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Navarra5
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En Goizueta se recuerda que se hacían capitulaciones escritas pero lo común era que los acuerdos fueran únicamente verbales. Los padres que eran propietarios gozaban de libertad absoluta para elegir el continuador de la hacienda familiar, ''etxaldekoa'', pero la tradición imponía que fuera el hijo mayor. Este sería el dueño de la tierra y de las propiedades pero tenía que darles la dote a sus hermanos, a ser posible en metálico y si no en especie. Estos por su parte seguirían colaborando en las labores domésticas como lo habían hecho hasta entonces. Las ganancias que obtuvieran fuera revertían en la casa hasta que cumplieran el servicio militar, luego pertenecían a su peculio.
[[File:6.176 Edicion 1916.jpg|center|500px|Edición 1916. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.]]
En Lezaun los padres del futuro matrimonio eran quienes convenían las capitulaciones matrimoniales, muchas veces sólo de palabra, en casa de uno de ellos. No había un momento señalado para la elección del heredero, porque podía ocurrir que el primogénito matrimoniara a otro lugar, aunque lo normal era que el hijo o la hija mayor se quedara en casa.