IV. PREPARACIÓN DE LA TIERRA DE CULTIVO

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La roturación de terrenos que nunca antes estuvieron labrados está ligada a períodos de necesidad de nuevas tierras que pueden coincidir con crisis económicas que conllevan fenómenos de ruralización, es decir, la vuelta de personas a las áreas rurales y la creciente necesidad de tierras de los que ya viven en ellas, épocas de crecimiento demográfico en que se hace necesaria la roturación de nuevas tierras para alimentar al creciente número de bocas, e incluso de bonanza en que la necesidad de tierra va encaminada a incrementar las ganancias.

Si bien históricamente el interés por rozar y roturar tierras ganadas al bosque creció sobremanera en el siglo XVIII al compás del crecimiento de la población, sobre todo en Gipuzkoa y Bizkaia, a fin de convertirlas en tierras aptas para el cultivo, en el siglo XX también se dieron estos procesos como puede comprobarse por las siguientes descripciones.

Apartados:

Primera roturación de un terreno

La tierra de labor

El abonado

El uso de la ceniza, errautsa

El encalado