127 728
ediciones
Cambios
sin resumen de edición
En Ezkio (G) los hacían de uno, dos o tres agujeros, dependiendo de la longitud de la rama cortada. Para extraerle la corteza frotaban ésta suavemente con el borde sin filo de la hoja del cuchillo.
En Apodaca (A) se hacían también con uno o más agujeros. Se seccionaba la rama a la medi-medida adecuada y después se cortaba la ''piel'' para marcar los agujeros. Para extraer la corteza se le propinaban unos golpes 'suaves y a continuación se rebajaba el palo y se volvía a colocar la ''piel''.
En Galdames Monreal (BN) una vez se extrae la corteza, al palo central se le corta un pedazo cuando el silbato o ''chuflete'' era más largo y se le da la forma que se muestra en la figura 264a. Luego se introduce nuevamente en la hacían cuatro o cinco agujeros, pasaba a denominarse ''piel, chuflaina''a la que se le practica una muesca y en ocasiones unos agujeros en el extremo opuesto (fig. 264b).
<div align="center"><nowiki>* * *</nowiki></div>
En Bermeo (B) recuerdan que en los tiempos en que se cultivaba trigo, los niños hacían una especie de silbato con la porción más distal de la planta, una vez había madurado. Cortaban la caña a unos 15 cm del nacimiento de la espiga, le arrancaban la porción final de la misma y eliminándole los granos dejaban al descubierto la matriz sobre la que se asentaban. Utilizando esta matriz a modo de punzón hacían una incisión a lo largo de la caña desde el lugar en que la separaron del resto de la planta hasta el nacimiento de la espiga. La caña, así abierta por un sólo lado, se humedecía con saliva pasándola entre los labios. Una vez mojada se introducía en la boca y se soplaba fuertemente en su luz, lo que producía un fuerte pitido.
En Allo (N) los informantes de más edad también recuerdan que se hacían ''chufletas ''con el tallo seco del trigo o del centeno, pero aseguran que había que «presinarse» para hacerlas sonar ya que era tarea dificil. En Galdames (B) se aplastaba una caña de trigo o cebada y se soplaba a través de ella, produciendo un ruido estridente. En la Merindad de Tudela (N) se cortaba un trocito de caña tierna de cebada y se aplastaba un extremo sobre la frente hasta ha- cer hacer una rajita, santiguándose al mismo tiempo 52o que se hacía esta operación <ref>Pedro ARELLANO. “Folklore infantil” in AEF, XIII (1933) p. 209.</ref>. Igualmente en Valdegovía (A) se hacían silbatos con pajas de cereal.
En Aoiz (N) utilizaban cañas que cortaban a la orilla del río. Les vaciaban el interior y soplaban por un extremo.
En la Merindad de Tudela (N) se hacían gaitas con el pedúnculo de la hoja de la calabaza. Se practicaba una incisión en uno de los extremos, se adelgazaban los trozos separados por <sub>521 </sub>ella y se soplaba para hacerles sonar <ref>Pedro ARELLANO. “Folklore infantil” in AEF, XIII (1933) p. 209.</ref>. En Bermeo (B) también se conocían.
<div align="center"><nowiki>* * * </nowiki></div>
Otro procedimiento para emitir silbidos consiste en utilizar un material delgado como el papel y soplar con fuerza sobre él, pero disponiéndolo de tal modo que corte el aire. Se consigue así que vibre, emitiendo un sonido que se amplifica disponiendo las manos juntas y ahuecadas a modo de caja de resonancia.
En Galdames y Carranza (B) se corta una ''hierba serrana, '', que es la hoja plana de una gramínea y se coloca longitudinalmente entre los dos dedos pulgares, con las manos extendidas y juntas por sus bordes, pero ligeramente ahuecadas por las palmas. Se sopla con fuerza por la separación que queda entre la base de los pulgares, donde está pillada la hoja, y se obtiene un sonido estridente. En Bermeo (B), también se conoce este procedimiento pero manteniendo los dedos doblados y enfrentados los puños.
En Zerain (G) cortaban una hierba llamada ''amitze-belarra'' y se coloca longitudinalmente entre colocándola sobre los dos dedos pulgareslabios y soplando emitían un sonido. También utilizaban otra hierba conocida como ''ezpata-belarra'', con las manos extendidas ancha en la zona central y juntas por sus bordes, pero ligeramente ahuecadas por las palmasmás estrecha en los extremos. Se sopla con fuerza por la separación que queda entre la base de los pulgaresle cortaban éstos, donde está pillada se doblaba y colocándola en la hoja, y boca se obtiene soplaba hasta conseguir un sonido estridentesilbido. En Bermeo Lezaun (N) ''chuflaban'' con hojas de lirio y cebolla; en Obanos (BN), también se conoce este procedimiento pero manteniendo los dedos doblados con hojas tiernas de eneas y enfrentados los puñosen Lekunberri (N) con dos juncos juntos.
En Zerain Carranza (GB) cortaban una hierba llamada ''amitze-belarra , también se hacían silbos con ''y colocándola sobre los labios y soplando emitían un sonido. También utilizaban otra hierba conocida como remolorio''ezpata-belarra, ''ancha en la zona central y más estrecha en los extremoslaurel. Se le cortaban éstos, arrancaba una ramita y desde un extremo se doblaba y colocándola practicaba un corte longitudinal en la boca el que se soplaba hasta conseguir introducía un silbido. En Lezaun (N) ''chuflaban ''con hojas trocito de lirio y cebolla; en Obanos (N) con hojas tiernas hoja que hacía las veces de eneas y en Lekunberri (N) con dos juncos lengüeta.
<div align="center"><nowiki>* * *</nowiki></div>
La fruta cuyo hueso más frecuentemente se ha aprovechado es el albérchigo (Amézaga de Zuya, Apellániz, Mendiola, Narvaja, San Román de San Milán -A, Amorebieta-Etxano, Durango, Galdames, Portugalete-B, Sangüesa-N), también llamado albaricoque (Beasain, Garagarza Arrasate-G, Obanos-N). Además se ha utilizado el melocotón (Salinas de Añana-A, Bermeo, Carranza-B, Aoiz-N) y en Ribera Alta (A) la ciruela. En Lezaun (N) han empleado con esta misma finalidad almendrucos.
En Durango se registra la particularidad de que a veces no se sacaba la semilla del endocarpo, de tal modo que al soplar vibraba emitiendo un sonido característico.
En alguna localidad se han utilizado caracoles para emitir silbidos; por ejemplo en Valdegovía (A) empleaban unos caracolillos blancos ''y ''muy pequeños y en Muskiz (B) los llamados ''magurios ''o caracolillos de mar. Se disponía uno entre los dedos con la abertura circular de la concha hacia arriba y acercándolo a los labios se soplaba sobre la misma para producir el sonido. Aprovechando el mismo fundamento por el que se emite el sonido en los huesos de frutas y en los caracolillos, los niños han utilizado otros muchos objetos para silbar. Sólo se requiere que sean cilíndricos, de escasa sección y tengan uno de los extremos tapado. En su defecto se puede ocluir uno de ellos con el dedo pulgar mientras se sostiene el otro extremo entre el índice y el corazón para aproximarlo a los labios. No se requieren más condiciones para que suene que un mínimo de destreza y pulmones.
En Zerain (G) empleaban con el mismo fin el cascabillo de la bellota, ''choraban ''o ''choriflaban, ezkurre-txapela''los tapones que cubren .
En Beasain (G) recuerdan que cuadrillas de muchachos formaban pequeñas orquestas ''turureando ''canciones al unísono, que estos instrumentos amplificaban a la vez que uniformizaban el sonido.
En Elosua (G) este instrumento recibía el nombre de ''flota ''y para su fabricación se empleaba un trozo de saúco, ''intxusa, '', al que después de haberle extraído la médula se le ataba en el extremo el papel de fumar.
Con los peines de púas tambien se ha fabricado un instrumento musical cuyo sonido recuerda al obtenido con la caña de escoba. Se coloca un papel de fumar en la zona de las púas y acercándolo a los labios se tararea la canción (LlodioALlodio-A, Amorebieta-Etxano, Durango, Portugalete-B, Legazpia-G). En San Román de San Millán (A) dicen que de este modo imitaban una armóni- caarmónica.
<div align="center"><nowiki>* * *</nowiki></div>
Hasta aquí se ha tratado de la fabricación de instrumentos utilizados para emitir sonidos sibilantes, pero los niños también saben silbar sin recurrir a artilugio alguno. El procedimiento más sencillo consiste en unir los labios y fruncirlos de tal modo que quede un diminuto orificio central por el que se expulsa el aire. Graduando su pequeño diámetro se puede entonar una melodía a la perfección.