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La rueca. Goruetan

No hay cambio en el tamaño, 08:42 11 sep 2019
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La rueca, ''gorue, ''consistía en Zeanuri (B) en una vara de avellano de unos 80 centímetros que en su extremo superior tenía un abultamiento formado por unos flejes, ''zimintzek, ''que se obtenían mediante incisiones en la propia vara. Podía tener también algunos adornos tallados. En este extremo abultado se enrollaba cuidadosamente la madeja de hebras de lino. El extremo inferior de la rueca se apoyaba en la cintura, “''gorua garrian”''<ref>Esta posición de la rueca se describe en el antiguo refrán vasco: ''Gorua garraian, gogua kirolan'': la rueca en la cintura (pero) el pensamiento en la diversión.</ref> quedando el copo de lino a la altura del hombro izquierdo. De esta manera la hilandera iba extrayendo con su mano izquierda pequeñas porciones de hebras que humedecidas con saliva las retorcía con los dedos pulgar e índice de la mano derecha. Enroscaba luego este incipiente hilo en la base del huso y le imprimía a este un movimiento de rotación. De esta manera se retorcían las hebras que quedaban convertidas en hilo.
[[File:8.196 Utillaje para trabajar el lino. Zeanuri (B) 1931.JPG|center|600px|Utillaje para trabajar el lino. Zeanuri (B), 1931. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: fondo Fondo Felipe Manterola.]]
En Ataun (G) a principios del siglo XIX la rueca, ''liñaie'', consistía en una vara de 0.80 metros de largo que en su extremidad superior, ''liñaiburua'', figuraba un abultamiento tejido con flejes, ordinariamente de raíz de árgoma. El ''liñai-buru ''servía para colocar en él el copo de lino, ''mullotadea'': lo cubrían con un caparazón, ''liñai-zorroa'', hecho con telas de colores. Las ruecas se hacían con varas de avellano, y las mujeres solían tener a gala poseer ruecas artísticamente adornadas. En el siglo XIX las labradas con adornos se vendían por un celemín de trigo y las lisas o sin adorno por tres reales. Las hilanderas mojaban con saliva el ''liñaburu'', y colocaban sobre él el copo de lino, ''mullotadea'', muy curiosamente, como quien va haciendo una pelota. Luego lo cubrían con el caparazón de tela, ''liñai-zorroa''. Apoyando el extremo inferior de la rueca en la cintura y sujetándola al pecho con una cinta, con la mano derecha separaban del ''liñai-buru ''una tira de lino que, mojándola con la saliva, la trababan en la espiral del huso.
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