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Disposicion de manos y pies

39 bytes eliminados, 10:32 1 feb 2019
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En algunas poblaciones señalan que el juntar las manos del difunto se debe a un sentimiento religioso. En Laguardia (A) las manos del muerto se han juntado siempre como signo de recogimiento y de oración. En Ribera Alta (A) se le ponía una mano sobre la otra, en actitud piadosa. En Valdegovía (A) lo atribuyen a un sentimiento de recogimiento similar al que se realiza después de recibir la comunión, ya que parece que ésta es una forma mejor para presentarse ante Dios. En Murchante (N) dicen que la muerte se ha visto siempre de manera religiosa, y por eso tratan de colocar el cadáver en una postura de recogimiento como si estuviera en la iglesia. En Obanos (N) señalan que es la actitud de orar. En San Martín de Unx (N) se desea remarcar la expresión piadosa.
 
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Se constatan también otras razones de orden práctico. En Artziniega, Llodio (A), Izpura y Oragarre (BN) señalan que era importante el atarle al difunto las manos y los pies para que el cuerpo cupiera en el ataúd. En Berganzo (A) aducen que si el cuerpo se quedaba frío, al intentar doblarle los miembros, se le rompían los huesos. En Salcedo (A), Muskiz (B), Izal y Mélida (N) lo hacían porque ocupara el menor sitio posible y consecuentemente poder introducirlo en la caja sin dificultad. En Berastegi, Elgoibar, Getaria (G), Eugi, Murchante y Sangüesa (N) una de las razones aducidas para este comportamiento es la estética. En Abadiano (B) y Obanos (N) señalan que el enderezar el cuerpo, cruzarle las manos y juntarle los pies se efectuaba tanto por facilitar su introducción en el féretro como por motivos estéticos. En Salvatierra (A) no se le cruzaban las manos, se le dejaban los brazos estirados a ambos lados.
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