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Según Urabayen los aleros obeceden a razones climáticas. Representan un aumento de superficie del tejado conseguido mediante la extensión de las vertientes. Pero así como la inclinación de las vertientes responde a un régimen climático abundante en nieves, los aleros salientes son la respuesta a climas húmedos y templados. La zona de los aleros muy salientes en la fachada protegiendo a ésta y a un balcón por lo general, ocupa en Navarra el territorio situado al norte de una línea que va aproximadamente de Altsasu a Burguete pasando cerca de Pamplona. La zona de Burguete a la frontera con Huesca, donde la nieve cae con mayor abundancia, se corresponde con los aleros cortos, con saliente nada más que para proteger un balcón que suele estar situado más abajo del desván.
Hay pues una relación estrecha entre la cantidad y la índole de las precipitaciones y la extensión de los aleros. A lluvias abundantes corresponden aleros salientes; a nieves abundantes aleros reducidos a su mínima expresión, salientes solamente cuando hay que proteger un balcón; y a precipitaciones escasas, aleros cortos. Donde las lluvias son abundantes se hace necesario defender determinados espacios como balcones y fachadas. A este efecto se prolonga la cubierta lo necesario para conseguir este objetivo. Cuando la nieve es abundante una prolongación excesiva de los aleros sería peligrosa para la seguridad de la cubierta; por esta razón se reduce todo lo posible. Pero el clima de estas regiones suele ser nebuloso y obliga a habilitar un espacio donde el sol penetre libremente, pero no el agua ni la nieve; así nace el balcón protegido por un tejadillo. En las comarcas de humedad más bien escasa y de sol suficiente no se siente tal necesidad de protección y el alero se reduce hasta desaparecer casi en los climas secos. El último resultado de su reducción es la cornisa <ref>URABAYEN, La casa navarra, op. cit., pp. 63, 64 y 66.</ref>.
[[File:Fig. 122 (a y b). Casa con alero saledizo (Zeanuri-B, 1977) y sin alero (Obanos-N, 1997).jpg|frame|100px|Fig. 122 (a y b). Casa con alero saledizo (Zeanuri-B, 1977) y sin alero (Obanos-N, 1997).]]
Aparte de por estatus, también se han recogido razones estéticas. En Moreda (A) a las casas de piedra se les da mayor vuelo al tejado.<br/> En estos casos éste es de madera ya que en la localidad consideran que la piedra conjunta mejor con la madera. Las casas lisas o pintadas tienen tejados con vuelos normales y en éstas se fabrica con hormigón al igual que los canes.<br/> Las casas con aleros prolongados están mejor protegidas de la lluvia, además las casas “mochas de tejado” resultan feas y antiestéticas.
En cuanto al material con el que se han construido los aleros, el más habitual en todo el territorio estudiado ha sido la madera <ref>En el casco urbano de Portugalete (B), a mediados de los años ochenta se publicaron los siguientes porcentajes en cuanto al material de los aleros:
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