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Seleccion de semillas

181 bytes añadidos, 07:12 10 jul 2019
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Pero además del tamaño y el aspecto se tenían en consideración otros factores. Se detallan a continuación los criterios que se utilizaban en Carranza (B) para elegir algunas simientes.
En cuanto a la ''borona ''o maíz, mientras se rea - lizaba realizaba la tarea de ''deshojar la borona'', es decir, de eliminar la perfolla que cubre el grano de la mazorca, se tenía un ''carpancho ''o cesto en el que se echaban las ''panojas ''que cumpliesen una serie de requisitos para ser utilizadas como simiente de la siguiente cosecha. La elección también se podía realizar con posterioridad, como cuando se iban almacenando en un montón.
Por ejemplo se rechazaban las que tuviesen ''carollos ''o zuros gruesos y se preferían las que los presentasen finos. En un principio cabría esperar que una mazorca con zuro de mayor diámetro debería tener un número superior de ''carreras''. Se llama carrera, término común en castellano, a cada hilera de granos. Pero no era necesariamente así porque en las delgadas las carreras se disponen apretadas mientras que en las gruesas se aprecia una cierta holgura entre hileras. Además las ''panojas ''gruesas suelen ser más cortas que las finas.
''Cuajar''es que los granos aparezcan bien rellenos y no como desinflados. También se aplica este verbo a la mazorca que tenga granos hasta la punta; si el final de la misma muestra el ''carollo ''carente de granos o con ellos diminutos, se dice que no ''ha cuajado ''o que no está ''coronada''.
 
[[File:8.50 Desgranando semilla de nabos. Carranza (B) 2013.JPG|center|450px|Desgranando semilla de nabos. Carranza (B), 2013. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.]]
Además de que la ''panoja ''fuese de ''carollo ''fino y de buena longitud, se elegía la que presentase carreras perfectamente rectas, desechando las que las mostraban torcidas o reviradas.
Se elegían además los nabos que mostraban un característico color azulado frente a los blancos, ya que estos últimos tienden a producir cabezas redondeadas y aplanadas y rara vez alargadas, por lo que no interesaban tanto. Por lo general con una docena de nabos se consideraba suficiente.
Los nabos trasplantados no solo conservaban los rasgos deseados sino que además las plantas que crecían de ellos solo echaban una raíz; sin embargo, si se dejaban uno o dos años sin trasplantar tendían a degenerar produciendo cabezas que echaban varias raíces. Eso suponía que costase más arrancarlos y también que fuese más difícil quitarles la tierra al limpiarlos con el cuchillo. Los que no trasplantaban los nabos dejaban para semilla los que crecían en las ''orillas ''o márgenes, para que no estorbasen al tener que rea - lizar realizar nuevos cultivos en esa tierra.
Las personas que obtenían semilla de remolacha para la siguiente cosecha guardaban plantas que consideraban bonitas, preferentemente de las amarillas, ya que tenían ''cabezas ''más grandes y al presentar enterrado solo el ''morro ''de las mismas salían con poca tierra al ser arrancadas. También se preferían las que tenían el bulbo alargado frente a las redondeadas. Se conservaban las plantas que estuviesen en una huerta cercana a la casa en vez de las que crecían en las ''piezas ''y entre aquellas las nacidas en las ''orillas ''o márgenes en vez de las situadas en el centro para que así no estorbasen a los siguientes cultivos. A diferencia de los nabos, las remolachas destinadas a producir semilla no se trasplantaban.
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