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A colores. Al cielo o al infierno. Zeruka

6030 bytes añadidos, 07:52 8 jul 2019
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En Durango (B) se ha recogido un juego mixto denominado «A colores». Participa un grupo de niños de los que uno hace de ''ángel'' y otro de ''demonio''. La que hace de ''ama'', sentada, designa al oído un color a cada niño. El ángel y el ama entablan el siguiente diálogo:
:''— Tan Tan.''
:''— ¿Quién es?''
:''— El ángel con su cruz.''
:''— ¿Qué quiere usted?''
:''— Vengo a buscar un color.''
:''— ¿Qué color?''
:''— Color, color... «azul».''
 
El ángel lleva a su lado al niño que está designado con ese color.
 
Interviene después el demonio y se repite el diálogo algo cambiado. Cuando el «ama» pregunta: «¿Quién es?», el demonio responde: «El demonio con el tenedor». Igual que en el caso anterior se lleva a su lado al niño cuyo color haya elegido. Así se continúa hasta que todos los participantes quedan distribuidos en ambos bandos. A continuación se colocan agarrados por la cintura unos detrás de otros, según les haya correspondido. El ángel y el demonio se toman de las manos ''y ''tiran cada uno hacia su parte y el grupo que consigue arrastrar al otro se proclama vencedor.
 
En Carranza (B) se ha recogido un juego similar, con pequeñas variantes en el diálogo:
 
:''— Tam-tam.''
:''— ¿Quién es?''
:''— El demonio con el tenedor.''
:''— ¿Qué quiere?''
:''— Tres cintitas.''
:''— ¿De qué color?''
 
Entonces enuncia tres colores. Los que coincidan con los que los tengan asignados deben serle entregados por el ama. Igual ocurre con el ángel que a la pregunta del ama «¿Quién es?», responde «El ángel con la cruz a cuestas». El resto del juego es igual que en Durango.
 
Rosa Hierro<ref>Rosa HIERRO. “Del mundo infantil. Los juegos de los niños” in ''Euskalerriaren Alde'', XIV (1924) pp. 72-73.</ref> en la década de los veinte recogió un juego muy similar con el nombre de «A colorines». Las niñas, a hurtadillas de sus compañeras, pues estaba prohibido hacer trampas, se esforzaban mediante prodigios de mímica en hacer que la niña de su predilección (de las dos que encarnaban el ángel y el demonio) les acertase el nombre del color.
 
En Aoiz (N) se le conoce como «Al cielo o al infierno». Presenta el mismo desarrollo que en Durango y Carranza, incluso se remata con una ''soka-tira''. Varía algo el diálogo entre la madre y el ángel que responde «el ángel con la cruz a cuestas» y el demonio que contesta «el demonio con la cachiporra al hombro». En Pipaón (A) también se ha recogido este juego al que llaman «Angel o demonio».
 
En Artajona (N) el juego presenta algunas variantes y es denominado «A nombres». Elegían un ''fuelle'' que hacía de director y juez del juego y ponía un nombre a cada jugador, diciéndoselo al oído para que los demás no se enteraran. Los, nombres elegidos solían ser muy rebuscados. Designaban también a dos compañeros, a quienes llamaban «Niño Jesús» y «Demonio», los cuales se colocaban a los lados del juez.
 
Puestos los tres personajes delante del grupo, salía el «Niño Jesús», se colocaba delante del juez y, simulando llamar a la puerta con los nudillos, iniciaba con el ''fuelle'' este diálogo:
 
:''— Tran, tran.''
:''— ¿Quién es?''
:''— El niñico Jesús con la cruz al hombro.''
:''— ¿Qué quiere el Niño Jesús con la cruz al hombro?''
:''— Una cinta.''
:''— ¿De qué color?''
:''— De la buena, la mejor.''
 
A continuación añadía un nombre de los que solían ser habituales en este juego. Si acertaba, tomaba por la oreja a aquél cuyo nombre hubiera averiguado y lo colocaba a su lado, continuando el juego tratando de llevar consigo el mayor número de niños. Al fallar, le sustituía el «Demonio», repitiéndose el diálogo:
 
:''— Tran, tran.''
:''— ¿Quién es?''
:''— El demonio con la sardera al hombro.''
:''— ¿Qué quiere el demonio con la sardera al hombro?''
:''— Una cinta.''
:''— ¿De qué color?''
:''— De la buena, la mejor.''
 
En este momento decía un nombre. Si acertaba, el portador pasaba a engrosar el bando del demonio, quien solía llevárselo diciendo: «Al infierno».
 
Una vez descubiertos todos los nombres, tenía lugar una prueba de fuerza entre los bandos, para lo cual niño y diablo se colocaban frente a frente, doblaban los dedos de ambas manos en forma de corchete, y se enganchaban entre sí. Detrás de ellos formaban una fila por bando, asiendo cada niño al anterior por la cintura. A una señal del ''fuelle, ''comenzaba la prueba de tiro, que ganaba el grupo que lograra arrastrar al otro. Perdían también el niño o el demonio si abrían la mano, soltando el gancho.
 
En la década de los veinte, A. Urigoitia<ref>Alejandro URIGOITIA. “Folklore. Juegos infantiles” in ''Euskalerriaren Alde'', XIX (1929) pp. 246-247.</ref> recogió un juego de nombre «''Zeruke''»<ref>Este juego guarda similitud con otro denominado “''Arri gordetzea''”'' ''descrito en el capítulo ''Juegos de adivinar''. </ref>, perteneciente probablemente a Zeanuri (B). Se jugaba cuando llovía, siendo el pórtico de la iglesia el lugar preferido. El número de jugadores era indeterminado, pero dos eran los personajes principales: el ángel, ''aingerue'', y el demonio, ''deabrue''.
 
Es manifiesta la influencia religiosa y contiene una evocación del Juicio Final. Los dos protagonistas se apartaban de los demás participantes y acordaban una enseña para cada uno de ellos. Así por ejemplo, el ángel tomaba por distintivo la campana; el demonio, la piedra.
 
Seguidamente preguntaban a cada participante: «''Zer gura dozu, kanpaya ala arrie?''», ¿Qué pides, campana o piedra?. Dependiendo de la opción elegida pasaba a formar grupo con el diablo o el ángel. A continuación éste invitaba a los suyos a la posesión del cielo y los llevaba a una de las paredes del pórtico. El diablo, por el contrario, arremetía furioso contra. sus seguidores y empujándolos bruscamente los arrojaba al infierno, que era el lado del pórtico contrario al cielo.
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