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El Atlas Etnográfico de Vasconia que se propuso trazar Don José Miguel de Barandiaran adquiere con este tomo sobre ganadería y pastoreo nuevos perfiles, que comienzan a hacerlo perceptible casi en su integridad. Disponíamos hasta ahora de rigurosos estudios etnográficos sobre ''La Alimentación Doméstica '' (I), ''Juegos Infantiles '' (II), ''Ritos Funerarios '' (III) y ''Ritos del Nacimiento al Matrimonio '' (IV). Con ellos, la vida individual y familiar, la intimidad, por así decirlo, de los habitantes de Vasconia había quedado ya registrada en esta monumental recopilación del patrimonio etnográfico que pretende ser el Atlas cuando llegue a su término.
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El tomo que hoy sale a la luz, ''Ganadería y Pastoreo en Vasconia'', nos saca del ámbito de la intimidad, de las paredes del hogar, de las relaciones familiares, para abrirnos al campo abierto de la producción. Lo hace, además, abordando un asunto en el que la trayectoria histórica es más larga y las costumbres, más duraderas. Resulta, en efecto, difícil de imaginar que los primeros vascones no encontraran en algún tipo de ganadería y pastoreo su medio más provechoso de vida y que en los usos y costumbres que en esta actividad todavía se preservan no resuenen aún ecos, perfectamente reconocibles, de la más remota antigüedad. Así, si en los tomos anteriores del Atlas percibíamos la caducidad de lo que va cayendo inexorablemente en desuso por mor del impacto de la modernidad y de la globalización –alimentación, juegos y ritos muchas veces ligados a tradiciones religiosas ya abandonadas–, en éste sobre la ganadería y el pastoreo constatamos la perdurabilidad de unos modos de hacer y de vivir que se han transmitido a lo largo de los siglos y quién sabe si hasta de milenios.
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Pero la rentabilidad económica no debe estar reñida con la culturización. Mejor dicho, debiera estar reñida con la aculturización. La pérdida de ''cultura '' que pueden provocar los nuevos métodos de producción nos afecta a todos, no sólo a los pastores o a los ganaderos. En una sociedad con un marcado carácter urbano, como es la vasca actualmente, resulta un tanto descorazonador comprobar el desconocimiento de realidades que a menudo se desarrollan aún hoy en nuestro territorio.
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Antes de que eso ocurra debemos prevenirnos. Todavía mantenemos vivos los conocimientos; debemos preservarlos y revalorizarlos. Para ello es básico el saber, y la etnología nos sistematiza y preserva ese saber que aún es actual. La etnología nos ofrece a todos aquellos que estamos o nos sentimos cercanos al mundo del pastoreo y la ganadería, la posibilidad de conocer lo que éstos fueron y de mantenerlos sin renunciar a la cultura que encierran. Esto es algo que nunca agradeceremos suficientemente ni a los etnógrafos de los Grupos Etniker ni a los pastores y ganaderos que les han informado sobre su saber, pues con la transmisión de su cultura ayudan a afianzar nuestro ser. ''Eskerrik asko''.
<p style="text-align: right;"><span style="font-size:smaller;">'''Iñaki Gerenabarrena Martinez de Lahidalga'''<br/> Consejero de Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco</span></p>
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