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Toques de entierro

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En Artajona (N) se realizan en los funerales tres toques de llamada En el segundo se sale en busca del cadáver para estar antes del tercero ya en la iglesia. Antes de hacer su aparición la moda de transportar el féretro en coche mortuorio, una vez terminado el funeral se volvían a tocar las campanas desde la salida del templo hasta el lugar donde se despedía el cadáver, camino del cementerio, en concreto un tramo de la calle Jerusalén.
En Mélida (N) se dan tres toques a modo de aviso cada cuarto de hora. Al hacer sonar el tercero el sacerdote se dirige a la casa del difunto, después, durante todo el recorrido hasta la igle-sia iglesia y de ésta al cementerio se siguen tañendo las campanas con un toque lúgubre y espaciado. Antes era el sacristán el encargado de su ejecución, hoy en día está mecanizado.
En Murchante (N) ocurre otro tanto. El primer toque comienza media hora antes, el segundo al cuarto de hora y el tercero y último justo cuando el cura va a buscar el ataúd a la casa. Cesa este último toque cuando llega a la misma y después no se produce ninguno. Hasta la década de 1950 se oía de nuevo el repicar de las campanas desde la salida del funeral hasta que el cortejo se despedía del difunto en una calle del pueblo.
En Lezaun (N) se tocaba a muerto media hora antes del inicio de la misa con un solo repique, indistintamente si el muerto era hombre o mujer. Cuando el cura salía de la iglesia en dirección a la casa hasta que regresaba con el cortejo también se tocaba y nuevamente desde que se dejaba la iglesia camino del cementerio hasta que el ataúd se introducía en la fosa, ya que este recinto se divisaba desde el campanario.
En Zugarramurdi (N) se daban toques de campana desde que el cura salía de la iglesia en dirección a la casa mortuoria; continuaban durante el regreso del cortejo y después se reanudaban durante el entierro"<ref>BARANDIARAN, «De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones», cit., p. 330. </ref>.
En Arberatze-Zilhekoa (BN) el día del entierro por la mañana ''andere serora ''tañía las campanas alrededor de diez minutos al partir el cura desde la iglesia hacia la casa y no volvía a tocarlas hasta estar segura de que el cortejo divisaba la iglesia. Las campanas volvían a cesar cuando todo el mundo estaba instalado en el interior del templo y sonaban de nuevo en la elevación, desde el responso al cementerio y a la vuelta a la iglesia tras haber dado tierra al cadáver.
En Urdiñarbe (Z) el día del entierro se tocaba desde el momento en que el cura salía hasta la llegada del cuerpo a la iglesia.
&emsp;'''2. ''' Fue muy común que las campanas se tocasen durante el cortejo de la casa a la iglesia y después durante el trayecto de ésta al cemente- 18237 B>RAxnuxwN, «De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones», cit., p. 330. rio cementerio (Artziniega, Moreda, Narvaja, Salcedo, San Román de San Millán-A, Muskiz-B, Elgoibar-G, Garde, Izal y San Martín de Unx-N).
En Amézaga de Zuya (A) tañían las campanas mientras se llevaba el cadáver a la iglesia, durante el funeral y entre tanto se portaba al cementerio. Con el tiempo esta costumbre se fue perdiendo y ahora sólo suenan antes de introducirlo en la iglesia y al llevarlo al cementerio.
En Obanos (N) se tañe ''a muerto ''con toques espaciados desde la llegada del sacerdote a la casa para dirigir el cortejo. Se vuelve a tocar una vez concluido el funeral hasta que se despide el cadáver en el límite del pueblo camino del cementerio. Durante la misa funeral no se tocan las campanas.
En Donoztiri (BN) se tañían las campanas durante el traslado del cortejo fúnebre de la casa mortuoria a la iglesia y después durante el acto del sepelio que tenía lugar a continuación deloficio funera1del oficio funeral<supref>38Idem, «Rasgos de la vida popular de Dohozti», cit., p. 66.</supref>. En Armendaritze (BN) se toca desde el levantamiento del cuerpo hasta su llegada a la iglesia y durante el entierro hasta la conclusión de la ceremonia en el cementerio. [[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En Zunharreta (Z) se hacía sonar la campana desde la salida de la casa hasta la iglesia y se volvía a tañer desde el ofertorio hasta el enterramiento.
En Baigorri (BN), cuando se partía con el cuerpo del difunto desde el barrio de Urdos hacia St. Etienne, la encargada hacía sonar la campana justo hasta que se divisase el cortejo desde St. Etienne, entonces las campanas de la iglesia pasaban a tomar el relevo de las del barrio.
&emsp;'''3. ''' Como ya se ha mencionado en alguno de los ejemplos expuestos con anterioridad, actualmente al morir tanta gente fuera de su residencia habitual y llegar a la iglesia directamente desde el hospital en coche fúnebre, costumbre que se ha generalizado incluso cuando el fallecimiento ocurre en el propio domicilio, se han reducido los toques al momento de la recepción del féretro en la iglesia.
En Izpura (BN) se toca a muerto en el momento en que el féretro entra en la iglesia y se reanudan los sones al final de la misa, cuando comienzan las últimas oraciones y la bendición, hasta que es dejado a los albañiles para que lo introduzcan en la fosa.
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