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Vasconia peninsular

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En Trapagaran (B), en tiempos pasados, cuando moría una persona se avisaba al sacerdote para que procediera al levantamiento del cadáver. Previamente la familia se reunía en la casa a rezar el rosario.
En Bermeo '''(B), '''media hora antes de que se iniciara la ceremonia del levantamiento del cadáver, en la casa mortuoria el sacerdote dirigía el rezo del rosario, intercalando peticiones y jaculatorias propias de la situación. Hasta principios de los años setenta, los de la funeraria instalaban unos cortinones y una mesita de color negro en los portales de las casas donde hubiera muerto alguien, que se retiraban después de la función religiosa.
También en Durango (B), cuando se implantaron las funerarias en la década de los años cuarenta, éstas engalanaban el portal de la casa del difunto con colgaduras negras con galones dorados y las letras RIP. Cuando llegaba el sacerdote al levantamiento del cadáver, tras el rezo del responso, el féretro era cargado a hombros de los anderos. En esta misma localidad vizcaina se ha recogido que si el difunto era de zona urbana el sacerdote o sacerdotes, dependiendo de la categoría del entierro, acompañados del sacristán mayor ''y ''uno o dos monaguillos llamados «sacristanes ''txikitos», ''se personaban a la puerta de la casa para proceder al levantamiento del cadáver. Acudían también tres seroras llevando candelabros y un pequeño crucifijo que colocaban junto al cuerpo del difunto que se hallaba sobre una mesa cubierta con un paño negro.
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