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Evolucion de la siega y trilla de cereales

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Si venía mal verano, los haces los ponían en montones plegados, a esto se le llamaba ''malate, ''o en montones tiesos con la cabeza para arriba. Por la pieza se pasaba el rastro para recoger las ''llantas y ''las espigas caídas; después se ponían en un montón y se ataban.
Cuando iban a acarrear el cereal, al carro se le ponían las ''barreras y barrerillas, ''para ello se le quitaban los ''tableros y ''algunos colocaban cuatro banzos para que quedasen las ruedas dentro de las ''barreras. ''Estas tenían cuatro ''picas. ''Con una horquilla de madera o de hierro se echaban los haces al carro y el que estaba subido en él los iba plegando bien. Cuando salían de las ''barreras ''ponían las espigas hacia dentro y en las ''picas ''clavaban los haces. Cuando el carro estaba cargado se pasaba la soga de un lado a otro apretando la carga fuertemente. Esta operación se debía realizar correctamente pues si se aflojaba, se podía caer la mies en los baches. El carro cargado se llevaba a la era, se descargaba y se dejaba en un montón o ''malate ''para hacer otro viaje. Si el ''portegado''<supref>2Véase Idem. ''Casa y familia en Vasconia, ''op. cit., p. 187.</supref> era grande, el último carro se dejaba cargado; esto de dejarlo en ''malate ''y cargado era porque así no cogía rocío por la noche, lo que permitía empezar a trillar antes. Cuando empezaron a trillar con trilladora llevaban la mies directamente con el carro y de este la echaban a la máquina quitándole previamente las cuerdas.
Se ayudaban entre varios vecinos y con el tiempo alquilaron una máquina que traían de fuera. La primera trilladora que se compró la adquirieron entre dos vecinos y era de la marca ''Ruston, ''de ''Múgica y Arellano; ''se alimentaba por arriba. En el año 1959 el pueblo compró dos trilladoras de ''Ajuria ''con elevador movidas con un tractor Ferguson y un ''Ebro.''
Cuando trillaban con trillo tendían los haces por la era y con una hoz o navaja iban cortando las cuerdas de atadora por el nudo y después las empleaban para hacer sogas o ramales; el ''vencéjo ''y las lías se soltaban y se guardaban para el año siguiente.
Una vez que la parva estaba tendida se pasaban las yeguas sin trillo para que desmenuzasen los haces. Después se ponían los trillos, dos o tres según el tiro de caballerías. Una vez habían dado la primera vuelta a la parva, uncían la pareja de bueyes con el trillo grande, al que se subía toda la chiquillería. Cuando los bueyes defecaban se paraba y con una pala se recogían los excrementos o ''moñigas ''y se echaban a un cesto; también los de los caballos o yeguas, que se llamaban ''ca-rajones. ''Las yeguas se movían en sentido contrario a las agujas del reloj; el que las dirigía llevaba en una mano la soga que sujetaba la cabezada de la yegua guía y en la otra la tralla para arrearles. Cuando la parva ya estaba trillada por una cara, entre varias personas le daban la vuelta con las <sup>2</sup> Véase Idem. ''Casa y familia en Vasconia, ''op. cit., p. 187. horcas. Mientras tanto se paraba a los bueyes. La siguiente vuelta a la parva se empezaba por el lado que se terminó la anterior. Cuando estaba completamente trillada se retiraba la paja y se transportaba al pajar; el tamo con el grano se llevaba al ''ablentadero.''
La paja se ponía al lado de la trampa del pajar y allí con las horcas grandes se echaba a su interior; otras personas a su vez la iban arrojando con las horcas a un montón que se pisaba bien, ocupándose de ello alguna persona mayor y los chavales.
La ''menuncia ''se acarreaba con una ''horquija ''grande de cinco o seis puntas, la misma que se empleaba para echar la paja al pajar. Como las ''menuncias y ''los yeros no estaban atados, el que estaba subido en el carro tenía que pisarlos bien. Por detrás de los que iban acarreando se pasaba el ''cachuero, ''rastro, para recoger las ''llantas. ''Los yeros y alholvas sacaban mucho polvo al trillar. La paja de ''menuncia ''era muy buena para el ganado.
<div style="margin-left:13.462cm;margin-right:0cm;"><nowiki>*</nowiki> [[Image:Irudia8.png|top]] Fig. 113. Trilla en Álava, c. 1940.Al triguero en Zigoitia le llaman ''albaina. ''El rastro de madera para retirar el grano de la aventadora es llamado por unos ''badaqui''<supref>3''Badaqui'' era el instrumento para recoger el grano después de aventarlo, que constaba de un mango de madera largo en cuyo extremo lleva una madera en forma de pala colocada en sentido vertical. LÓPEZ de GERENU, ''Voces alavesas, ''op. cit., p. 198.</supref> y por otros ''badoki.''
En Abezia (A) la cosecha del trigo se realiza después de Santiago (25 de julio). Antaño se segaba a guadaña: Un hombre iba por delante segando y otra persona, habitualmente una mujer, por detrás haciendo gavillas para que se secasen las espigas. Se ataban por las dos puntas con pajas de centeno largas enlazadas que se confeccionaban previamente y que recibían el nombre de ''vencejos.''
El proceso de fabricación del ''vencejo ''era el siguiente: Se elegían varias pajas con cabeza incluida; se golpeaban contra un trillo para que cayese el grano; a continuación se igualaban las pajas, se mojaban y se iban anudando de dos en dos formando cuerdas. Se dejaban secar y se guardaban hasta el año siguiente. En otros casos los vecinos fabricaban los ''vencejos ''a me- <sup>8</sup>'' Badaqui ''era el instrumento para recoger el grano después de aventarlo, que constaba de un mango de madera largo en cuyo extremo lleva una madera en forma de pala colocada en sentido vertical. LÓPEZ de GERENU, ''Voces alavesas, ''op. cit., p. 198. dida medida que los necesitaban con la paja del propio trigo.
En una gavilla la espiga se colocaba hacia un lado y en la siguiente hacia el opuesto y se iban dejando en el suelo. Varias gavillas formaban un haz. El número de gavillas variaba en función de los gustos o preferencias de cada persona, al igual que el tamaño de las mismas pero era imprescindible colocar una gavilla en un sentido y la siguiente en el contrario. Las máquinas atadoras que se introdujeron años después dejaban todas en la misma dirección, pero eran más pequeñas. En general, no debían pesar en exceso para facilitar su traslado.
Lo normal era que dos gavillas formasen un haz pequeño y cuatro uno grande. En las roturas solían hacerlos más grandes pero pesaban mucho. Además los de tamaño grande se plegaban peor.
Lo habitual era amontonar o apilar los haces en la finca y dejarlos durante unos días hasta que el grano endureciese. Para protegerlos de las condiciones atmosféricas adversas, se colocaban cuatro filas de seis haces en el suelo de pie con el culo (la parte de la espiga sin grano)hacia el norte para que el grano se sazonase y no se humedeciese. Sobre estos se disponían otros haces formando una especie de tejado. De esta forma la lluvia resbalaba por la paja y caía sin mojar los haces interiores. Pese a ello, recuerdan que a más de un agricultor se le perdió toda la cosecha al mojarse y solo pudo salvar los restos para el ganado.
Para acarrear la mies, es decir, trasladarla a la casa, era necesario cargar el carro de forma correcta: en la parte inferior se colocaban doce haces y en la superior, formando tejado, otros seis, ocho o más. Los consultados cuentan que una vez concluida la siega era fácil saber cuántos carros había en función de los haces: diez haces constituían una carga, lo que suponía alrededor de una fanega de trigo.
En el mes de julio se empezaban a segar las cebadas. En un principio este trabajo se hacía con la hoz, protegiendo la otra mano con la ''zoqueta ''para no cortarse. La labor se iniciaba al amanecer y se dejaba a la caída del sol. Solo se paraba para almorzar y comer. La comida se la llevaban desde casa, tras lo cual echaban la siesta a la sombra. Para mitigar la sed bebían agua que guardaban en garrafones, que unos introducían en la tierra para conservar el agua lo más fresca posible y otros los dejaban al sol porque decían que así no les daba más sed.
Con posterioridad se empezó a usar la guadaña, a la que se le acoplaba un rastrillo que apartaba la mies que se acaba de cortar y la dejaba lista para hacer montones o ''gavillas. ''Estas se ataban con ''vencejos ''confeccionados con paja de centeno o con ''lías, ''cuerdas. Se unían unas cuantas ''gavillas ''y se dejaban con las cabezas hacia arriba y la paja hacia abajo para que en caso de lluvia resbalase el agua y las cabezas pudieran ''orearse. ''Para hacer los ''haces ''se ponía una ''gavilla ''en la mitad de una cuerda y a continuación otra encima pero alternando cabezas con paja y así hasta hacer un buen montón que se ataba, ayudándose con la rodilla para hacer presión y poder aplastar las ''gavillas.''ç Cuando se segaba con bueyes los días de bochorno, se paraba antes y se reanudaba la tarea más tarde, con la fresca, para evitar que la mosca picase a los animales, ya que si sucedía salían corriendo llevándose todo por delante, tanto si estaban sueltos como sujetos al carro o a una máquina.
Una vez que se empezaron a utilizar las segadoras fue necesario realizar previamente la labor de ''desorillarlas ''fincas para que la máquina pudiera dar vuelta; se hacía con la ''guadaña. ''Al ir segando con los bueyes solían salir culebras de entre la mies. Para protegerse del sol, los hombres utilizaban boina, sombrero de paja o pañuelo con cuatro nudos para que quedase fijo en la cabeza, por su parte las mujeres llevaban manguitos y pañuelo a la cabeza para que les cubriese.
En los tiempos previos a las cosechadoras, una vez se habían recogido todos los ''haces ''con las ''horcas ''y se habían colocado en el carro para ''acarrear ''la mies a casa, se pasaba un ''rastro ''de mano para recoger lo que había quedado suelto, se ataba y se colocaba encima de todo lo demás; después se pasaban unas cuerdas de lado a lado para sujetar bien los ''haces.''
Previamente a la trilla se echaba arcilla encima de las grietas y baches de la era y se regaba [[Image:Irudia9.png|top]] Fig. 114. Trilla. Álava, 1929. [[Image:Irudia10.png|top]] Fig. 115. Trilla en Arriaga (A), c. 1930. con agua que se había subido del río, se le pasaba una tabla y se alisaba, luego se dejaba secar. Quedaba tan dura como el cemento. Era entonces cuando se cortaban las ''lías ''de los ''haces ''o los ''vencejos ''y se extendía la mies que había sido transportada desde la finca en el carro de ''acarrear. ''Metían entonces las mulas con su trillo y los bueyes con el suyo, siendo este último mayor que el de las caballerías.
En las mulas y yeguas el trillo se enganchaba a un ''balancín ''y este a su vez al ''collarón, ''al menos los que tenían dinero, los demás al ''torrollo, ''que era una especie de collarón hecho de sacos (otros lo hacían con juncos de río trenzados o con ''vencejos, ''paja de centeno) procurando que la cuerda, llamada ''trilladera, ''no rozara las caballerías. El trillo quedaba siempre a la izquierda de las caballerías. A los bueyes los ''juncían, ''uncían, y de los extremos del yugo arrancaban las cadenas que se enganchaban al trillo. Encima se le echaban piedras y a veces se montabanchavalesmontaban chavales. Hubo trillos con unos discos que daban vuelta a la paja. Lo habitual era que llevasen piedras de pedernal, a veces alternando con hojas de sierra o bien estas solas. Cuando sufrían desperfectos (se les escapaban las piedras), eran unos gallegos que iban de pueblo en pueblo los que los arreglaban. Las piedras que utilizaban era pedernal de Treviño.
Siempre había una persona que guiaba tanto a las caballerías como a los bueyes y se ayudaba de un látigo llamado ''tralla ''que servía para arrearlos. También estaban atentos por si los animales iban a defecar, entonces le ponían una pala para recoger los excrementos, ''moñigas, y ''si no les daba tiempo paraban para poder recogerlos de la parva y continuar.
Después de atados los haces los ponían en montones, llamados ''maletas, ''para su fácil acarreo. Otros ponían los haces tiesos, con las espigas hacia arriba.
[[Image:Irudia11.png|top]] Fig. 116. Vecinos trabajando en las eras. Alegría-Dulantzi (A), c. 1940.Tras atar y recoger los haces, los chavales pasaban un rastro de mano. La paja y cabezas así obtenidas las ataban y las depositaban las últimas en el carro.
Para acarrear la mies se ponía una cama más larga al carro; la anchura era idéntica porque el eje era el mismo, así que para conseguir ampliarla se colocaban cuatro banzos. En los carros normales las ruedas quedaban fuera de las cartolas mientras que en los de acarrear dentro. Las ''barreras ''llevaban cuatro travesaños que terminaban en punta llamados ''picas. ''En la parte de los bueyes se ponía la ''barrerilla ''para que la mies no dañase a los animales. Al acarrear se colocaban los haces hasta la altura de las ''barreras ''y al llegar a ese punto se introducían por su mitad por las ''picas ''con las cabezas hacia adentro, si eran de atadora; los haces hechos a mano los subían por una escalera y los ''gavillotes ''los echaban con la horca.
A principios del siglo XX algunos labradores de La Puebla de Arganzón y de pueblos como Treviño o Ventas de Armentia trajeron gavilla-doras. Eran unas máquinas segadoras que contaban con cuatro rastros, de modo que cuando la mies caía segada en la plataforma, los rastros la arrojaban al suelo a intervalos. Cada uno de estos montones era una gavilla y como no estaban atadas, cuando soplaba viento fuerte las desparramaba. Con cuatro o cinco gavillas se hacía un haz.
Las primeras atadoras se compraron por los años veinte del pasado siglo. Eran de la marca ''Darin, ''inglesas. Ataban las gavillas en pequeños haces llamados ''gavillotes. ''Para que entraran a segar, previamente se tenía que ''desorillar ''la pieza, labor consistente en segar a mano con la hoz o con la ''aguadaña ''todo el ''orillo ''de la misma; la anchura era de un metro y medio a dos metros, lo que ocupaba la pareja de bueyes. Cuando se generalizaron las atadoras por los años 1950, desapareció la segadora simple. LassegadorasLas segadoras-atadoras eran arrastradas por una pareja de bueyes. Muchas eran de la marca ''Ajuria, ''de Vitoria, y las solían comprar entre dos o tres vecinos.
Cuando se acarreaba con el tractor se recurría a grandes remolques, en los que dos o tres personas se dedicaban a plegar los haces. Apenas había haces grandes, todos eran de atadora. El tractor pasaba entre dos filas de montones, los primeros los echaban con la horca y luego los subían por la escalera. Estos remolques los ataban bien con una soga. En la era los dejaban en un montón, plegados, cerca de donde tenían que colocar la trilladora.
Para la trilla colocaban los haces sueltos por toda la era. En primer lugar daban una vuelta con los caballos para que con las patas la igualasen. Después colocaban los trillos a las caballerías, uno por cada animal. Los trillos se enganchaban al ''torrollo, ''collera, que se le colocaba en el cuello, procurando que la cuerda de esparto, llamada ''trincha, o ''la ''lía, ''no rozara al ganado. El trillo siempre quedaba colocado a la izquierda de la caballería. El ''torrollo ''estaba hecho de paja de centeno y los había también de saco relleno de paja. La persona que arreaba a las caballerías se colocaba a su izquierda e iba provista de una ''tralla, ''un palo de un metro de largo que en su punta tenía una correa para fustigarlas. Las caballerías daban vueltas a la era en sentido contrario a las agujas del reloj y los bueyes al revés.
El trillo que llevaban las parejas de bueyes era de 2 metros de ancho por 1.80 de largo y el de las caballerías de 0.60 de ancho por 1.80 de largo. El corte de los trillos era de pedernal y la madera de chopo judío, que era blanca. Algunos trillos llevaban hojas de sierra intercaladas con el pedernal. Estas sierras las aprovechaban de viejas hojas de sierras de cinta de los aserraderos.[[Image:Irudia12.png|top]]
Fig. 117. Aventando el grano. Álava, c. 1940.A primeros del siglo XX salieron al mercado unos trillos para bueyes que consistían en unos cajones de madera con discos de sierra. Cada trillo llevaba tres o cuatro cilindros y en cada cilindro ocho o diez discos de sierra. Disponían de un asiento para el conductor. No dieron buen resultado, ya que se embazaban cuando la mies estaba correosa por no hallarse bien seca.
En el trillo, aparte de la persona que guiaba los bueyes, se subían los niños. Cuando los bueyes defecaban y al que iba encima del trillo no le daba tiempo a poner la pala para recoger las ''moñigas, ''se paraba. Se recogían para que no cayesen a la parva ya que embazaban los trillos, remolinando la mies. Los excrementos de las caballerías, ''carajones, ''que eran más secos, se recogían en la era en cestos.
Mientras trillaban, las mujeres llevaban el almuerzo a la era. Durante la trilla corría el porrón de vino con gaseosa y en una jarra, sangría. Lo tenían en un cubo de zinc con agua fresca y tapado con una servilleta para que no le entrase polvo.
Cuando se terminaba de trillar en algunos sitios apartaban la paja y la ponían en un montón y de allí solían llevarla con las horcas al pajar que estaba en la era. Posteriormente en mantas cargadas en carros o a hombros se transportaba al pajar de la casa. En la mayoría de los pueblos las eras estaban fuera del pueblo. El algunos te- nían tenían las bordas junto a la era, orientadas al norte; en otros las eras estaban juntas, sin ninguna borda.
A un buey que le ponían medio yugo le enganchaban el rastro, tablero de dos o más metros de largo y 0.60 m de anchura con dos anillas a medio metro de cada punta para enganchar las cinchas al yugo del buey o al collarón de las caballerías. Detrás iban dos personas sujetando el rastro y tras estas, otras con rastros individuales recogiendo el grano con la paja, mientras los demás barrían la era hasta formar un montón.
Una vez llenos los sacos los llevaban a casa en el carro, los cargaban al hombro y los subían al desván. Allí estaban los graneros o ''alorines, ''nombre que recibían en Taravero, Laño, Bajauri, Obecuri y Villanueva de Tobera.
En algunas casas dejaban el grano que apartaban para sembrar en ''cenachos, escriños ''o ''nasas, ''que por su tamaño se tejían en el mismo desván ya que no cabían por las puertas. Si el año había sido bueno y la cosecha abundante no entraba en los graneros, así que dejaban parte del grano en sacos en un cuarto de la planta baja. Hacia 1896 entre varios socios de La Puebla de Arganzón compraron una trilladora inglesa a vapor. A primeros del siglo XX aparecieron las primeras trilladoras de la marca ''Ruston, ''de ''Múgica y Arellano, ''de Pamplona, y de la casa ''Ajuria, ''de Vitoria. Las movían con unos grandes motores de gasolina; en algunos pueblos con motores eléctricos. Se alimentaban por arriba y no tenían elevador de paja; resultaban peligrosas, ya que la mies caía directamente al rodillo picador y podía arrastrar a la persona que echaba la mies o amputarle algún miembro. Hacía los años 1930 aparecieron trilladoras con elevador de paja, que mediante tubos la elevaban al pajar. En la década 1950-1960 todas tenían elevador de mies.
Muchas trilladoras pertenecían a varios vecinos. Las trasladaban con los bueyes de era en era. Primero trillaban las cebadas en cada casa, luego los yeros ''(menuncias) ''y después el trigo. Si la máquina era contratada, los sacos con el grano se pesaban en básculas, pagando el alquiler de la máquina en función de los kilos recogidos. Algunos de La Puebla de Arganzón y de Treviño, después de trillar para ellos se dedicaban a hacerlo para otros pueblos.
La paja que dejan en la pieza la empacan en fardos. Antes lo hacían con una enfardadora a mano y era una labor muy dura. Hoy las modernas enfardadoras la recogen y enfardan en poco tiempo. Detrás, unas máquinas elevadoras colocan los fardos en el remolque o camión.
Estos fardos de paja los venden a ganaderos de Bizkaia o Gipuzkoa y a veces a los de Cantabria. Otros se venden a fábricas, como antiguamente lo hacían a FEFASA, de Miranda deEbro, para la obtención de fibras artificiales. Estos últimos años la paja la emplean para la generación de energía eléctrica, asimismo la utilizan en el cultivo del champiñón y en otras aplicaciones. A la paja sobrante le dan fuego en el mes de septiembre. En Treviño antes de los años 1950 raro era el labrador que no sembraba centeno. Crecía más de metro y medio, lo segaban y hacían manojos. Cuando estaba seco lo desgranaban golpeándolo. Pocas veces se trillaba, solo alguna para hacer pan en los pueblos de Bajauri, Obecuri y Laño. En Ribera Alta el cereal se recogía hacia julio o agosto. Hacia 1958 llegó la primera trilladora a la zona; por lo tanto antes de esa fecha se utilizaba el trillo para separar el grano de la paja. Las trilladoras funcionaron durante poco tiempo, enseguida hicieron su aparición las cosechadoras, aproximadamente hacia el año 1965. Antes de introducir las cosechadoras la labor de cortar la mies y agruparla en haces o gavillas correspondía a la gavilladora y a la atadora. La primera de ellas la cortaba y la agrupaba en una gavilla pero no la ataba, esa labor la debía realizar el agricultor. La segunda cortaba la mies y ataba la gavilla por el centro con una cuerda. Para que se introdujeran en la finca, el labrador debía segar a mano con una hoz el borde de la misma para abrir un camino que permitiera a la máquina acceder a la misma y realizar su trabajo. Las gavillas o ''gavillotes ''quedaban tendidos en el suelo y una vez segada la finca se agrupaban varias gavillas en posición vertical, constituyendo una hacina. Como la mies se había segado sin estar totalmente madura, las hacinas debían permanecer en la finca un tiempo, hasta madurar completamente. Una vez maduros, una mañana bien temprano se cargaban los ''gavillotes ''con una horca en el carro y se trasladaban hasta la era de casa. Allí se soltaban y se esparcían las espigas por el suelo. En ese momento el trillo arrastrado por los bueyes comenzaba a hacer pasadas por encima con el objeto de desgranarlas. Había que impedir que las heces de los bueyes cayeran sobre el cereal, para ello un niño o dos iban sentados sobre el trillo con un recipiente en la mano, por un general una sartén vieja, atentos a la "trasera" de la pareja de bueyes, para que en el momento que defecaran, las heces cayeran sobre el recipiente y no sobre las espigas. Una vez desgranado todo, se amontonaba la ''parva ''(grano y paja) y se procedía a ''albeldarla, ''separar el grano de la paja. Se podía hacer de forma manual o mediante una máquina llamada ''albeldadora. ''Cuando se hacía manualmente se aprovechaba el viento que salía al atardecer para echarla al aire, llevándose el aire la paja, que no pesa, y cayendo al montón el grano limpio de impurezas. Luego este se guardaba en sacos en las ''trojes. ''Cuando llegó la trilladora la labor se simplificó mucho. Las espigas agrupadas en gavillas se introducían directamente en la trilladora, saliendo por un lado el grano limpio y por otro la paja. A la trilladora se le acoplaban unos tubos que conducían esta última hasta el pajar de la casa. No duraron mucho tiempo las trilladoras, enseguida llegaron las cosechadoras, entre 1965 y 1970. Con ellas desaparecieron las gavilladoras y las atadoras, ya que la cosechadora realizaba toda la labor de cortar la mies y separar el grano de la paja en la propia finca. Precisaba de tres operarios: el primero conducía la máquina, el segundo colocaba el saco para recoger el grano que caía por un tubo y el tercero ataba el saco con una cuerda y lo tiraba al suelo. Una vez cosechada la finca, se recogían los sacos, se cargaban en el remolque y se llevaban a casa. La paja quedaba esparcida sobre la finca por lo que más tarde llegaba otro operario conduciendo una enfardadora que hacía los fardos. Hoy en día ya no existen las cosechadoras de sacos, a la finca acude una moderna cosechadora y un tractor que arrastra un remolque. El grano que va saliendo de la cosechadora cae al remolque y una vez lleno se traslada hasta los almacenes de la cooperativa de cereal, que están en Pobes, y se descarga. El cereal no llega a pasar por casa. En Agurain en verano y con los calores fuertes de julio, comenzaba la época de trabajo más dura. La siega se realizaba por medio de máquinas atadoras arrastradas por tractor, que sustituyeron en este menester a los animales de tiro. La máquina atadora requería previamente que se hiciesen los ''orillos, ''es decir, segar manualmente con la guadaña los márgenes de la finca para que pudiera comenzar su labor sin pisar las plantas. La mies se ataba en gavillas, que se amontonaban y se dejaban en la pieza para que se secasen hasta el día de la trilla. Esta mies — trigo, cebada y avena—, ya segada y seca, se trillaba a comienzos de agosto con trilladora, movida eléctricamente o mediante motores. Posteriormente se inició la recolección por medio de cosechadoras. Esta labor comienza a mediados de agosto, siempre contando con buen tiempo. Su duración depende también de las condiciones atmosféricas, cuando estas son favorables se necesitan veinte días para todos estos pueblos. Se precisa poca mano de obra. Hasta hace unos años las cosechadoras procedían de Navarra y Aragón y pertenecían a gentes que venían realizando ''campaña ''durante varios meses, cosechando a un precio establecido por fanega. Actualmente hay varias cosechadoras particulares, pero aún siguen llegando las de otras regiones, aunque se tiende a dar trabajo a las del pueblo o de pueblos cercanos. La causa principal de la pervivencia de las trilladoras era la paja, ya que la de cosechadora tenía inferior calidad que la de trilladora, pero posteriormente esto ya no era así por lo que las últimas trilladoras fueron vendidas para su uso en tierras de Castilla. El acarreo de la mies para la trilla se realizaba con tractores y remolques especialmente preparados para este fin, mediante unas ''barreras ''que se podían desmontar. Antiguamente se llevaba a cabo con carros de bueyes. La mies se descargaba en la era, después se trillaba y el grano era almacenado. El grano obtenido con la cosechadora antes se llevaba a casa pero después se pasó a vender directamente de la pieza al silo del Servicio Nacional de granos o de algún otro almacenista por lo que se transportaba a granel en remolques y camiones. Tras acabar de recoger la cosecha del cereal, en los días siguientes se trabaja en la recogida de la paja de cosechadora que es enfardada con máquinas trituradoras—enfardadoras y almacenada en las casas para el consumo de todo el año. En Apellániz el trigo se solía cosechar después de Santiago, la avena en agosto y la cebada, a principios de los años ochenta, que es cuando se recopilaron estos datos en la localidad, al lle- [[Image:Irudia13.png|top]] Fig. 118. Trillando con trilladora movida a motor. Álava, c. 1940.gar las cosechadoras alquiladas, que algunas veces se retrasaban hasta septiembre ya que procedían de Oteiza de la Solana, Dicastillo, Gauna, Corres y de otros pueblos de la Llanada. Antaño la siega de los cereales se hacía con la hoz dentada, protegiendo la mano izquierda con la ''zoqueta, ''que resguardaba los dedos meñique, anular y corazón de la citada mano izquierda. Solían acudir segadores de Navarra, por ser allí más temprana la recolección. Aunque "el buen segador no le teme al sol", el reseco producido por el calor de agosto hacía que si el propietario era un tanto roñica y les escatimaba la bota de vino, los segadores se lo recordasen: ''Un pajarito en la torre, en la torre puso un nido; un pajarito en la torre, pa'los segadores, vino.'' Y también: ''Sangre de Cristo'' ''cuánto tiempo hace que no te he visto;'' ''y ahora que te veo: Gloria in Excelsis Deo.'' Los segadores, molestos por la ''lapa ''(bardana) que crecía entre el sembrado y sus semillas que se agarraban a la ropa, dejaban suelta por el campo la mies que iban cortando. Luego eran las mujeres y los ''mocetes ''los que reunían estos manojos, entregándolos a un hombre que los juntaba en haces, ''gavillotes, ''que ataba con ''vencéjos, ''operación muy molesta pues al recoger la mies se clavaban en las manos los agudos pinchos de los ''abreojos.'' Más tarde empezó a usarse la guadaña, que posteriormente se pasó a emplear solo para ''orillar ''los campos sembrados, permitiendo así la entrada de las segadoras mecánicas que dejaban los haces atados y preparados para su acarreo. Con posterioridad aparecieron las cosechadoras, que dejaban la paja tirada obligando al uso de la empacadora para reunirla, que alquilaban en Maestu. Recordaban en Apellániz que antaño en las tierras secas y duras de la Sierra, tierras ''broncas, ''la avena crecía tan arruinada y raquítica que era preciso arrancarla con las manos, pues no permitía el uso de la hoz. Por el contrario cuando las espigas de trigo se doblaban por la paja aconsecuencia de su peso se decía que "trigo echado, levanta a su amo", por la buena cosecha que se presentía. En esta población se recolectaban alrededor de unos cuatro mil kilogramos de trigo por agricultor, entregándolos en el almacén de Santa Cruz de Campezo; de cebada algo más que de trigo y de avena unos trescientos kilos, empleándose estos dos últimos cereales para alimento del ganado, bien en grano o molidos. Una vez agrupada la mies en haces se acarreaban. Antaño en carros con eje ''chillón ''de madera y ruedas ciegas sujetas al citado eje, en el que para prevenir que con el roce no se incendiase el ''chamaisqui ''de la cama del carro, llevaban un cuerno con agua y jabón para untar el eje. Después apareció el carro con eje de hierro y ruedas con radios y cello también de hierro y más tarde el de cubiertas de goma. Por último los remolques acoplados a los tractores. Una vez los haces quedaban bien recogidos en los ''bordes, ''tenía lugar la trilla en las eras, de suelo arcilloso, bien apelmazado, que una vez limpias de la hierba y los desperdicios acumulados en el invierno, se regaban, logrando así que el piso se endureciera más. Las primeras trillas solían ser las de cebada, ya que su ''rampla, ''larga y dura, fortalecía el suelo y así el grano no penetraba fácilmente en la tierra. La cantidad de haces que se tendían en la era variaba según que el día se presentase más o menos caluroso, no soliendo exceder del centenar. Una vez extendida la mies, se utilizaban los bueyes con un trillo grande que arrastraban con el ''tirante, ''consistente en una punta de varal con una cadena. El trillo iba cargado con un banquillo o silla baja donde se sentaba una persona, generalmente una mujer, encargada de guiar la pareja y que llevaba también una pala para evitar que la ''mordaca ''(excremento) cayese sobre la paja. Más tarde intervenía una pareja de caballerías con dos trillos más pequeños, cada uno por su lado, tirando de ellos con una larga soga, ''trilladera, ''que iba del ''collarón ''de las yeguas o caballos hasta dichos trillos, siendo gobernados los animales mediante un ramal cuyo extremo solía sujetarlo un hombre. Ambos, bueyes y caballerías, daban vueltas a la era en sentido opuesto, descansando cuando los participantes, con ''horquillas ''de madera, daban vuelta a la parva. Para el mediodía, si el tiempo había acompañado, la paja ya estaba desmenuzada. Se trasladaba con un ''ballarte, ''parihuela, o con una manta al pajar donde se almacenaba para alimento y cama del ganado mayor. Suelto el grano de la espiga, con la ''alegadera ''tirada por una caballería se llevaba hasta el ''ablentadero, ''orientado por lo general hacia el norte, por ser este el viento dominante en las tardes de verano. Tan pronto salía el aire, con palas y bieldos de madera se ''ablentaba, ''limpiando así el grano, que se almacenaba en los ''cuchitriles ''de los ''alorines. ''Los restos de paja menuda que quedaban al aventar recibían variados nombres: ''trigaladuras, bojos, cazajas, ondarras, cecorres, ''y se aprovechaban para comida del ganado, en especial de las gallinas. Con el tiempo esta operación del ''ablentado ''se hizo con la aventadora, máquina que simplificaba mucho la labor. La aparición de las trilladoras permitió hacer rápidamente el trabajo que antes costaba bastantes días, prolongándose la operación si la mies se encontraba correosa. Antaño estos trabajos obligaban a estar pendientes del tiempo hasta el punto de que si el año se presentaba malo tenían que trillar en septiembre y eso acarreaba el inconveniente de la ausencia del viento que precisaban para aventar, ya que como advierte el refrán: "San Bartolomé, los vientos quédense", indicando por tanto la ausencia de los mismos a partir del 24 de agosto. Las trilladoras disponían de largos tubos para conducir la paja hasta su lugar de almacenamiento y el grano lo ensacaban sin ningún intermediario. Al principio eran seis las que tenían distintos vecinos y al poner el pueblo para el servicio de todos dos trilladoras, algunos quitaron las suyas. En cuanto a los tractores había dos del común y veintidós particulares. En la época de la recolección y especialmente al trabajar con la trilladora, era corriente la unión de dos familias que se ayudaban recíprocamente en sus respectivos cometidos, corriendo la comida y bebida de entre horas a cargo del favorecido con la labor de ese día. Este apoyo mutuo, voluntario, antaño era casi estimado como obligatorio, ya que si en alguna casa no podían hacer las labores del campo por enfermedad, el cura autorizaba para que los domingos por la mañana pudiesen trabajar en las heredades del enfermo. [[Image:Irudia14.png|top]] Fig. 119. Trilladora movida por tractor. Álava, c. 1950.Para las fechas de la recogida de la cosecha antaño se guardaba el lomo y el jamón de la matanza del invierno, también se bebía vino, cosa que no era corriente el resto del año. El día de la última trilla, ''trilla del gallo, ''solamente se preparaba ''bálago, ''haciéndolo con yeguas o caballos, sin trillo, para no desmenuzar la paja que se recogía con la ''balaguera ''para llevarla a la pajera. Con este motivo mataban el gallo viejo y lo merendaban, bebiendo vino y de postre uvas o melocotones que habían traído de La Rioja los arrieros. Aún se permitía, aunque casi no se practicaba, espigar en los rastrojos. En Bernedo la siega del cereal tradicionalmente se hacía a mano con una hoz dentada en la mano derecha (los diestros) y con una ''zoqueta, ''en la izquierda. En la ''zoqueta ''se introducían los dedos meñique, anular y corazón, quedando fuera el índice y el pulgar para facilitar la aprehensión de la manada de cereal que se segaba con la hoz. A cada manada se le hacía un lazo con una de las plantas segadas. Se depositaban varias manadas juntas en el suelo formando una gavilla y al terminar la siega las ataban en haces colocando varias gavillas culos con cabezas alternativamente. Como atadura se usaban los ''vencejos ''de centeno, planta que no se trillaba sino que se majaba para quitarle el grano y así poder utilizar posteriormente su paja como atadura. También se hacían las ataduras con lías de esparto. Los ''vencejos ''se anudaban de un modo característico: Tenía que ser firme para que al ''acarrear, ''trasportar los haces a la era, no se soltaran, pero que una vez en la era se pudiera desanudar fácilmente. Estos ''vencéjos ''se reutilizaban para hacer los ''torrollos ''para las caballerías. También se segaba el cereal con guadaña "haciendo ''renques": ''Una persona segaba y otra iba recogiendo lo segado en gavillas y después en haces. Las gavillas segadas a hoz resistían mejor las embestidas del viento antes de ser atadas que las hechas con la guadaña. Después vino la máquina de segar llamada gavilladora, de la casa ''Ajuria ''de Vitoria, que era arrastrada por bueyes. Multiplicaba en un día las gavillas segadas, pero había que estar atentos a atarlas pronto porque si salía el viento las esparcía por la pieza. Este problema se remedió con la posterior máquina segadora llamada ata-dora que dejaba los ''gavillotes ''atados y esparcidos por la pieza; después se juntaban en montones hasta que se ''acarreaban ''para trillar al finalizar la siega. Estas máquinas acortaron el tiempo de la recolección y fomentaron la roturación de nuevos terrenos y el aumento de la producción de cereales. Al empezar a segar, todos los días había costumbre de santiguarse. Cuando se terminaba de segar el trigo, en Obecuri se cantaba: ''Allá va la despedida,'' ''la que Cristo echó en el río, adiós, que ya me despido de segar este año trigo.'' Y después de segar la avena: ''Allá va la despedida'' ''la que Cristo echó en la arena adiós, que ya me despido'' ''de segar este año avena.'' Antes de la siega se preparaba la era rozando la hierba, regando el suelo y apelmazándolo con mazos de madera ya que era de arcilla. Terminada la siega se procedía a la trilla. Se ''acarreaban los ''haces de las piezas a la era. Se trillaba una parva cada día y cada una se componía de dos carros: uno que se traía después de recogida la parva de la tarde y el otro madrugando la mañana del día de la trilla. En estas horas había caído el calor del sol y por otra parte la humedad del rocío evitaba que se desgranara la espiga al trasportaría. La trilla se comenzaba a media mañana, después de extender la mies por toda la era y al comenzar a calentar el sol. Entraban primero las caballerías para que aplanaran la mies y después los bueyes, ya que al ser más pesados sus trillos recogían la mies amontonándola. Se trillaba con dos caballerías o con una sola, cada una con su trillo, que iba atado al ''torrollo ''que llevaba al cuello. El ''torrollo ''era un collar trenzado con los ''vencejos ''que habían servido para atar los haces. La persona que guiaba las caballerías lo hacía con un ramal atado a sus cabezadas y con una tralla para arrearles. Trillaban en círculos concéntricos en sentido contrario a las agujas del reloj mientras que la pareja de bueyes, a velocidad más lenta, giraba siguiendo las agujas del reloj. El trillo de los bueyes iba atado a un artilugio en forma de tau cuyo varal se sujetaba al yugo. En él se sentaba una persona que los dirigía y cuidaba de recoger los excrementos evitando que cayeran sobre la parva, ya que tenían mucha humedad y dificultaban el proceso de trillado. Cuando quedaba triturada la paja y desgranada la espiga, se le hacía parar al ganado y se daba vuelta a la parva; las primeras vueltas con horca y las últimas con bieldos porque la paja ya estaba desmenuzada. Las vueltas a la parva permitían el molido de la paja y evitaban que quedaran ''granzas, ''espigas a medio desgranar. En aquellos tiempos las casas tenían muchos miembros de familia y había labor para todos. Cada parva se trillaba durante la mañana hasta mediodía. La cantidad a trillar oscilaba entre setenta o cien haces dependiendo de las condiciones meteorológicas. Cinco haces venían a dar una fanega de trigo, por lo que en cada parva se cogían trece o catorce fanegas. Cuando estaba molida la parva se retiraban los ganados y con un caballo se recogía toda en un montón en medio de la era utilizando la tabla ''alegadera. ''Esta tarea la guiaba una persona, los demás la completaban con los rastros y las escobas, de modo que todo quedaba en un montón y el resto de la era se dejaba limpio. A los ganados se les ponía un buen pienso en el pesebre y se les permitía descansar. Las personas después de comer echaban una pequeña siesta y concluida esta volvían a la era para ''ablentar ''la parva si salía el viento. Para separar la paja del grano se colocaban según la dirección del viento e iban lanzando con los bieldos la parva al aire de forma que arrastrase la paja y el grano cayese vertical. Las mujeres con las cribas completaban su limpieza y se introducía en sacos para guardarlo en los ''alorines, ''graneros, en el desván de la casa. La paja se transportaba al pajar que solía estar junto a la era. Los días que no salía el viento se acumulaban las parvas. Esta tarea se alivió mucho con las máquinas aventadoras, primero manuales y posteriormente movidas por un motor eléctrico. Otro paso más se dio con la máquina trilladora y sobre todo con las cosechadoras que suprimieron las penas de la siega y la trilla. Antes la paja se guardaba para forraje y para camas del ganado, hoy como no hay ganado se deja en la pieza y se quema. La más apreciada para forraje era la de avena.Se comenzaba trillando la cebada que con la ''rampa ''de la espiga compactaba el suelo de arcilla de la era. Lo último que se trillaba eran las habas y el ''plantón, ''semilla de remolacha. Si el tiempo lo permitía la trilla duraba unas veinte jornadas. El último día de la trilla bajaban los hombres al río a lavarse y a coger cangrejos para merendarlos preparados en cazuela con chorizo y tomate. Hasta hace poco se guardaba el chorizo para la época de la recolección y además se bebía vino. Durante el resto del año solo lo bebía el abuelo de la casa. El jamón y el lomo de la matanza también se guardaban para esta época y el día que se segaba la avena, el que tenía gallo se lo comía. El centeno, "zanquilargo, pronto en cabeza y tardo en grano", se desgranaba golpeando la espiga contra una madera o la pared. El grano obtenido servía para alimento del ganado y una vez molido su harina se empleaba para amasar ''soma, ''pan muy negro y ordinario. Con su paja, muy larga ''(gavijón), ''puesta a remojar en los ''lavanderos ''de la villa y atando después dos pequeños manojos por la parte de las espigas ya desgranadas, hacían los ''vencejos ''para amarrar las mieses ya que no se disponía de cuerdas. En Bernedo, situado en la sierra de Toloño, hoy cuando ha madurado el cereal vienen contratadas cosechadoras de Navarra o La Rioja y en pocos días se lleva a cabo la recolección. En esta comarca se madura la cosecha más tarde que en Navarra y La Rioja lo que permite que puedan llegar los navarros o riojanos con sus máquinas ganando a cambio un dinero que les sirve para amortizar los grandes costos de las mismas y evitando que los pueblos de esta comarca tengan que comprarlas. En Berganzo el cereal se segaba a mano desde san Pedro hasta santa Marina (18 de julio). Cuando se tenía que ir a por carros de mies al término de Campueta era necesario levantarse a las dos de la mañana. A veces llegaban al pueblo cuadrillas de segadores riojanos para realizar la siega a hoz. Para segar se protegían la mano de los cortes de la hoz y de los haces con una ''zoqueta. ''La técnica de la siega era la siguiente: Con la hoz se iban dando golpes y con tres formaban una manada, con cuatro manadas una gavilla y con cuatro gavillas un haz. Los haces se ataban con ''vencejos, ''es decir, con paja de centeno. Con ocho o diez haces se llenaba una carga. Esta tarea se hizo así hasta la llegada de la primera atadora en 1937. Al cargar el carro, si los haces eran de atadora, se ponían las cabezas hacia dentro. La carga se hacía del siguiente modo: los primeros haces se ponían verticales, luego tres filas horizontales hasta la altura de las barreras del carro. A los lados se colocaban los ''picotes ''donde se hincaban los haces para lograr altura y que no se cayeran. ''Acarrear ''consistía en transportar las mies segada a la era para trillar. Esta labor se iniciaba a una hora determinada cada día, no hasta después del toque de oración. Se trillaba de julio hasta el 15 de agosto. Una vez extendida la mies en la era, el trillo se utilizaba para fragmentar la paja y separar las cabezas del grano. A la media hora se le daba una vuelta con la horca; lo más habitual era dar dos vueltas con la horca y dos con la pala. Cuando ya estaba trillado se colocaba en una franja con una rastra. Aquí concluía la primera parte de la trilla. Después se pasó a trabajar con el trillo mecánico, el cual tenía unas cuchillas que giraban cuando se movía tirado por animales; se iba sentado en él. La labor de aventar consistía en coger con unos bieldos la paja y lanzarla al aire para que el viento la arrastrase junto con el polvo y cayese a plomo el grano; por ello era necesario que soplara el aire, el mejor el cierzo por ser bastante constante en intensidad. Cuando no había viento se empleaba la máquina llamada ''aventadora ''ya que había que cribarlo para quitarle las pajas pequeñas y las ''ramillas. ''Cuando el trigo ya estaba limpio se introducía en sacos y se barría la era para dejarla limpia para el siguiente día. Los sacos se cargaban en carros y se transportaban a la casa. Una vez allí el grano se debía guardar en los ''alerines<sup>4</sup> ''del alto, por lo que los sacos se subían a la espalda hasta la última planta de la vivienda. Al grano no se le echaba ningún tipo de conservante al estar muy seco, si se metía húmedo se procuraba dejarlo extendido y darle unas vueltas de vez en cuando. <sup>4</sup> Véase ETNIKER EUSKALERRIA, ''Casa y familia en Vasconia, ''p. 673.Una vez terminada la recolección "se daba un bando" por el cual se permitía realizar la labor de espigar, que consistía en recoger las cabezas de grano que se caían al segar. Cuando se terminaba totalmente podían entrar los ganados de la localidad; a veces algunos labradores dejaban unos haces en las fincas para que no pudieran entrar los rebaños. A las personas que acudían a espigar antes del bando se les ponía multas. En Berganzo aprovechando la largura de la paja del centeno, se cogían pajas con sus respectivas cabezas, se mojaban y se anudaban de dos en dos formando una especie de lías o cuerdas, vencejos, que se empleaban para atar la mies. El centeno se golpeaba sobre un trillo o una tabla para que cayera el grano y su harina se empleaba para elaborar pan, sin embargo era bastante malo, por lo que la mayor parte de su producción se destinaba como alimento para el ganado. ''Vertiente mediterránea de Navarra: segadora; acarreo y transporte; trilla, trilladora; ablentadora; almacenaje; cosechadora; atadora; agavilladora; empacadora; allegadera'' En las Améscoas si los fenómenos atmosféricos no retrasaban la recolección se comenzaba alrededor de san Fermín (7 de julio). Se iniciaba con las habas, a continuación venía la siega de la cebada y el trigo y finalmente el yero, la avena y la arvejuela. En los primeros años del siglo XX toda la siega se hacía a hoz y fue en estos años cuando se introdujo la guadaña. La siega de hoz y guadaña dio lugar al desplazamiento de segadores desde la Ribera hasta las Améscoas y viceversa. Cada uno de los segadores de las cuadrillas que venían de la Ribera traía tres hoces. Eran grandes segadores y dormían en el pajar. Cuando se introdujo la guadaña, hombres de Améscoa marchaban a guadañar a la Ribera, donde la siega se realizaba con un mes de antelación, a pie y con la guadaña al hombro. Ganaban un duro al día y la costa y al cabo de un mes regresaban a casa, también andando, con treinta duros en la faja. Para evitar heridas resguardaban su mano izquierda con la zoqueta, una especie de guante <sup>5</sup> En la viña al espigueo se le denominaba racimar y también se practicaba en las patatas. de madera que llamaban ''cazoleta. ''La mies segada con guadaña quedaba tendida en el suelo y la recogían con una ''escuara, ''formando ''manadas. ''Las manadas las agrupaban en haces que ataban con un ''vencejo. ''El manejo de la guadaña exigía un esfuerzo muy grande y era cosa de hombres y jóvenes. Los hombres mayores eran los encargados de atar los haces, y mujeres y niños les ayudaban "dando manadas". También era tarea de mujeres y chicos el rastrillar la pieza con una ''escuara ''larga y de púas cortas de hierro, a fin de recoger las espigas que habían quedado desperdigadas por el suelo; a esta operación la llamaban ''rapaliar.'' A lo largo del siglo XX aparecieron progresivamente máquinas cada vez más eficaces para la siega. Por los años treinta se introdujeron las ''segadoras, ''unas máquinas que arrastradas por la pareja de bueyes segaban la mies y la dejaban desparramada por el suelo. Por los años treinta y siete llegaron las ''atadoras, ''más complicadas y perfectas, también arrastradas por la pareja de bueyes que además de segar la mies la ataban en fajos pequeños. Posteriormente aparecieron las cosechadoras movidas a motor, que cortaban la mies, y separaban el grano de la paja, recogían la semilla en sacos y la paja la lanzaban al suelo. En tiempos pasados la trilla se realizaba exclusivamente en la era y en la misma había quehaceres apropiados para todas las personas de la casa y aún eran pocas. Las casas grandes solían contratar un peón para el tiempo que duraba, les decían los agosteros. Un día de trilla exigía las siguientes operaciones: acarrear la mies a la era, extender la parva, triturar la mies, amontonar la parva, aventar y transportar la paja y el grano a los respectivos almacenes. El acarreo de la mies había que llevarlo a cabo al atardecer o por la mañana temprano y con harta frecuencia de noche. Se valían del carro de bueyes al que aparejaban con unas cerras largas y puntiagudas. Para el acarreo los bueyes debían llevar al cuello un collar ancho de cuero del que colgaban una hilera de campanillas, otra de cascabeles y una tercera de cencerrillas. Para moler la parva se servían de las yeguas y de la pareja de bueyes. Se trillaba con dos "tandas de yeguas" pero si solo entraba en la parva una tanda se añadía la pareja de bueyes. Cadatanda se formaba con un tiro horizontal de tres o cuatro yeguas atadas unas a otras con un ramal que permitiera una distancia prudente para que no se estorbaran mutuamente. A cada una se le hacía arrastrar un trillo con el que daban vueltas sobre la era con un trote alegre hasta triturar la mies de la parva. El atavío de las yeguas para arrastrar los trillos consistía en unas simples fajas de lino, anchas, que envolvían el pecho del animal por detrás de los brazos, por la cruz y el codillo. Les llamaban ''sokozabales. ''Al ''sokozabal ''iba atada la cuerda que tiraba del trillo. Las yeguas galopaban por toda la era mientras que los bueyes daban vueltas por los ''orillos ''arrastrando un trillo grande equivalente a tres de las yeguas. Para que la mies se fuera triturando por igual había que revolver y zarandear la mies con ''sardes ''y bieldos. Todos los hombres y mujeres disponibles agarraban de vez en cuando los ''sardes ''y, en fila india, volteaban y revolvían la mies. Se daban tres vueltas a la parva, la primera con ''sardes ''de dos púas, la segunda con ''ablientos ''(bieldos) de cuatro púas y la tercera con palas de madera. La magnitud de la parva se medía por el número de cargas que la componían, teniendo en cuenta que una carga equivalía a diez haces. El número de cargas que se echaban podía ser de doce, dieciséis y hasta veinte, dependiendo de si brillaba más o menos el sol por las mañana ya que el sol "era el mejor peón de la trilla". Se terminaba de moler la parva para las dos de la tarde (hora solar) y la comida se hacía en dos ''chandas, ''mientras unos comían los restantes atendían a la era. Como en la trilla "todo eran prisas", apenas se había terminado de moler la mies se procedía a recogerla en un montón alargado. La arrastraban con ''sardes, ''bieldos y el rastro y las mujeres barrían la era con escobas de biércol. Una vez amontonada la parva la aventaban, lanzando al aire la mies para que la paja, que pesa menos, fuera arrastrada por el viento a mayor distancia que el grano, que quedaba de ese modo separado de la paja. El viento ideal para aventar era el cierzo, pero ocurría con harta frecuencia que eran muchas las tardes en que no soplaba. Esto obligó a recurrir a unas máquinas de aventar, las ''ablentadoras, ''que aparecieron en Améscoa en los prime- ros años del siglo XX. La aventadora era una máquina elemental, compuesta por varias cribas metálicas superpuestas que llevaban delante un cilindro con aspas, encuadrado todo en un ensamblaje de listones de madera, cerrado con chapa de cinc, abombado en su delantera donde accionaban las aspas y abierto en su trasera para que saliese la paja impulsada por el viento que producían las mismas. En la parte superior la máquina llevaba una tolva por la que se introducía la mies y bajo el tambor una rampa de tabla por donde discurría el grano. En su exterior una manivela, accionada a mano, hacía girar las aspas y transmitía, mediante un engranaje, un movimiento de vaivén a las cribas. En Larraona hubo en aquellos tiempos un carpintero mañoso que construía ''ablentadoras. ''El limpiar la mies con la aventadora era un quehacer lento y penoso pero se evitaba que la parva quedara amontonada en la era día sí y día también por falta de viento. La última operación del día de la trilla era subir paja y grano a los respectivos almacenes. El grano se trasportaba en ''costales, ''sacos, confeccionados con el hilo más burdo del lino. Los más fuertes transportaban tres robos de trigo y chicos y jóvenes solían gustar de medir sus fuerzas con esta prueba de resistencia física. Las mantas de subir la paja eran telas de forma cuadrada, tejidas para este fin con fibra de lino, hilada en casa, y el transporte se hacía a hombros. Participaban hombres fuertes. Se extendía la manta en el suelo, se arrojaba encima un buen montón de paja y envolviéndola se ataban las cuatro puntas de la misma, que se aupaba sobre la cabeza y hombros de quien la acarreaba, el cual cubría su cabeza con un saco doblado en forma de capucha, al que se le había anudado un extremo para que el nudo que caía sobre la espalda sirviera de sostén a la manta. A este saco-capucha le llamaban ''capela.'' Hacia los años 1930 llegaron a Améscoa las primeras trilladoras, máquinas que trituraban la paja y separaban la paja del grano. Estas máquinas cambiaron notablemente el panorama de la trilla, pero todavía había que acarrear la mies a la era con los bueyes y el quehacer era una algarabía de gentes, necesarias para alimentar a la trilladora y retirar el grano y la paja. Pero ha sido la cosechadora la que ha arrasado con la trilla tradicional. En la misma pieza esta [[Image:Irudia15.png|top]] Fig. 120. Segando a hoz en el Puerto de Lazar (N) con el Ori al fondo, 1959.máquina realiza todas las operaciones de recolección. Solo se cultivaba el centeno necesario para preparar los ''vencejos. ''Se tenía la paja en remojo durante algún tiempo, se tomaba un manojo de plantas, se igualaban bien, se dividía en dos mitades y los manojicos resultantes se ataban con un nudo por las cabezas. Diez haces de trigo atados cada uno con un ''vencejo ''hacían una carga. Si la carga de trigo daba dos robos de grano se tenía por buena cosecha. En Izurdiaga el trigo se recoge en julio, aunque depende de cómo venga el año. En tiempos recientes se siega con la cosechadora pero hasta los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo XX se hacía con la hoz, ''ekije, ''luego se formaban gavillas, ''maltzak, ''que se ataban con pajas de centeno que previamente se habían remojado ''y machucado y ''se transportaban en carros a la era para trillar. La avena se recoge como el trigo, en julio, la cebada por san Pedro y el maíz en octubre. En Urdiain el trigo no se consideraba el cultivo más adecuado para la zona dado el terreno montañoso por una parte y por otra parte, por el exceso de humedad y las nieblas que comprometían su rentabilidad. Contrastaba con estas limitaciones la atención preferente que tradicionalmente se le prestó. En algunas localidades las eras estaban situadas en la periferia formando cerco alrededor del pueblo mientras que otras veces existía un término destinado a este objeto y cada vecino tenía allí su propia parcela como en el caso de Arruazu (Larrañeta). Urdiain no se ajustaba a ninguna de las dos modalidades. Las eras estaban dentro del pueblo, en las plazas, junto a cada casa. No se puede precisar si la actual distribución de las viviendas, con amplias zonas intermedias, obedecía a esta exigencia práctica o si, por el contrario, se valieron de estas características para emplazar sus eras. No todos contaban con era, por lo que se veían obligados a utilizar las de los vecinos. El acondicionamiento de la era tenía lugar cada año después de la siega. Una veces consistía en eliminar la hierba y adaptar el terreno para la trilla; en tanto que otras el problema radicaba en asentar la tierra removida de una calle o en eliminar las piedras sueltas. Final-mente se procedía a regar el firme para darle consistencia, procurando hacerlo por la noche. La última operación consistía en embadurnarlo al día siguiente con una mezcla de excremento, generalmente de vacuno, y agua. Dos personas se encargaban de ir derramando la mezcla y una tercera la extendía uniformemente ayudándose de una escoba de brezo. En Arruazu apenas se utilizaba esta mezcla ya que el suelo era de hierba, que es cuando presentaba más consistencia. Únicamente en casos aislados, tratándose sobre todo de terreno estropeado por algún camino, se veían forzados a utilizarla. Por lo demás, regaban con agua. Intervenía en la operación una pareja de ganado vacuno que arrastraba una buena brazada de ramas largas convenientemente atadas por el tronco de tal modo que se procuraba que rastreasen las hojas. Solían ser de mimbre para que resultaran más suaves. Todo ello llevando encima alguna piedra o un tronco de tamaño considerable y tras haber vertido el agua. El ganado evolucionaba lentamente en círculos concéntricos a partir del centro geométrico de la parcela y debían evitarse cuidadosamente los claros en la distribución del agua. A la operación de quitar la hierba la llamaban en Arruazu ''izegitu (izegitzia ''en Larraina). El regar la era ''urgooztu ''(de ''goroztu). Gorotza ''a su vez es el abono de origen animal. Para facilitar la traída del agua se valían en Arruazu de la boca de riego más próxima a la era. Hacían llegar el agua hasta una empalizada o represa donde llenaban los cubos. Esto suponía dejar a todo el pueblo sin agua durante ese tiempo, situación que se consideraba completamente normal. Antiguamente tenían que traer el agua de la fuente pública o desde el río, por lo que esta operación requería bastante personal para lo que las familias se ayudaban recíprocamente. Para separar las eras entre sí utilizaban unas varas muy largas que a la hora de aventar la parva tenían por objeto servir de guía entre la paja y el trigo. Los trillos que se utilizaban eran los de piedras de pedernal. Cada mañana temprano había que reponer las piezas desprendidas, esta operación se realizaba a golpe de martillo. Del pedernal se pasó en Urdiain a la trilladora mecánica sin llegar a usar el trillo de púas de hie rro y sierras metálicas. La trilladora se introdujo en 1933, adelantándose a la mayoría de los pueblos de la comarca, la adquirió el municipio y costó entonces 18 000 pesetas. Aparte del trillo también se utilizó una especie de narria con tres rodillos de púas. Servía para desmenuzar rápidamente la paja. Tenía que actuar a paso ligero de caballería y se consideraba muy eficaz. Se recurría a ella tras la labor inicial de los trillos normales. Para atar la mies se utilizaban ligaduras de centeno, ''etsakijek, ''que las mujeres se encargaban de preparar anudando dos manojos por la extremidad superior del tallo. Posteriormente se sustituyeron por cuerdas de esparto. El carro, ''bal-gurdia, ''era más largo que el normal. Las ruedas eran las mismas y la cosecha se calculaba por cargas, de tal modo que diez haces sumaban una carga. El carro podía transportar unas cuatro cargas aproximadamente. En Urdiain existía la costumbre de almacenar las mieses en casa y desde allí se trasladaban en su día a la trilladora. Era una medida que consideraban necesaria por la inseguridad del tiempo. Debido a eso en casi todas las casas había una ventana grande rasgada hasta la base del piso, ''bal-leihoa, ''que no tenía balcón ni saliente alguno y carecía de toda defensa. Esta modalidad de almacenar la cosecha en casa y volver a sacarla suponía mucho engorro, que unido al inconveniente de no existir más que una trilladora y bastante lejos del pueblo, contribuían a considerar el cultivo del trigo como falto de rentabilidad. A esto se le añadía el inconveniente de que el peso mayor recaía sobre las mujeres, ya que los hombres trabajaban en los años en que se recogieron estos datos (década de 1960) en fábricas y solo disponían de las horas libres para las faenas del campo. Aún así sentían un gran aprecio por el trigo, ya que lo consideraban el más valioso de todos los productos del campo. Así, cuentan que en cierta ocasión discutieron entre sí el trigo y el maíz cada uno tratando de defender su propio prestigio. Dijo el maíz: ''"Ni nagon lekuan goserik ez!" (No ''hay hambre allí donde yo esté). A lo que repuso el trigo: ''"Ni nagon lekuan estimatua beti!" ''(Allí donde estoy yo siempre gozo de estima).El trigo venía a ser sinónimo de riqueza y bienestar. Así para indicar que alguien era hijo de familia acomodada o de buena crianza, decían ''"gari-montonko txoria", ''literalmente "pájaro de montón de trigo". Los vecinos de Urdiain salían a segar a otras zonas trigueras de Navarra. Era un fenómeno común a todos los pueblos de la comarca. Para ello se desplazaban a pie hasta Pamplona, generalmente por monte, a través de la Sierra de Andia y el valle de Goñi. Se reunían en las inmediaciones de la Plaza de Santo Domingo, donde cada mañana eran contratados para el trabajo. También las mujeres se desplazaban a pie ya que no era labor exclusiva de los hombres. El patrono les proporcionaba, en principio, la ración de habas. Es lo único a lo que tenían derecho. Aparte se les daba una libra de pan por cada robada de labor realizada. Los días de lluvia se les privaba de sueldo y pan; así que para no pasar hambre llevaban de casa queso, tocino y otras ayudas que les permitían paliar sus necesidades. Los pequeños ahorros que obtenían les servían para adquirir en la capital algunas prendas de vestir y tejidos para preparar el arreo personal. Cobraban cincuenta céntimos por robada, pero lo más serio es que les escamoteaban las verdaderas medidas del terrenos. En Aoiz la siega tenía lugar en el mes de junio y a primeros de julio. Inicialmente se realizó a mano y posteriormente a máquina. Cuando se hacía a mano, el modo empleado era el siguiente: Con la hoz (Meoz), también denominada segadora (Aós), en la mano derecha y cubriendo la mano izquierda, que sostenía la mies, con una zoqueta, se procedía al trinchado del cereal. Esta protección tenía especial importancia en los lugares de cuesta. Colgando del cinturón llevaban un cuerno de vacuno cortado por ambos lados en el que se guardaba la piedra para afilar la hoz (en otros lugares denominada ''colodra). ''Otra herramienta empleada era la guadañadora (Meoz). Una vez realizada la siega se procedía a espigar, recoger las espigas que no habían sido cortadas, y a amontonar toda la mies "en fajos de a cuatro". Mientras que para la siega se contrataban varios peones, <sup>6</sup>SATRÚSTEGUI, "Estudio etnográfico de Urdiáin", cit., pp. 99- 102, 105, 107-108. en estas tareas finales de espigado y amontonamiento participaba toda la familia. También se segó con segadoras tiradas por animales. El proceso seguido era sencillo: primero se ''orillaba, ''es decir, se hacía una calle en el campo para que pudiesen circular los bueyes que llevaban el apero y las personas que iban a participar en el laboreo. Con ello se evitaba que se pisase el cultivo y se estropease. El segundo paso era la siega propiamente dicha. Cuando se segaba con segadoras tiradas por animales, con la máquina agavilladora, la máquina atadora y la segadora atadora, se hacían los amontonamientos y luego los ataban. La mies recolectada se transportaba en galeras tiradas por cuatro caballerías hasta la era. La trilla se podía efectuar tanto de manera manual como con la fuerza de animales: primero (bueyes o caballerías) y tracción mecánica después (trilladora). Esta labor se realizaba en la era, superficie de forma más o menos circular que presentaba el suelo empedrado o de tierra apisonada y que se encontraba cerca de la casa y del pajar.
EbroPara realizar esta labor, para ''sacar la obtención parva ''(Meoz), se empleaban dos o tres caballerías que tiraban de un trillo, apero compuesto por un tablón que llevaba encajados en su cara inferior restos de pedernal y cuchillas de fibras artificialesacero que, al pasar sobre la mies, cortaban la paja y separaban el grano. Estos últimos Esto era así en los años 1940. Una vez conseguido, lo obtenido se amontonaba en una línea larga de unos quince metros, "siempre enfrente al cierzo", y se levantaba al aire con unas horcas de madera de cinco púas. En esta operación participaba toda la familia ya que unos debían ocuparse de coger la paja la emplean y otros el grano. A media tarde se hacía una parada para la generación de energía eléctrica, asimismo la utilizan merendar y luego se guardaba el grano que se había ido amontonando en el cultivo del champiñón pajar y en otras aplicacionesse cargaba el carro con mies preparada para laborear la jornada siguiente. A En estos días había que tener cuidado con los cambios atmosféricos porque la paja sobrante le dan fuego lluvia estropeaba el cereal que se conservaba en el mes de septiembrela era.
En Treviño antes años posteriores (años 1960) se pasó a trabajar con trilladora, de la que se recuerda la marca ''Jurca. ''Esta máquina, que separaba el grano de la paja y de las impurezas que la acompañan, supuso un gran adelanto pues sacaba la paja por un tubo llamado ''lanza pajas ''que la de- [[Image:Irudia16.png|top]] Fig. 121. Cargando la mies en Badostáin (Valle de Egués-N), 1969.positaba directamente en el pajar a través de la puerta o de una ventana (Meoz). Más tarde se incorporó la cosechadora, que incorporaba sombrillas para proteger al agricultor del sol y otras comodidades. Todas ellas empleaban el mismo sistema, pero cada vez eran más cómodas. Para separar los restos de cereal también fue costumbre pasarlos por distintos cedazos que tenían su propio nombre (Aós): ''pajero ''era el primero que se utilizaba, tenía los agujeros de la red de mayor tamaño que los otros y eso permitía que se cribasen las pajas y quedase solo el grano; ''purgador ''era el que tenía el tamaño intermedio y permitía separar las ''zaborras ''del grano; ''pasadera ''era el que tenía los orificios más pequeños y permitía que quedasen los granos que se guardaban para sembrar. Esta actividad necesitaba de cierta habilidad, "había que saber amontonar", es decir, hacer que el grano se fuese quedando en la periferia del cedazo. Para celebrar el término de la trilla tenía lugar una comida o cena en la que, al parecer, se comían el gallo que les había despertado todos los días de trabajo. En Elorz hoy en día en la recolección de los cereales es la máquina cosechadora la que realiza casi todo el trabajo. Su uso ha hecho inmensamente más llevadera esta faena de la recolección. Hasta principios del siglo XX la siega se realizaba a mano, con la hoz. En tiempos remotos, las "casas fuertes" del Valle contrataban para estas faenas a gentes de la Montaña de Navarra, en donde por no recolectarse cereales, estaban desocupados en esa época del año. A veces bajaban desde la Montaña familias enteras, sin excluir las mujeres. Uno de los valles de donde acudían era el de Ulzama. Posteriormente y hasta fines del siglo XIX llegaban a este valle, como a la Cuenca en general, cuadrillas de segadores ribereños, después de haber segado en la Ribera de Navarra. Se concentraban en Pamplona, junto al Mercado, y allí acudían a contratarles los labradores de las aldeas de la Cuenca, como las del valle de Elorz. Estas cuadrillas de segadores desaparecieron con la difusión de la segadora-guadañadora primero (hacia 1906) y la segadora-atadora unos años más tarde". [[Image:Irudia17.png|top]] Fig. 122. Galera con mies arrastrada por mulas. Sanguesa (N), c. 1950 raro .En Ustárroz, Isaba y Urzainqui la siega del cereal se producía desde finales de junio o mediados de julio. Si las condiciones atmosféricas no acompañaban llegaba a quedar retrasada hasta el otoño. De la siega se encargaba la familia al completo antes de que los hombres, si eran ganaderos, partieran a las Bardenas. Esto fue así hasta que llegó la maquinaria, a mitad del siglo XX. Si el campo era muy grande se contrataban cuadrillas de segadores venidas muchas veces de Aragón. Iban a jornal y comida y el jefe cobraba más dinero que los demás. Se segaba con hoz, ''egitaia, ''que era dentada y muy estrecha. Los segadores llevaban la ''mandarra ''o ''zamarra ''con perneras sujeta a la cintura y al cuello. Solían usar ropa ya muy vieja y dañada y tenían manguitos de tela resistente además de ''zoquete ''para protegerse la mano. Se cubrían con un pañuelo la cabeza. Se segaba tirando, por ello el mango de la hoz tenía un nudo de madera para apoyarse al hacer fuerza. Con la mano izquierda protegida con el ''zoquete ''traían la mies y con la derecha efectuaban un golpe de corte rápido para que cayera al suelo. Los segadores iban reco giendo las gavillas atándolas en haces que se almacenaban en montones hasta la trilla. Con tres manojos se hacía una gavilla, de seis a nueve gavillas formaban un fajo, dependiendo del tamaño de estas, y con veinte o treinta fajos o ''balak, ''según fuese la parva o ''eltzea, ''se hacían las fajinas, ''metak.'' Segado todo se transportaba usando el macho con los ''esindos ''o ganchos y si no encima de los costales o ''bastes, tabletas, oilkoak, ''que se colocaban a los costados de este. Tras esto se efectuaba la trilla al descubierto en las eras comunales o en las del propio ''bordal. ''En las comunales de Isaba para comenzar la labor se ponía una gavilla en medio de la era para coger la vez. Se llamaba parva o ''eultzua ''al conjunto de haces que se disponían en la era para ser trillados. En las eras grandes un macho o dos bueyes arrastraban una placa grande de madera con piedras de pedernal debajo que hacía la función de trillo o ''eltzea. ''La parva medio trillada se denominaba ''lastaka ''y a sus restos ''kuskusa. ''Luego se arrojaba al aire un manojo para comprobar la dirección y con horcas ''(bigoa, xardea, matxardea) ''se aventaba al aire separando la mies de la paja.La paja posteriormente se utilizaría de forraje y de ''cama ''en los establos y corrales. En Muez y Ugar la siega del cereal se realizaba ya bien entrado julio y agosto. Se llevaba a cabo con la hoz, protegiendo la mano con ''zoketas, ''o con la guadaña sobre todo para la alholva y el labrador yero que eran plantas no sembraba centenomuy altas. Era labor de los jóvenes, mientras que a los mayores se les encomendaba formar los haces ''aguinando, ''es decir, recogiendo la mies en montones (Yerri). Ambas labores fueron sustituidas por las segadoras, atadoras, agavilladoras, cosechadoras y empacadoras mecánicas, que separan el grano de la paja y la atan en pacas que se venden a ganaderos o a las centrales térmicas como la de Sanguesa. Cosechadas las parcelas, el acarreo del producto se realizaba antiguamente en carros que a veces portaban una carga que duplicaba en altura a la del carruaje. Para separar el grano de la paja se esparcía la carga de mies en la era y se tapaba para evitar que se mojase en caso de lluvia. El día de la trilla se cortaban y machacaban las espigas con el trillo de hierros dentados y arrastrado por bueyes. Sobre el trillo solían sentarse los niños y niñas para hacer más peso. Posteriormente, con el ''ablento ''u horca de madera, era ''ablentado ''al aire y con la criba del ''guerbillo ''se acababa de separar. La horca de madera y de dos púas usada para remover la paja y la mies y ensartar en las eras era llamada ''bigo ''en Yerri. Para concluir, se barrían las eras con las escobas de ''biércol, ''brezo, y evitar así dejar grano en el suelo. Para moler la paja se utilizaba un trillo de mayor tamaño y peso. Finalizada la trilla el grano se introducía en sacos y se almacenaba en los graneros de las casas, separando cada uno de sus tipos. La paja era depositada en el pajar de las viviendas. Actualmente el grano se lleva a los silos de las cooperativas. El trillo fue suplantado con el tiempo por rodetes arrastrados por caballerías y ya más adelante por las trilladoras mecánicas. En Viana para san Pedro, 29 de junio, segaban las cebadas y después el trigo. Antaño la siega y la trilla duraban todo el verano. La primera se realizaba con hoz lisa, llamada gallega, sin dientes, por su uso masivo por las cuadrillas de segadores gallegos. Crecía También se utilizaron hoces con dientes algo más cortas que las ante- riores. El segador para proteger la mano izquierda con la que agarraba la mies de un posible corte, la introducía en una ''zoqueta ''de metro madera semejante a una cazoleta y terminada en punta en donde entraban los dedos de la mano excepto el pulgar y que se ataba a la muñeca por mediode una cuerda. Estas hoces gallegas se afilaban con una piedra alargada y las compraban fuera de la localidad, lo segaban generalmente en Logroño; las zoquetas se traían de Santa Cruz de Campezo, Alava. Como ya se ha indicado, era corriente contratar a cuadrillas de gallegos para esta operación. Un buen segador podía segar hasta tres ''robadas? ''diarias. La mies segada y tendida en el suelo se recogía en gavillas que eran atadas con un ''vencejo ''de centeno o también con ''liajo ''de esparto: con varias gavillas hacían manojosun haz. Los haces se colocaban en ''fascales, ''fajinas, inclinados formando ángulo y con otro horizontal como remate. Esta disposición a manera de caseta servía para proteger de la lluvia las cabezas o espigas del cereal, pues las fajinas permanecían en el campo hasta que se acababa la siega, durante más o menos un mes. La máquina segadora tirada por caballerías supuso un gran adelanto, pues echaba las gavillas cortadas desparramadas sobre el suelo y de cada tres de ellas, manualmente, se ataba un haz. Luego vinieron las segadoras atadoras. Las primeras segadoras llegaron a Viana en 1910 y no fueron bien recibidas, pues con la desaparición de la actividad de segar a hoz quedaban sin trabajo los jornaleros y se cortaba la llegada temporal de gallegos y riojanos. Los obreros locales se declararon en huelga en 1913 y quemaron las tres segadoras que había en la ciudad. A mediados del siglo XX comenzaron a usarse las cosechadoras. La operación del ''acarreo ''consistía en transportar la mies en fajos desde el campo hasta las eras de la localidad. Solía verificarse aprovechando las horas más frescas de la madrugada. A los carros y galeras les colocaban unas ''picas ''verticales de madera para darles mayor capacidad. Unos pocos transportaban la mies a lomos de machos provistos de dos ''ganchos ''de madera uno a cada <sup>7</sup> En Viana una ''robada ''equivalía a 898 m<sup>2</sup>. Véase el capítulo dedicado a las unidades de medida. [[Image:Irudia18.png|top]] Fig. 123. Acarreo de la mies. Valle de Egués (N), 1960.lado. En las eras los colocaban en ''fajinas ''más o menos grandes, separando el trigo, la cebada y la avena.  Cuando se verificaba la trilla en la era, con trillo de plataforma de madera con pedernales y sierras metálicas y luego con trillos metálicos mecánicos de ruedas con discos cortantes, colocaban unas quince ''fajinas ''o hacinas ( 320 haces) en forma de círculo. Una vez soltados los vencejos o lías de los haces, con una horca se tendían en la ''parva, ''se ''majaba, ''apaleaba, la mies para desgranar algo las espigas y con dos caballerías daban algunas vueltas por todo el perímetro de la ''parva ''hasta conseguir que la mies quedase algo deshecha. A continuación se uncían al trillo dos o tres caballerías, que al pisar la mies también favorecían su desgrane, y comenzaban a dar vueltas para que el grano soltase la cáscara. Pasada más o menos una hora se daba la primera ''torna ''o vuelta a la parva con horcas u horquillos para que toda ella quedara trillada por igual. La última vuelta se llevaba a cabo con rastrillos, horcas y palas de madera, y cuando estaba bien trillado, con la ''allegadera ''se recogía amontonándolo perpendicularmente a la corriente del viento dominante. El trillador siempre iba subido en el trillo para guiar el tiro y conseguir que pesara más, para lo cual se le añadía alguna piedra. Una vez trillada la parva había que esperar a que al atardecer corriera el viento para poder ''aventar ''y separar el grano de la paja. Con un horquillo se apartaba la mayor parte de la paja desmenuzada poniéndola en un montón y con una pala de madera se lanzaba el cereal y las pequeñas pajas contra el aire; a estas últimas se las llevaba el viento un trecho y el cereal, por ser más pesado, caía vertical en una manta colocada sobre el suelo. La operación, denominada ''traspalear, ''se repetía cuantas veces hiciera falta hasta conseguir un montón de grano y otro de paja. Las mujeres barrían la era hacia el montón con escobas de brezo. El llamado ''rastro ''se colocaba en la parte baja del montón en el límite del cereal y la paja. Mientras se realizaba esta operación de ''traspaleo, ''las mujeres quitaban del montón algunos pajuces y el ''cocijón ''o cazajas del cereal, es decir, las cabezas que no se habían desgranado, las cribaban para limpiarlas mejory las guardaban para las gallinas. En estas ope-raciones se utilizaban los rastrillos, las ''aparva-deras ''o ''allegaderas, ''todos de madera, y las cribas. Durante un tiempo utilizaron para esta operación ''ablentadoras ''con cribas y aspas de madera impulsadas a mano, que tenían la ventaja de que con ellas no era necesario esperar a que soplara el viento. Una vez el cereal limpio, o con la pala de madera o con la medianega o robo era envasado en costales o sacos de unos 70 kilogramos, si era para transportarlos en caballerías, o en sacos de 50 kilogramos, si los transportaban en carros. El cereal se subía a las casas hasta el último piso, el ''alto ''o granero, bien aireado y seco . En el año 1918 ya había en Viana dos trilladoras y dos tractores. Con el tiempo aumentaron hasta ocho. Eran movidas con motor independiente de gasolina, con el motor de un tractor o con electricidad. Cobraban a los usuarios el 6 o 7 % de lo trillado. Había que arrimar la mies y elevarla hasta la boca de la máquina para ''alimentarla, ''pero después colocaron ''elevadores ''o cintas que la transportaban hasta la misma boca de la trilladora. El cereal se recogía en sacos y la paja la apartaban manualmente un trecho, pero posteriormente le añadieron un ''lanzapajas ''que mediante tubos dirigía la paja a gran distancia. Cuando utilizaban la trilladora una gran parte de la paja era amontonada en las eras formando una ''bola. ''Era de planta rectangular, de modo que sus dimensiones se reducían a medida que se ganaba altura, y con el lomo de terminación redondeado. Para ello la máquina trilladora disponía del ''lanzapajas, ''que depositaba la paja en el lugar que se quería. Estas ''bolas ''alcanzaban una notable altura y mediante escaleras de madera se subía la paja en ''mantas ''a lo más alto. Otra parte la llevaban a casa para consumo de los animales y cama de las cuadras y se cargaba en los carros, provistos de redes, con el ''ablentón, ''especie de horquillo grande de madera con unas seis largas púas también de madera de tamariz. Había quien transportaba la paja introducida en ''mantas ''de lona a lomos de animales. Normalmente la depositaban en las casas en un espacio inferior junto a las cuadras, el ''pajar.'' Asimismo, una parte era empacada manualmente; los fardos obtenidos se cosían con alambre por medio de unas largas agujas. A mediados de los años 1960 empacadoras más modernas recogían la paja dejada por las cosechadoras. Las pacas prismáticas obtenidas se trasladaban cargadas en camiones. A mediados de los ochenta aparecieron las pacas cilíndricas, pero nuevamente se ha impuesto el pacón prismático. El cereal se llevaba por medio de carros o a lomos de caballería en sacos de 66 kilogramos, tres robos. Lo subían al hombro al granero, situado en lo desgranaban golpeándolomás alto de la casa, y se vertía en un montón. Pocas Cuando tocaba el turno había que entregar obligatoriamente una cantidad importante de trigo al Servicio Nacional del Trigo, pues durante bastantes años estuvo intervenido por ley. Había que "envasarlo" en sacos y de nuevo bajarlo del granero. Otra parte lo llevaban a la Fábrica de Harinas y otras veces se trillabavendía a particulares, cuando lo permitían. El labrador solía reservarse una parte del cereal para la siguiente siembra, solo alguna pero esta costumbre desapareció con la introducción de variedades más productivas y más resistentes a la sequedad proporcionadas por el Servicio Nacional, que daba un certificado de garantía, estando los granos entregados tratados contra algunas enfermedades. El trigo que se llevaba a la Fábrica de Harinas Martínez Bujanda lo entregaban al dueño convertido en harina en sacas de 100 kilogramos, que luego llevaba a las panaderías locales a cambio de pan. Las cosechadoras modernas anularon todas las operaciones descritas, el trigo limpio va a parar a un remolque y se lleva directamente a los almacenes. En Allo (N) la siega se realizaba a mano y con hoz. Para proteger la mano de cortes se introducían los cuatro dedos de la mano izquierda en una especie de mitón de madera que llamaban ''zoqueta ''o cazoleta y quedando libre el pulgar para poder sostener el puñado de mies. La zoqueta se sujetaba a la muñeca mediante una cuerda. Con los puñados de mies segada se formaban las manadas. Detrás de los segadores o una vez secas las manadas, iban las mujeres o niños ''dando manadas, ''es decir, entregándolas al hombre que las iba atando en fajos con un esparto o vencejo consistente en unas largas pajas de centeno que servían de cuerda. Cada fajo se formaba con cuatro o cinco manadas. Después se [[Image:Irudia19.png|top]] Fig. 124. Trilla en Sarriés (N), c. 1930.amontonaban los fajos en ''fazcales. ''Se hacía esto para facilitar el acarreo y proteger la mies de las tormentas, con este fin se colocaba la espiga hacia dentro, resguardándolas así del posible granizo. Había muy buenos segadores que se enorgullecían de ello como campeones deportivos. Algunos se contrataban a destajo. Más frecuente eran los tajos de un grupo. Al frente del mismo ponía siempre el amo al mejor segador, que imponía el ritmo a los demás. Estos segadores eran gente muy pobre. Cuando segaban en "el monte" dormían en el mismo tajo. Llevaban pan, tocino y agua y al amanecer reiniciaban el trabajo. Cuando terminaban la siega en el pueblo, cogían la hoz y la zoqueta y marchaban a "Tierra Pamplona" o a Álava en busca de trabajo. El lugar de contratación de estos segadores para la Cuenca de Pamplona era la Plaza de Santo Domingo de esta capital. Solían marchar en pequeños grupos de tres o cuatro, siempre juntos los mismos. Algunos tenían casas fijas de años anteriores. Frecuentemente dormían en el campo o en algún corral. Al final de la campaña regresaban con veinte duros en el bolsillo. La primera segadora mecánica se introdujo en Allo en 1905. En esta un hombre sentado disponía con un rastrillo la mies sobre el corte de la máquina. Posteriormente llegó la de aspas, hacia 1909 y bastante más tarde las atadoras. La introducción de la maquinaria supuso una revolución social pues se pensaba que quitaría jornales. El acarreo se efectuaba en carros o galeras y muy poco a baste. La hora de salida era a las dos de la madrugada pues había que desplazarse a cuatro o seis kilómetros de distancia y al paso de los bueyes o las caballerías no era posible hacer pan más de dos viajes. Llegada la trilla, la parva normal requería de cien a ciento cincuenta fajos de mies, es decir, dos carretadas de ocho a diez cargas de baste. Se descargaba la mies en el centro de la era, después con unas largas horcas de madera, una vez sueltos los pueblos fajos, se ''desbalagaban, ''es decir, se deshacían y tendían por la era. Con las caballerías o bueyes se daban unas vueltas por la mies, pisándola. Hasta principios de Bajaurisiglo la mies se molía con unos trillos de clavos o de tiras de sierras, Obecuri con peso encima y Lañoarrastrados por bueyes. [[Image:Irudia20.png|top]] Fig. 125. Trilla en Valdorba (N).En 1900 se introdujeron las trilladoras llamadas de Burlada, Araya y Barbastro. Consistían en sierras en forma de ruedas que giraban sobre la mies. La primera trilladora mecánica que se introdujo en este pueblo fue en 1911.
En Ribera Alta Una vez triturada la paja mayor venía la operación de ''tornar ''la parva, consistente en volver la mies con unos avientos u horcas de madera. Una vez molida, hacia el cereal mediodía, se "sacaban los ganados" y se comía rápidamente. Con unos rastrillos grandes de madera, de nombre ''plegador, ''se recogía hacia julio o agostoamontonaba la mies en el centro de la era formando el montón. Se hacían tres: en el centro el mayor, alargado, con la paja mayor; se barría la era y con este barrido, constituido por polvo, raspa y grano, se formaban dos montones redondos, uno a cada lado del montón alargado. Se esperaba a que soplase el cierzo y comenzaba el aventado. Con unos avientos de madera de cuatro a cinco púas se lanzaba la mies al aire de forma que el grano cayera en la parte delantera del montón. La zona de grano depositada delante y a lo largo del montón se llamaba ''la sierra. Hacia 1958 llegó ''Las mujeres ''escobeaban ''la ''sierra ''por encima retirando lapaja qu
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