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En Améscoa (N) la estructura interior de todas las casas es de madera y su disposición muy sencilla. En el centro del vano interior de la casa, uno o varios pilares, según la largura del hueco, sostienen los extremos de dos gruesas vigas horizontales, llamadas ''cadenas'', cuyos extremos opuestos van empotrados en las paredes maestras. Sobre estas vigas y las paredes paralelas a ellas se apoyan los ''cuartones'', que son viguetas de madera, que forman el emparrillado del piso. Entre ''cuartón ''y ''cuartón ''queda un espacio de unos 35 cm; una masa de yeso y trozos de ladrillo y teja cierra esos huecos que separan a los ''cuartones ''y forman el suelo del piso. Los pilares de la planta baja suelen ir, generalmente, montados sobre unas basas de piedra labrada de forma cuadrangular. Apoyándose en el pilar de esta planta se levanta el del piso, que al igual que el anterior sostiene las vigas y el entramado de ''cuartones ''y yeso que forman el piso del desván. Sobre el punto de apoyo de los pilares anteriores descansa el que sostiene el ''caballete ''o ''gallur''. El ''caballete'', que corre perpendicular al pilar, traza la arista que divide las dos vertientes del tejado. Del ''caballete ''bajan los ''cabrios ''hasta la parte superior de las paredes exteriores. Los cabrios son largueros de roble que forman el emparrillado del tejado, que va cubierto con ''tejillo'', tabla delgada de roble.
En Aurizberri (N) los pisos se sostienen sobre vigas, ''petralea'', las cuales descansan en paredes por sus extremos y en postes, ''pilarea'', hacia el centro del edificio. Las vigas se apoyan sobre los postes mediante un capitel o madera horizontal que llaman ''txinala ''o ''zapata''<supref>26José Miguel de BARANDIARAN. “Pueblo de Aurizperri (Espinal). Los establecimientos humanos y las condiciones naturales” in AEF, VI (1926) p. 15.</supref>.
En Aintzioa y Orondritz (N) el sistema habitual de construcción que presentan las casas es sujetar sobre cuatro o más pilares de roble, puentes de madera que a su vez sirven de apoyo a los troncos rectangulares llamados ''solivos''. Sobre ellos se clava la tarima, también de roble, tanto en suelos como en techos.