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La alimentacion en Moreda (Alava)

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Restos de la Fuente del Camino Viejo de Viana se perciben en un huerto cercado con paredes de mampostería, ubicado junto al río de la Ren y en la parte trasera del Trujal Cooperativo de Aceite de Moreda. Todavía se conserva en dicha fuente su antiguo arco de medio punto labrado en piedra de sillería y gran parte de un antiguo paredón. Es muy probable que se trate de la fuente más antigua de Moreda. En el libro de cuentas del Ayuntamiento del año 1.572 se manda que dicha fuente se limpie y aderece por estar en malas condiciones. Y en un escrito posterior, del año 1.664 se dice: «La fuente que esta como sale a Viana esta mal dispuesta por estar abierta y que dentro del arco se coge el agua.., mando que se cierre el arco y que salga el agua por uno o dos caños y se haga un pilon en donde caiga el agua y este limpio el sitio a donde esta dicha fuente y encima de ella y de la puente se pongan varias piedras para que no suceda desgracia».
De la Fuente del Camino de Logroño hoy no quedan los más mínimos vestigios. Al igual que la fuente anterior se encontraba situada estrategicamente a la salida de uno de los dos caminos más importantes de Moreda. De esta forma, además de servir agua a los vecinos era utilizada por los caminantes y arrieros que de paso por Moreda hacían un alto en su camino. Esta fuente debió ser la más bonita de cuantas ha habido en Moreda. Fué hecha en el ano año 1.789 por el maestro cantero Diego Gutiérrez La Concha, quién cobró por fabricarla 1.050 reales de vellón. Dicha fuente tenía el suelo enlosado de piedra. Sobre éste se apoyaban dos pilastras que sostenían un arco con una losadura o peña de la que salía el agua a través de un caño. Encima del arco se hallaba una cornisa con su frontispicio con dos bolas y una cruz en medio. Junto a la fuente existía un paredón de piedra labrada a picón y un pequeño patio bien compuesto de losas. Debajo de las pilastras de la fuente se hallaban dos pilas en las que se recogía el agua. En el año 1.720 se pagaron 40 reales a Martín de Arbe, maestro de cantería y vecino de Oyón, por la bola que hizo nueva para el adorno de la fuente de la villa de Moreda ya que el año anterior fué rota por un vecino de Viana. A los vecinos de Moreda que no utilizaban debidamente la fuente se les castigaba: «Dos reales con los que se peno a la mujer de Miguel Diaz por haber lavado los pañales en la fuente y canilla de ella».
La Fuentilla Vieja o Fuente de la Hortezuela se encuentra en las cercanías de Moreda junto al término que llaman del Hortal. Muchos son los moredanos, aún presentes, que de niños recuerdan que acudían con sus botijos y cántaros a por agua a esta fuente. Hoy esta fuente se conserva en su totalidad, aunque la espesura de los matorrales y tierra caida en su interior y alrededores la mediotapan. Fue construida a nivel inferior al del suelo y sus paredes fueron bien compuestas de piedra formando un pequeño rectángulo. Su antigüedad es de principios del siglo XVIII. En el año 1.722 se gastó el Concejo de Moreda cinco reales y veinte maravedíes en comprar cinco azumbres de vino y un pan para dar de comer a los que compusieron la fuente de la Hortezuela. Para ir a esta fuente los vecinos pasaban por la finca de la familia de los Sáenz de Laguardia que poseían en el término del Trujal causando bastante daño, por lo que el Ayuntamiento indemnizaba a su propietario con un real de un celemín de trigo cada año. Todos los anos esta fuente, al igual que las anteriores, se limpiaba y si era preciso se arreglaba. Antaño para su conservación a las fuentes se les daba betún hecho con huevos y aceite.
Antiguamente, era tradición que las mujeres que habían ayudado a través del año a algún vecino en ciertos trabajos como llevar el agua a las casas (aguadoras), escobiar el trigo y cebada o barrer las eras en época de trilla, pidieran antes de la cena una colación por las casas de esos vecinos. De colación se les daba aceite, nueces, almendrucos y otros frutos.
Las comidas y cenas de los demás días festivos de navidad son semejantes a los ya descritos. La fiesta del Año Nuevo en Moreda se viene celebrando con gran solemnidad. Así, leemos en el Archivo Parroquial que el Concejo de la Villa se juntó en el ano año 1.689 gastando cinco reales y seis maravedíes en una cántara de vino que se bebieron todos los vecinos para celebrar el Año Nuevo. Asimismo, la fiesta de Reyes goza entre los más pequeños de una gran popularidad ya que sus majestades en la cabalgata arrojan entre el público caramelos y chucherías para los más pequeños.
Uno de los platos más típicos, populares y consumidos por los vecinos de Moreda durante la celebración de las fiestas de Navidad es el del cabrito o cordero asado en el horno. Principalmente, se ha comido más el cabrito; quizás por estar la crianza de este animal más arraigada en la vida familiar, ya que ha sido costumbre desde tiempos antiguos hasta la actualidad el que cada casa o familia criase para la misma por lo menos un par de cabras. De esta manera el Ayuntamiento acordó en el año 1.700 que todos los vecinos so pena de ser multados tuvieran para el día de San Miguel por lo menos un par de cabras de cría.
'''I.61, 62, 63, 64, 65. LA MATANZA DEL CERDO EN MOREDA'''
El consumo doméstico hasta hace muy pocos años era abastecido por la cría de animales caseros como gallinas, conejos y cerdos. También, los productos obtenidos de las cabras, especialmente los cabritos, poseían una gran importancia en la alimentación familiar. Pero no obstante, la crianza de un par de cerdos por familia y ano año constituía una de las bases alimenticias de la casa. En la actualidad, esta práctica ha desaparecido siendo muy pocas las familias que en sus casas crían cerdos para su propio abastecimiento de carne.
Antes, cada familia solía matar al año un par de cerdos, uno en el mes de diciembre y el otro en el mes de marzo. Todos los productos obtenidos de la matanza se los quedaba la familia.
Ha sido costumbre hasta hace bien pocos años que cada vecino de Moreda tuviese en su casa por lo menos un par de cabras de cría. Estas todas las mañanas salían a pastar al campo formando un rebaño «de villa» bajo el mando de un pastor pagado por todos los vecinos del pueblo. En la actualidad ya no existe rebaño de cabras en Moreda.
Estra tradición quizás arranque desde el ano año 1.700, año en que el concejo y ayuntamiento de Moreda acordaron y determinaron que todos los vecinos de la villa para el día de San Miguel deberían tener cada uno dos cabras de cría so pena de sanción si así no lo hacían.
Las cabras ofrecían a los moredanos dos productos: la leche y los cabritos. La leche era muy estimada. Así en el año 1.703 se castigó con doce reales a dos vecinos por entrar a ordeñar las cabras en un corral municipal.
'''La trasiega del vino'''
El vino de las cubas o depósitos de cemento se trasegaba dos o tres veces durante el ano año con la finalidad de ir quitándole impurezas y dejarlo lo más clarificado que se pudiera. La primera trasiega se hacía en el mes de enero, la segunda para la fiesta de candelas el 2 de febrero y la tercera unos meses después. Las trasiegas era obligación hacerlas en luna menguante ya que entonces las poses del vino se encontraban en el fondo de la cuba. Si se hacía con luna creciente las poses o heces del vino se encontraban revueltas.
Todos los años para candelas se pasa el vaso por las cubas y se prueba el vino para ver en que estado de clarificación se encuentra. Este proceso depende de la práctica y experiencia que tenga el bodeguero adquirida con los años.
El Ayuntamiento anualmente arrendaba a candela encendida al mejor postor esta tienda. A mediados del siglo XVIII el carnicero Pedro Ziudaude, residente y cortante en la villa pero natural que dijo ser de la villa de Roncesvalles del Reino de Navarra, fue el encargado de proveer y surtir de carnes a la villa de Moreda.
Sirva de curiosidad para las modernas amas de casa las variedades de carnes que en aquella época se vendían y los precios que tenían. Tomo como ejemplo el ano año de 1.748: La libra de cordero era vendida a seis cuartos y a lo mismo la de hígado y su menudo a diez cuartos y medio. La libra de carnero churro o terrunco se vendía a nueve cuartos y a lo mismo su hígado y su menudo a dos reales. La libra de buey o vaca terruncos costaba a seis cuartos. Y la libra de cebón valía a siete cuartos.
La provisión de todas las referidas carnes debía ser de toda bondad, calidad y comestibles. El hígado de vaca, buey o cebón se vendía por libras pagándose por cada una dos cuartos: y los mismos por cada una de las dos patas de dichas reses: por el bazo de éstas diez cuartos y medio: por las orejas y morros seis cuartos: por los sesos seis cuartos, por la cabeza entera tres reales: por dicha cabeza sin sesos pero con orejas y morros doce cuartos y medio.
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