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Ritos con plantas y frutos

149 bytes añadidos, 17:46 13 mar 2019
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En Amézaga de Zuya (A) un curandero de la localidad pregunta el nombre y la fecha de nacimiento a quien se le acerca a que le quite las verrugas y le frota cada verruga con un grano de arroz, luego los esconde y reza una oración.
En Muskiz (B) y Obanos (N) se cuentan las verrugas y se entierran el mismo número de piedrecitas en un lugar desconocido por el interesado. En Obanos, en los años cincuenta, era creencia infantil que quien encontrase las piedras y las tocase, cogería las verrugas. En Apodaca (A) había que enterrar tres piedras. En Ollo (N) se ponían en una bolsita tantas piedrecitas como verrugas se tuvieran, dejándola en un lugar cualquiera. Quien recogiera la bolsa cargaría con todas las verrugas, quedando limpio el paciente. El que contaba las verrugas a otro, cargaba con las de éste<ref>APD. Cuad. 7, ficha 762.</ref>. La creencia de que se transfieren las verrugas del que las tiene al que se las cuenta también se ha constatado en Apellániz (A). El P. Donostia recogió una práctica similar a la descrita. Se tomaban en la mano tantas piedrecillas como verrugas se tuviera y había que restregarse en ellas las verrugas. Luego se ponían las piedrecillas en un papel y se las dejaba en un cruce de caminos. El que las cogiera se quedaba con las verrugas<ref>APD. Cuad. 11, ficha 996.</ref>. En el Valle de Erro (N) se colocaban tres piedras en hilera en un camino y la primera persona que las pisara contraía las verrugas.
== Hojas de boj y de olivo ==
En Eugi (N) para que desaparecieran tanto las verrugas, ''kalitxak'', como también los diviesos, ''pitxikak'', se servían del siguiente procedimiento: se reunían tres ramas de boj procedentes de sendas localidades, Urtasun, Zilbeti y el propio Eugi y se colocaba una piedra grande sobre ellas. Cuando se pudrieran las ramas desaparecerían las verrugas, o los diviesos en su caso. Esto mismo se hacía en el Valle de Erro (N). En Romanzado y Urraul Bajo (N) había que coger tantas hojas de boj como verrugas se tuvieran y colocarlas debajo de una piedra, en terrenos de otro pueblo, cerca de la muga. También en Navascués<ref>Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 241.</ref> (N) y en nuestras encuestas de Sangüesa y Tiebas (N) se ha recogido la costumbre de pasar bojes por las verrugas y colocarlas luego debajo de una piedra; en Sangüesa precisan que la rama de boj verde había que traerla de “contrarreino”, esto es, de Aragón o de otra provincia, y había que enterrarla entre piedra y piedra; conforme se secaba el boj, iba desapareciendo la verruga.
En Salazar (N) había que cubrir las verrugas con hojas de boj, ''ezpela'', en un lugar desde donde se veían las tres ermitas de Muskilda, la Magdalena y Arburua; en vez de esta última ermita podía ser la de Ujué. Cuando las hojas se secaran también lo harían las verrugas<ref>Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 240.</ref>. En Izal (N) se curaban las verrugas cogiendo bojes y dejándolos debajo de una piedra, mirando hacia la ermita de Arburua. Una vez colocados, no había que ir a verlos.
En Allo (N) se emplean hojas de olivo y la operación debía de llevarse a cabo el día de San Juan Bautista. La mayoría de los informantes señalan que era indistinta la hora siempre que fuese dentro del día; algunos consideran que debía hacerse al mediodía y otros a medianoche. Había que enterrar tantas hojas de olivo como verrugas tuviera el individuo al tiempo que se recitaba:
:''Verrugas al verrugar.''
:''Que se sequen estas verrugas''
:''como las hojas de este olivar.''
Para que fuera eficaz el rito debía mantenerse en el mayor de los secretos; las verrugas desaparecían cuando el sujeto olvidaba dónde escondió las hojas. También en Améscoa y Viana (N) se ha recogido la costumbre de restregarse cada verruga con una hoja de olivo y esconder éstas donde nadie sepa dónde están, no ir a mirarlas y que nadie las encuentre.
En Liginaga (Z) para curar las verrugas, ''marrünkak'', quien las tuviera debía ir a cobijarse debajo de un aliso, ''alza'', próximo a un río. Allí debía contarse las verrugas y a continuación arrancar al árbol igual número de hojas y colocarlas en el agua del río debajo de una piedra. Hecho eso, se curaban luego las verrugas.
== Limacos, lapas y sapos ==
En Arakil (N) se castraba, ''osatu'', un limaco con el que se frotaban las verrugas; luego se le metía en un agujero de pared donde al secarse se quitaban las verrugas. En Bermeo (B) se frotaban las verrugas con una babosa, ''barea'', que luego se clavaba detrás de la puerta de casa; a medida que se iba secando, se secaban las verrugas. No había que limpiar en varios días la zona que se había untado con el limaco y éste debía permanecer en el mismo lugar hasta que se secara. En Garayo (A) se untaban las verrugas con limaco, colocando luego éste clavado en la punta de un palo en un zarzal<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “Paletnografía vasca” in ''Euskalerriaren Alde'', X. San Sebastián: [s.n.], 1920, p. 402.</ref>. Igual procedimiento se ha constatado en Apellániz y Lagrán (A).
En Azkaine (L) se cogían nueve limacos y se ensartaban en un palo; frotaban la verruga con cada uno de ellos y luego colocaban el palo en un cruce de caminos. Hacían lo propio durante nueve mañanas, frotando la verruga con cada uno de los limacos. Éste era al parecer un procedimiento muy común en Vasconia continental<ref>DIEUDONNÉ. “Medécine populaire au Pays Basque” in ''Gure Herria''. Tomo XXVI. Bayonne: 1954, p. 197.</ref>. En Zerain (G) frotaban las verrugas con un limaco negro, ''bara beltza'', que se enterraba vivo, y cuando se pudría surtiría el efecto deseado. En Tiebas (N) se machacaba un limaco que se pasaba por las verrugas y luego se ponía debajo de una piedra; también en Amézaga de Zuya (A) y Arraioz (N) untaban las verrugas con limaco y en Izal y Valle de Erro (N) con ''barangas ''(babas) de limaco. En Alcoz (N) había que untarse tres viernes seguidos con un limaco o con un ajo<ref>APD. Cuad. 5, ficha 559.</ref>.
En Amézaga de Zuya (A) se untan las verrugas con un caracol que luego se atraviesa con un alfiler; cuando el animal se seca, la verruga desaparece. En Viana (N) se restriegan con babas de caracol, enterrándose luego éste y en Muskiz (B) se machaca un caracol y con él se unta la verruga.
En Muskiz (B) y Obanos (N) se cuentan las verrugas y se entierran el mismo número de piedrecitas en un lugar desconocido por el interesado. En Obanos, en los años cincuenta, era creencia infantil que quien encontrase las piedras y las tocase, cogería las verrugas. En Apodaca (A) había que enterrar tres piedras. En Ollo (N) se ponían en una bolsita tantas piedrecitas como verrugas se tuvieran, dejándola en un lugar cualquiera. Quien recogiera la bolsa cargaría con todas las verrugas, quedando limpio el paciente. El que contaba las verrugas a otro, cargaba con las de éste[[#ftn41|[41]]]. La creencia de que se transfieren las verrugas del que las tiene al que se las cuenta también se ha constatado en Apellániz (A). El P. Donostia recogió una práctica similar a la descrita. Se tomaban en la mano tantas piedrecillas como verrugas se tuviera y había que restregarse en
 
 
ellas las verrugas. Luego se ponían las piedrecillas en un papel y se las dejaba en un cruce de caminos. El que las cogiera se quedaba con las verrugas45. En el Valle de Erro (N) se colocaban tres piedras en hilera en un camino y la primera persona que las pisara contraía las verrugas.
 
=== Hojas de boj y de olivo ===
 
En Eugi (N) para que desaparecieran tanto las verrugas, ''kalitxak'', como también los diviesos, ''pitxikak'', se servían del siguiente procedimiento: se reunían tres ramas de boj procedentes de sendas localidades, Urtasun, Zilbeti y el propio Eugi y se colocaba una piedra grande sobre ellas. Cuando se pudrieran las ramas desaparecerían las verrugas, o los diviesos en su caso. Esto mismo se hacía en el Valle de Erro (N). En Romanzado y Urraul Bajo (N) había que coger tantas hojas de boj como
 
 
 
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verrugas se tuvieran y colocarlas debajo de una piedra, en terrenos de otro pueblo, cerca de la muga. También en Navascués[[#ftn42|[42]]] (N) y en nuestras encuestas de Sangüesa y Tiebas (N) se ha recogido la costumbre de pasar bojes por las verrugas y colocarlas luego debajo de una piedra; en Sangüesa precisan que la rama de boj verde había que traerla de “contrarreino”, esto es, de Aragón o de otra provincia, y había que enterrarla entre piedra y piedra; conforme se secaba el boj, iba desapareciendo la verruga.
 
En Salazar (N) había que cubrir las verrugas con hojas de boj, ''ezpela'', en un lugar desde donde se veían las tres ermitas de Muskilda, la Magdalena y Arburua; en vez de esta última ermita podía ser la de Ujué. Cuando las hojas se secaran también lo harían las verrugas47. En Izal (N) se curaban las verrugas cogiendo bojes y dejándolos debajo de una piedra, mirando hacia la ermita de Arburua. Una vez colocados, no había que ir a verlos.
 
En Allo (N) se emplean hojas de olivo y la
 
 
operación debía de llevarse a cabo el día de San Juan Bautista. La mayoría de los informantes señalan que era indistinta la hora siempre que fuese dentro del día; algunos consideran que debía hacerse al mediodía y otros a medianoche. Había que enterrar tantas hojas de olivo como verrugas tuviera el individuo al tiempo que se recitaba:
 
''Verrugas al verrugar. Que se sequen estas verrugas como las hojas de este olivar.''
 
Para que fuera eficaz el rito debía mantenerse en el mayor de los secretos; las verrugas desaparecían cuando el sujeto olvidaba dónde escondió las hojas. También en Améscoa y Viana (N) se ha recogido la costumbre de restregarse cada verruga con una hoja de olivo y esconder éstas donde nadie sepa dónde están, no ir a mirarlas y que nadie las encuentre.
 
En Liginaga (Z) para curar las verrugas, ''marrünkak'', quien las tuviera debía ir a cobijarse debajo de un aliso, ''alza'', próximo a un río.
Allí debía contarse las verrugas y a continua-
ción arrancar al árbol igual número de hojas y colocarlas en el agua del río debajo de una pie-
[[Image:C:%5CUsers%5CMETXEB~1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_image015.gifImagen24.png|top]] Fig. 58. Aliso, ''haltza''.
dra. Hecho eso, se curaban luego las verrugas.
=== Limacos, lapas y sapos ===
En Arakil (N) se castraba, ''osatu'', un limaco con el que se frotaban las verrugas; luego se le metía en un agujero de pared donde al secarse se quitaban las verrugas. En Bermeo (B) se frotaban las verrugas con una babosa, ''barea'', que luego se clavaba detrás de la puerta de casa; a medida que se iba secando, se secaban las verrugas. No había que limpiar en varios días la zona que se había untado con el limaco y éste debía permanecer en el mismo lugar hasta que se secara. En Garayo (A) se untaban las verrugas con limaco, colocando luego éste clavado en la punta de un palo en un zarzal[[#ftn43|[43]]]. Igual procedimiento se ha constatado en Apellániz y Lagrán (A).
En Azkaine (L) se cogían nueve limacos y se ensartaban en un palo; frotaban la verruga con cada uno de ellos y luego colocaban el palo en un cruce de caminos. Hacían lo pro-
pio durante nueve mañanas, frotando la verruga con cada uno de los limacos. Éste era al parecer un procedimiento muy común en Vasconia continental[[#ftn44|[44]]]. En Zerain (G) frotaban las verrugas con un limaco negro, ''bara beltza'', que se enterraba vivo, y cuando se pudría surtiría el efecto deseado. En Tiebas (N) se machacaba un limaco que se pasaba por las verrugas y luego se ponía debajo de una piedra; también en Amézaga de Zuya (A) y Arraioz (N) untaban las verrugas con limaco y en Izal y Valle de Erro (N) con ''barangas ''(babas) de limaco. En Alcoz (N) había que untarse tres viernes seguidos con un limaco o con un ajo50.
En Amézaga de Zuya (A) se untan las verrugas con un caracol que luego se atraviesa con un alfiler; cuando el animal se seca, la verruga desaparece. En Viana (N) se restriegan con babas de caracol, enterrándose luego éste y en Muskiz (B) se machaca un caracol y con él se unta la verruga.
En Bedarona (B) cuando se tenían verrugas
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