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En tiempos pasados existió la costumbre, más común en los pueblos navarros y alaveses, de que los chicos rondasen a las mozas.
En Moreda las rondas se hacían sobre todo los fines de semana, después de que los mozos se hubiesen reunido a cenar en las bodeguillas. Iban por las calles del pueblo y se paraban en las casas en que vivía alguna chica soltera joven que fuera de su agrado. Además de cantar tocaban instrumentos musicales como guitarras, bandurrias y clarinetes. Las chicas no salían al balcón ni se daban a ver, permanecían ocultas tras los visillos de las ventanas escuchando las canciones. En la casa en donde hubiera tres hermanas solteras se cantaba:
''Aquí me pongo a cantar cara a cara de la luna a ver si puedo lograr de las tres hermanas una. ''