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Puerta principal. Ateak albateak

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La descripción anterior del sistema que permite el giro de la puerta para abrirla y cerrarla puede considerarse general en las poblaciones encuestadas, al menos para lo que hace referencia a las puertas de mayores dimensiones.
En Bernedo los huecos de las puertas son rectangulares aunque también hay algunos en forma de arco. El cabezal del hueco es de piedra de una o varias piezas en las viviendas y de una pieza de madera en las bordas y corrales. La dimensión de las puertas de entrada a la vivienda oscilaba entre 2,20 m de altura por 2 m de anchura. Las puertas exteriores son de armazón ensamblado y tabla ancha machi- hembrada machihembrada superpuesta y sujeta con clavos de amplia cabeza. Se construyen a base de grandes tablas verticales enlazadas entre sí por gruesos listones situados en su parte interior, que se fijan con clavos forjados de cabeza gruesa. Los clavos y su colocación dependían del gusto del usuario. Las puertas son de postigo, es decir, una pequeña abierta en una mayor. La madera empleada es la de roble, aunque también se ha recurrido al pino y al haya. El marco es más ancho que largo, unos veinte centímetros, lo que permitía la entrada y salida del ganado ''juncido''. Las bisagras consistían en dos placas de hierro unidas por cilindros huecos que facilitaban el giro e iban colocadas en el interior de las puertas. También se recurría a otro tipo de bisagra más alargada y dividida en dos partes por un pomo, de tal modo que la más corta se clavaba en el marco y la más larga en la puerta. Normalmente aparecen partidas por la mitad, horizontalmente, en dos hojas. La de abajo suele permanecer cerrada y en su parte inferior cuenta con una gatera. La hoja de arriba se abre o cierra dependiendo de las condiciones climáticas. Por lo tanto la puerta de la calle estaba formada por tres piezas, una grande que cerraba el hueco de acceso a la casa y las otras dos, más pequeñas, cerraban la puerta que dejaba la pieza grande. Con dos ''cestones ''de madera la puerta exterior quedaba incrustada en el suelo y en el techo, y el giro lo hacía sobre el eje de madera.
En Apellániz, Bajauri, Obécuri y Urturi la puerta se cierra con un gran portón en el que se abre a su vez una puerta más pequeña compuesta de dos mitades: una inferior que aparece cerrada normalmente y otra superior cerrada sólo durante la noche. De ésta cuelga una aldaba que suele ser de diversas formas y dibujos. Todo este portón está adornado con clavos y refuerzos de hierro. El marco, de anchas tablas de roble, permite también ser abierto.
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