127 728
ediciones
Cambios
sin resumen de edición
Hay pues una relación estrecha entre la cantidad y la índole de las precipitaciones y la extensión de los aleros. A lluvias abundantes corresponden aleros salientes; a nieves abundantes aleros reducidos a su mínima expresión, salientes solamente cuando hay que proteger un balcón; y a precipitaciones escasas, aleros cortos. Donde las lluvias son abundantes se hace necesario defender determinados espacios como balcones y fachadas. A este efecto se prolonga la cubierta lo necesario para conseguir este objetivo. Cuando la nieve es abundante una prolongación excesiva de los aleros sería peligrosa para la seguridad de la cubierta; por esta razón se reduce todo lo posible. Pero el clima de estas regiones suele ser nebuloso y obliga a habilitar un espacio donde el sol penetre libremente, pero no el agua ni la nieve; así nace el balcón protegido por un tejadillo. En las comarcas de humedad más bien escasa y de sol suficiente no se siente tal necesidad de protección y el alero se reduce hasta desaparecer casi en los climas secos. El último resultado de su reducción es la cornisa<ref>Leoncio URABAYEN. ''La casa navarra. De arquitectura popular''. Madrid: 1929, pp. 63, 64 y 66.</ref>.
En cuanto a las denominaciones en euskera de esta parte del tejado, en Ajangiz, Ajuria y Bedarona (B) se le llama boladue y sobresale en toda la casa. En Kortezubi (B) bolaua y en general es más saliente por el lado de la fachada (1,30 m) que en el resto de la casa (0,90). En Orozko (B) alerue y en la fachada tiene el vuelo suficiente para evitar que los balcones se mojen cuando llueve. En Sara (L) recibe el nombre de egaztei y es ancho sobre la fachada principal, menos en los costados y menos aún o ausente en la trasera de la casa. En Gorriti (N) egatza. En Ezkurra (N) bolantea, en Aurizberri (N) rafea, en Ataun (G) bueloa, de aproximadamente 80 cm de ancho, y en Andagoia (A) alar.
En Aintzioa y Orondritz (N) los maderos que sobresalen del tejado y forman el alero son pobres y no están decorados. En Berganzo (A) las cubiertas aparecen rematadas con aleros sencillos, sin ningún tipo de decoración. En Zerain (G) tampoco se observa talla o trabajo alguno.
[[File:2.122a Casa con alero saledizo (Zeanuri-B 1977).JPG|center|450px|Casa con alero saledizo (Zeanuri-B, 1977). Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Abezia (A) suelen ser más o menos pronunciados y en algunas casas se puede comprobar que se sostienen mediante jabalcones que al mismo tiempo cumplen una función estética.<br/> En todo caso no era habitual tallar la madera.
Por lo tanto, además de lo dicho por Urabayen, que relaciona esta estructura con el régimen de lluvias, el alero prominente y profusamente tallado es un indicador de estatus económico.
[[File:2.122b Casa sin alero (Obanos-N 1997).JPG|center|600px|Casa sin alero (Obanos-N, 1997). Fuente: M.ª Amor Beguiristain, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Eugi (N) las cabezas de los solivos o cartelas que formaban el alero y las tornapuntas eran de madera pero normalmente no sobresalían mucho. En algunas ocasiones, aunque las menos, las tornapuntas se hallaban labradas lo que era símbolo de una cierta categoría dentro de las viviendas del casco urbano.