambre de muro de piedraespino y malla. Carranza (B)2010.jpg|framecenter|600px|Cerramiento con alambre de muro de piedraespino y malla. Carranza (B), 2010. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En Telleriarte (G) las heredades y los herbazales han estado en su mayoría cercados, ''itxiturak'', con muretes, ''paretak''; con estacas, ''hesola-hesiak'', de castaño o de acacia; con alambradas, ''alanbra-hesiak'', de pinchos o de red; o con espinos, ''elorri arantza-hesiak''. Los arbustos de espino se ponían unos juntos a otros para que trenzaran una red, y periódicamente había que podarlos. La huerta, ''baratza'', se encuentra en una pequeña heredad próxima a la casa.
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