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Preambulo Ganaderia y pastoreo en vasconia

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La libre circulación del ganado no ha teni­do históricamente otras limitaciones que las cercas de los terrenos privados y los lindes de pastizales pertenecientes a otro pueblo, a otra parzonería o a otra facería. El ganado ha podido circular incluso en terrenos de pro­piedad privada, no cercados con pared o con seto, una vez retirada la cosecha. La priori­dad de este derecho de circulación de los rebaños sobre el labrantío está expresada en aquella sentencia: ''Soroak zor dio larreari ''(La tierra labrada está en deuda con el pastizal). Tal es el régimen de pastos que todavía está vigente en valles pirenaicos como el de Roncal (N).
[[File:3.5_Perennite_des_zones_de_paturages_Dolmen_de_Gaxteenia_Mendibe_1980.png|frame|Pérennité des zones de pâturages. Dolmen de Gaxteenia. Mendibe (BN), 1980.]]
Un tipo de ganadería primitiva, anterior a la estabulación, ha consistido en criar en el monte, libres de toda atadura, a vacas y yeguas de las que sólo se obtiene el beneficio de la carne y de las crías que paren. Estos animales que viven en estado semisalvaje llevan grabada en su piel la marca de su pertenencia a una determinada casa. Con todo, difícilmente pue­den ser encuadrados entre los animales domésticos y alguno de los procedimientos utilizados para su captura en pleno monte recuerdan a los empleados en la caza de ojeo, atrapándolos en último término mediante lazos o recurriendo a perros de presa.
La intensificación de la producción ha aca­rreado la pérdida progresiva de las razas autóctonas. Éstas fueron rentables en tiempos pasados debido a su perfecta adaptación al medio físico en el que se habían desarrollado. Hoy en día han dejado de ser atractivas por su menor producción al haberse generalizado la explotación de animales con altos rendimien­tos. Las razas que aún sobreviven pastan en régimen libre en aquellos terrenos de monte que no pueden ser aprovechados por anima­les considerados más productivos.
[[File:3.2_Moderno_establo_de_ovejas_Izurza_2000.png|frame|Moderno establo de ovejas. Izurza (B), 2000.]]
El interés por la conservación de las razas autóctonas es reciente y obedece más a razo­nes de tipo cultural que a la preocupación de los propios ganaderos porque perduren. Ha sido en los últimos tiempos cuando se han encuadrado bajo el concepto de raza autócto­na a animales que se venían criando desde tiempos pasados y a los que han asignado denominaciones que los propios ganaderos desconocían. Solamente las personas que, por razones de oficio, se veían obligadas a despla­zarse a puntos lejanos (tal era el caso de los tratantes) eran conscientes de la diversidad racial de los distintos tipos de ganado.
Con los nuevos establos los animales han pasado de convivir con el grupo doméstico a un régimen de nueva producción, a menudo intensiva. Esta nueva situación queda reflejada incluso en la terminología que emplea la administración; ya no se habla de caseríos, cuadras o corrales sino de explotaciones gana­deras.
[[File:3.4_Artzainaren_jeepa_Gorbea_Zeanuri_1988.png|frame|Artzainaren jeepa. Gorbea, Zeanuri (B), 1988.]]
La alimentación del ganado se ha modifica­do notablemente; cada vez es mayor la pro­porción de alimentos que se importan a la localidad donde se ubican las explotaciones ganaderas; este alimento, generalmente en forma de pienso, procede muchas veces de puntos muy lejanos. Esto ha permitido desli­gar en buena medida la ganadería del suelo al que tradicionalmente ha estado vinculada. Una de las consecuencias de este nuevo siste­ma de alimentación es la posibilidad de criar especies animales en áreas donde antes, por razones de clima y de pastos, tal crianza era impensable.
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