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Sitio que ocupa el hogar

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En Améscoa (N) señalan que la puerta tenía que permanecer siempre abierta. Paralela a la puerta o perpendicular a ella, según la posición del fogón, se levantaba un tabique que cortaba la corriente de aire que se establecía entre la puerta de la cocina y la chimenea. Este tabique encuadraba el rincón de la cocina que era el lugar más apacible de la casa. La cocina solía tener el suelo enladrillado y el techo de vigas y yeso, estaba provista de una ventana pequeña y con barrotes de hierro.
[[File:FIGURA2.png292 Supazterra. Zuberoa 2000.JPG|frame|RTENOTITLE_FIGURASupazterra. Zuberoa, 2000. Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Monreal (N) han consignado que la mayor parte de las veces permanecía abierta la puerta de la cocina para evitar la excesiva concentración de humo y en Obanos (N) dicen que el hogar estaba siempre situado de forma que se evitaran las corrientes de aire. En Viana (N) dicen que para favorecer la ventilación y la salida de los humos, la puerta de la cocina siempre debía estar abierta y así “te calentabas por delante y te enfriabas por detrás”.
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