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La vigilia nocturna. Hilbeilagaba

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Como indicaban los testimonios reproducidos anteriormente, la familia del difunto obsequiaba a todos aquéllos que cumplían con esta tarea de velar al muerto. En tiempos pasados este obsequio consistía en pan y vino a los que, pasada la media noche, se agregaba aguardiente, ''pattarra. ''Ya de madrugada se servía café y, en casos, chocolate. Tales son los refrigerios más comunes registrados tanto en las encuestas de los años veinte como en las más recientes. El lugar donde se tomaban era generalmente la cocina de la casa.
También se han anotado refecciones particulares. Así, en Altza (G), pasada la media noche, se servía a los que estaban en vela una sopa con bacalao, ''zurruputuna, ''seguida de café 11 <ref>AEF, III (1923) p. 95.</ref>. En Laguardia (A) , a primeros de siglo, se ofrecía a los hombres sopas de chorizo, a las mujeres café y a los familiares más afectados infusiones de tila. En Mélida (N) se recuerda que antaño era frecuente hacer ''migas ''durante la noche. En Zerain (G) se servía sopa de ajo, ''baratxuri-zopa'', al amanecer.
Con todo, la bebida más común en estos velatorios ha sido el café, que se servía solo o con leche y se tomaba acompañado de galletas o pastas. En ocasiones, éstas se tomaban con vino dulce, ''ardo goxoa'', o algún licor, anís o coñac, no faltando generalmente el vino.
También en Viana (N) se anota esta distinción. Al café, galletas y licores a que se convidaba comúnmente, las familias más acomodadas agregaban almendras garrapiñadas, pastas, vino y licores para cuantos se acercaban a la casa mortuoria a velar al cadáver o a dar el pésame.
Las largas veladas nocturnas, tal como se ha ido apuntando, derivaban frecuentemente en conversaciones vanales donde no faltaban los que contaban historias graciosas y picantes. Ya en los años veinte se señalaba en Orozko (B) que entre rosario y rosario se contaban historias de santos e historietas que no eran tan santas, ''zitelkeriak'' y, por las mismas fechas, se anotaba en Ataun (G) que pasaban el rato conversando de cosas poco relacionadas con el difunto, terminando en risas y en juegos de lo cual se oía protestar a los ancianos 12 <ref>AEF, III (1923) pp. 8 y 116.</ref>. En Lekunberri (BN) a veces derivaban en discusiones que se cortaban diciendo: ''«Ixilia, orai hamarreko bat behar dizie in»'' (¡Silencio!, ahora tenéis que rezar un misterio del rosario) . Una informante de Bermeo (B) refería que a su marido le invitaban a los velatorios, ''gaubeliek'', porque era muy chistoso.
En Amézaga de Zuya (A) el hecho de que estas veladas adquirieran un tono animado es atribuido a la presencia en ellas de gente joven. Por otra parte, tal como se constata en varias encuestas (Azkaine-L; Amézaga de Zuya, San Román de San Millán-A; Amezketa, Zerain-G y Aoiz-N) , no era cosa excepcional que durante la velada se jugara a cartas ni el que se consumiera generosamente vino o licores (Amorebieta-Etxano, Bermeo, Plentzia-B; Aoiz, Sangüesa-N). A este respecto, un informante de Bidarte (L) decía que los velatorios no eran tan tristes con el vino de casa, ''etxeko arnoa''.
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