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Regadio

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El agua es valorada de forma especial en las comarcas de precipitaciones escasas e irregulares como es la Ribera de Navarra. En esta zona, según se constató en los años 1950, había tres de los más importantes canales de la cuenca del Ebro: el de Tauste, el Imperial y el de Lodosa. El canal Imperial entonces, en lo que respecta a nuestro tema, regaba cuatro municipios navarros; el de Tauste cinco (Cabanillas, Fustiñana, Ribaforada, Buñuel y Cortes) y el de Lodosa nueve (Lodosa, Castejón, Tudela, Murchante, Fontellas, Ablitas, Ribaforada, Buñuel y Cortes). El gran Pantano del Ebro situado en su cabecera aseguró los caudales necesarios para los riegos del valle, especialmente en los tres canales mencionados y sus efectos se notaron pronto en la ampliación de cultivos agrícolas, sobre todo en la zona afectada por el Canal de Lodosa. Después, el pantano de Yesa ha mejorado el regadío de Carcastillo a Arguedas en la Ribera tudelana y la alimentación del llamado Canal de las Bardenas. La distribución de las aguas se hace por zonas, turnos, aguadas o jarves, y, dentro de ellas, por orden riguroso de parcelas, siguiendo el curso natural de las aguas. Allá donde son escasas se hace el reparto teniendo en cuenta los cultivos<ref>Alfredo FLORISTÁN. ''La ribera tudelana de Navarra. ''Zaragoza: 1951, pp. 132-143.</ref>.
[[File:8.27 Instalando el sistema de regadio. Argandoña (A) 2003.jpg|framecenter|600px|Instalando el sistema de regadío. Argandoña (A), 2003. Fuente: Juan José Galdos, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En el Valle de Carranza (B) indican que todo el terreno dedicado al cultivo era y es de secano no practicándose el riego. Solo se ha recurrido al mismo en el momento de plantar o trasplantar determinadas hortalizas. Se regaban los semilleros o los pequeños ''cuadros ''cuando se sembraban. Después solo se recurría al riego en caso de veranos muy secos y tras días calurosos en los que las plantas ya crecidas quedaban lacias y corrían peligro de morir.
Se recurría también a otras estrategias además de las descritas para minimizar la pérdida de humedad de la tierra. En caso de tiempo muy seco se reducían al mínimo las labores de sallado o escarda para evitar la pérdida de agua al remover la capa superficial de tierra y quedar la húmeda expuesta. Además, esta labor se realizaba por la ''tardecilla ''y mucho mejor por la mañana temprano, antes de que saliese el sol, ya que la fina capa superficial, húmeda por el rocío, quedaba envuelta por la capa inferior seca consiguiendo retener esta humedad adicional.
[[File:8.28 Riego por aspersion. Treviño (A) 1985.jpg|framecenter|600px|Riego por aspersión. Treviño (A), 1985. Fuente: La Salleko Euskal Idazleen Elkartea. ''Euskal Herria, I, colección de diapositivas''. Bilbao: 1985, p. 236.|class=nofilter]]
Otro aspecto importante era echar a la tierra de las huertas mucha basura o abono ya que contenía abundantes restos vegetales. Por ello tenía una importante capacidad higroscópica reteniendo además la humedad durante mucho más tiempo que la tierra. Por ejemplo, cuando se plantaban los tomates en el hoyo se solía verter abono y una vez colocada la planta, después se cubría con tierra. Cuando se regaba la planta dicho abono se embebía de agua y la retenía durante más tiempo que la tierra del entorno soltándola lentamente para que la absorbiese la planta, llegándole además cargada con los nutrientes que arrastraba del propio abono.
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