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Otros elementos que fueron frecuentemente empleados en los juegos de lanzamiento y que parecen tener cierta antigüedad son las tapas de <sub>355 </sub>las cajas de cerillas, es decir, las caras que llevan impresas el dibujo. Para obtener estos sencillos juguetes simplemente había que recortarlos.   <sup>355 </supref>Para otros juegos con cromos, tapas de las cajas de cerillas y cartetas véase también el apartado «Juegos “Juegos con cromos» cromos” del capítulo ''Juegos de habilidad. ''.</ref>, es decir, las caras que llevan impresas el dibujo. Para obtener estos sencillos juguetes simplemente había que recortarlos.
Recibían variados nombres, como se podrá comprobar durante la descripción de los juegos, que a su vez muestran cierta variabilidad en sus reglas y se asemejan a los ya descritos para monedas. Junto con las tapas de cerillas, o en su lugar, se empleaban también los billetes de tren.
Los primeros juegos que se citan consisten en sacar las tapas de las cajas de cerillas de una figura geométrica, pero en esta ocasión lo que se lanza no es una de estas piezas sino un objeto de mayor consistencia como una piedra plana, un tacón de zapato algo retocado, arandelas o pequeños fragmentos metálicos planos. De hecho las tapas o los billetes sólo cumplen la función de elementos que se ganan o se pierden durante el transcurso del juego dependiendo de la habilidad de los competidores.
En Zeberio (B) denominaban «''«Txapetara» Txapetara''» a una modalidad para la que se empleaban ''txapas, '', esto es, la parte dibujada de las cajas de cerillas y/o billetes de tren, además de piedras planas y los que podían, arandelas de hierro.
En primer lugar se hacía un cuadrado en el suelo en el que se depositaba una determinada cantidad de ''txapas ''o billetes en función de su valor, ya que éste variaba. Seguidamente se determinaba el orden de participación. Se trazaba una raya que se conocía como ''biko, '', alejada cuatro metros del cuadrado, y desde éste lanzaba cada participante su piedra o arandela de modo que en función del grado de aproximación a la misma se establecía el turno. El juego consistía en tratar de sacar las ''txapas ''del espacio marcado sin que el objeto lanzado quedase en su interior.
En Carranza (B) se denominaba «A los santos». Se dibujaba un círculo en el suelo y a cierta distancia del mismo, una raya. Dentro del círculo se colocaban los ''santos ''que se obtenían recortando la cara superior de las cajas de cerillas. Previamente se establecía el número que debía poner cada niño.
Los jugadores se situaban detrás de la raya y arrojando una ''pita ''intentaban sacar del círculo el mayor número de ''santos. ''. Cada niño se quedaba con los que extraía. La ''pita ''consistía en una suela de goma recortada en forma oval. Cada uno tenía la suya y se esmeraba en elaborarla pues el éxito en el juego dependía de la calidad de la misma. La ''pita'' y los ''santos'' se llevaban en un saquito o ''morral'' hecho de tela de pantalón, que tenía una cuerda para cerrarlo.     
de la misma. La ''pita ''y los ''santos ''se llevaban en un saquito o ''morral ''hecho de tela de pantalón, que tenía una cuerda para cerrarlo.
En Muskiz (B) jugaban «A la garza» con billetes de tren y una pieza llamada ''tango, ''que podía ser un pedazo de plomo, hierro o un tacón de goma de cualquier zapato al que se le recortaban las puntas para redondearlo. El juego consistía en sacar los billetes que estaban depositados en el interior de un círculo trazado en el suelo, lanzando el ''tango ''de modo que no quedara dentro.
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