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El fuego nuevo de Pascua. Su berria

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En este rito de la liturgia de la Iglesia Católica tiene su origen la costumbre muy extendida en tiempos pasados de llevar este fuego bendecido a las casas para renovar con él el fuego del hogar.
Azkue recogió a principios del siglo XX la práctica de esta costumbre en numerosas comarcas y localidades del País Vasco: Arratia (B), Baztan, Larraun (N), Donibane Garazi (BN) y Zuberoa. La víspera de pascua de Resurrección se trae fuego nuevo bendecido del pórtico del templo a todas las casas. El fuego viejo lo lanzan por la ventana, y el nuevo entra por la puerta. La fórmula de Larraun y Baztan (N) es: ''Su zarra kanpora, berria barruna ''(el fuego viejo afuera, el nuevo adentro)<ref>Resurrección M.ª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid: 1935, pp. 259-260.</ref>.
En Oiartzun (G), según Lekuona, en el segundo decenio del siglo XX se observaba este rito de renovación del fuego, ''su berria'', durante esta festividad del Sábado Santo. Iban los chicos al pórtico con un buen trozo de yesca, ''kardakia'', encendiéndolo en el fuego nuevo que se hacía y bendecía dicho día temprano en la parroquia. Al golpe de un palo hacían saltar algunas chispas de la yesca encendida sobre el hogar de las casas, recibiendo por este servicio alguna propina.
También en la década de los cuarenta recogía esta costumbre de labios de una vecina de Zugarramurdi (N): por Sábado Santo, ''Bazkolarunbata'', sábado de Pascua, cada familia llevaba a su casa unos carbones de los que en tal día bendecía el cura en la iglesia parroquial. El que los llevaba, antes de entrar en casa, anunciaba su llegada a quienes se hallaban dentro, dando un grito. Entonces uno de casa tomaba un tizón encendido del hogar, ''itxingia'', y lo lanzaba por la ventana más allá de la línea de la gotera del techo, ''legorretik urrunago''. Seguidamente los carbones bendecidos eran introducidos en casa y depositados en el hogar<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in ''Homenaje a Odón de Apraiz''. Vitoria: 1981, p. 63.</ref>.
[[File:2.426 Ficha 990 cuaderno n.º 11 Archivo P. Donostia.JPG|framecenter|600px|Ficha 990, cuaderno n.º 11, Archivo P. Donostia. Fuente: Archivo P. Donostia.]]
En Antzuola (G), por Sábado Santo los muchachos, al repartir fuego bendecido, yendo de casa en casa, gritaban: ''Abe Maria sugarri, etxe onetan ze barri''? (Ave María, el [nuevo] combustible. ¿Qué novedad en esta casa?). Llevaban el fuego de manera original: en la punta de un asador fijaban un gran pedazo de yesca encendida y en los bolsillos muchos pedacitos de la misma materia. Dejaban dos de éstos, ya encendidos, en cada casa. Con el dinero que recogían hacían una merienda.
La práctica de llevar pedacitos de yesca encendida en el nuevo fuego bendecido el Sábado Santo se practicaba también según Azkue en Beizama (G), Urdazubi (N) y Zuberoa.<ref>Resurrección M.ª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid: 1935, pp. 258-260.</ref>
También en Luzaide/Valcarlos (N) se renovaba el fuego el Sábado Santo. Se llevaba a casa una brasa después de las funciones religiosas, ''su berria''; en casa, tomando las cenizas y brasas del fogón se arrojaban por la ventana, diciendo: ''Jauna oizu su zarra eta ekatzu berria ''(Señor, toma el fuego viejo y tráeme el nuevo). Es la misma fórmula que se utiliza cuando se arroja al fuego un diente caído, diciendo: ''Oizu zarra eta ekatzu berria ''(toma el viejo y dame uno nuevo).
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