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Trashumancias invernales mayores

No hay cambio en el tamaño, 14:50 20 may 2019
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Llueva o nieve, cuando los pastores han ido de cañada siempre han pernoctado a la intemperie junto al rebaño, para evitar que se dispersara durante la noche y poder espantar a los zorros que estaban al acecho de los corderos. Dormían en el suelo en una cama de saco y pieles de oveja. Ahora, a lo más se cobijan en una cabaña de las que jalonan la ruta o en una tienda de campaña. La excepción la hacían los roncaleses cuando pernoctaban en Sangüesa, parada importante de la cañada, donde solían dormir en una pensión. Por la noche aprovechaban para salir de juerga y gastar dinero, provocando no pocas disputas y alborotos. Actualmente no faltan en la furgoneta los sacos de dormir y las mantas.
[[File:3.194 Descanso en la cañada de los roncaleses.jpg|center|600px500px|Descanso en la cañada de los roncaleses. Fuente: Etniker Navarra (Iñaki San Miguel), Grupos Etniker Euskalerria.]]
Como los rebaños eran tan numerosos, tenían tendencia a juntarse y mezclarse. De hecho, estaba mal visto que un grupo se separara o tomara la delantera. También los pastores se solían juntar para comer y dormir. Por ello era necesario hacer frecuentes recuentos; a la hora de la comida se procedía a identificar a los animales y separarlos. Hoy día que el número de pastores por rebaño es menor también es preciso hacer frecuentes recuentos para comprobar si alguna cabeza se ha extraviado. En caso de que alguna oveja resulte herida durante el camino, se deja atada a una cabaña y se da aviso para que una furgoneta pase a recogerla.
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