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Ritos funerarios en Obanos (Navarra)

1 byte eliminado, 16:16 28 feb 2019
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El enfermo recibe toda la asistencia que necesita en alimentos, medicinas e higiene. Si la enfermedad es larga se turnan para asistirle e incluso velarle. Los vecinos de más trato también se vuelcan.
Tradicionalmente, en la habitación del enfermo se ponía una mesita con un mantel blanco y una copa de agua para darle al enfermo después de comulgar. Sobre la cama del enfermo, un paño de comunión y si no tenían, una servilleta o una toalla de hilo. Se encendían dos velas que solían ser las que se habían llevado a la iglesia el día de almas o al ''añal. ''. Todo bien limpio e iluminado, perfumada la cama del enfermo con agua de colonia.
Actualmente no se ponen velas y en general tampoco paño de comunión. Es un acto muy familiar y se procura que lo reciba el enfermo cuando está consciente. No es tan tétrico.
En cuanto a la colocación del cadáver se han producido algunos cambios que trataremos de explicar:
En el Archivo parroquial se encuentra el ''Libro de la '' ''Cofradía de la Beracruz de la Villa de Obanos, '', que da principio el ano de 1807 (Vid. Begiristain-Zubiaur 1990, p. 468 y ss.). En las actas correspondientes a 1824 se lee que los gastos habituales consistían en pagar al mayordomo, a la «mortajadora», enterrador y «demandadera» (la encargada de llevar avisos)...... ''y ''en la función de ánimas Otros gastos......... , los estipendios de las Misas, la cera gastada, los gastos de los entierros y «misas de cruz» (funerales)... etc.
En dicho año se especifica que a los cadáveres se les colocaba sobre una mesa y que descansaban sobre una «manta» de la Cofradía. Luego, al menos los cofrades de la Beracruz, sabemos que en tanto estuvo vigente, descansaban en una mesa y sobre la manta de la Cofradía.
En el siglo actual, los informantes recuerdan que nada más morir, se colocaba el cadáver en el suelo, tal vez sobre una manta y en la mayoría de los casos, ponían unas tablas encima del colchón y una colcha. Se amortajaba al difunto y se le volvía a colocar sobre la cama. Poco antes del entierro acudía el carpintero y, con algún vecino y pariente, metían el cadáver en la caja. Esta costumbre ha durado hasta bien avanzada la década de los sesenta.
Actualmente, se arregla el cadáver sobre la cama y se le mete en el ataúd en cuanto éste llega a casa si muere en el pueblo (la palabra ataúd no se ha usado mucho en Obanos, más frecuente ha sido y aún es la palabra ''caja''). ''
El encargado de cerrarle los ojos al muerto es el que le asiste en ese momento: un familiar, el cura o el médico si están presentes.
Una forma de recordar a todos que había un cadáver en el pueblo era mediante los auroros. Estos, a principios de siglo, cuando fallecía un vecino recorrían el pueblo cantando y rezando Padrenuestros con toques de campanilla. Se paraban unas veinte veces a rezar por el alma del difunto. Tanto es así que le sacaron la siguiente copla:
:''Redín con el tamborín '' :''Chistor con sus campanillas '':''Víctor y el señor Joaquín, '':''andan de esquina en esquina '':''y no nos dejan dormir. ''
'''II. 244. ¿COMO SE AMORTAJA EL CADAVER? ¿QUIEN LO LAVA YAMORTAJA? ¿CON QUE SE LE LAVA? DESCRIBIR LAS DIFERENTES MORTAJAS EN FUNCION DE LA EDAD, SEXO Y ESTAMENTO.'''
No hay una norma general. Si el difunto está sucio,  «se ha orinado», se le lava para que no huela mal con agua y jabón y una esponja. Pero en caso contrario sólo se le lava la cara y las manos con una toalla mojada. Ahora incluso se les retoca un poco la cara si son mujeres.
Se hace todo en caliente antes de que se vuelvan rígidos.
En estos últimos años se dan casos de que sean los propios hijos los que se ocupen de amortajar a los padres. Lo tradicional ha sido que lo hicieran personas que no tuvieran nada que ver con el difunto.
Antes de empezar a amortajar, en cuanto se produce la defunción suelen abrirse todas las ventanas para que se vaya todo el olor y, hasta hace 15 años, se traía agua bendita de la iglesia para echar por la habita- ciónhabitación. Se rociaba todo, especialmente el cadáver diciendo:
:''Agua bendita''
Desde que el sacerdote acude a la casa para ir con el cadáver a la iglesia se toca «a muerto», todas las campanadas que hagan falta pero lentas, espaciadas «como tristes». Se vuelve a tocar con el mismo sonido y ritmo desde que termina el funeral hasta que se despide al cadáver en el límite del pueblo, camino del cementerio, donde casa Eldegi. Durante la misa de funeral no se tocan campanas.
Cuando el muerto era un niño, párvulo, se tocaba  «a gloria» con la campana pequeña y un sonido muy  «ya  agudo porque «ya hay otro angelico en el cielo».
Una vez amortajado, se ponía una tabla sobre la cama cubierta con una sábana blanca y encima se ponía el cadáver. Se dejaba allí hasta el momento del funeral; un rato antes, el carpintero llevaba el ataúd y con ayuda de algún hombre lo metían dentro y lo clavaban. Ahora los meten enseguida en la caja.
Hace unos años el carpintero hizo unas andas ''(«bayarte>) bayarte''») de madera del tamaño de una caja para facilitar la conducción del féretro incluso desde el furgón fúnebre al altar. Lo guardan en la Carpintería.
Antaño, el ataúd era de pino y se forraba de telas negras/blancas compradas en Puente la Reina. Se le añadían unos flecos. Si el muerto era soltero la tela era blanca y encima de la caja colocaban una gran corona de plumas y flores artificiales de las que colgaban 4 cintas llevadas durante el cortejo por las «Hijas de María». Hacia 1942 se perdió esta costumbre. La corona se guardaba y se prestaba a quien la necesitara.
En los libros de Actas de las cofradías de la Vera Cruz, de San Sebastián, de San José ... se contempla:
:«El colector... avisará a todos los demás la hora del entierro eligiendo entre éstos cuatro o seis, según fuera necesario para la conducción del cadáver al cementerio...»
Hasta los años cincuenta solían ser vecinos del pueblo o parientes lejanos «los llevadores» a veces lo disponía el propio enfermo antes de morir. La gente mayor recuerda que Doña Concepción Arraiza, que murió en la década de los cuarenta, dejó 5 duros para cada «llevador». «Se buscaba entre los parientes menos afectados 4 y 4 de relevo ó 6 y 6 «llevadores» si era muy gordo, para llevarle al cementerio a hombros. Luego se les invitaba en casa a tomar algo. En los últimos años no se ha dado nada porque no tiene sentido tener que dar de comer cuando hay tanta pena». A otras familias les parece normal darles algo de comer a pesar de la pena.
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