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En Aoiz (N) las fricciones eran con alcohol o aguarrás. También se acercaban a una fuente de calor. En el Valle de Erro (N) se daban friegas.
En Carranza (B) se recomendaba restablecer el flujo sanguíneo paulatinamente, sin acercar los miembros helados al calor del fuego ya que entonces se originaban intensos dolores. Algunos informantes recuerdan que cuando de niños llegaban a casa con las manos congeladas, sus madres se las frotaban durante un buen rato y después se las envol- vían envolvían en un jersey de lana previamente templado al fuego del hogar. Para entrar en calor se tomaban además bebidas calientes.
También se considera conveniente dejar que la parte afectada recupere progresivamente el calor perdido.
