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Bizkaia

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== Bizkaia ==
 
En la comarca de las Encartaciones, en Carranza, el principal tipo de ganado es el bovino. En 1962 había casi 6.500 cabezas, destacando la raza frisona y después la suiza. En 1988 el censo había superado las 10.000 cabezas, siendo el 88% de raza frisona; la suiza prácticamente ha desaparecido y el resto lo constituían diversas razas de aptitud cárnica. A finales de los noventa el número de cabezas sobrepasaba las 12.000 dedicándose el 82% de las mismas a la explotación lechera y el resto a la obtención de carne. La tradicional vaca monchina ha tenido entre otros usos, y gracias a su comportamiento arisco y bravo, el de la lidia en los festejos taurinos que se celebraban en los cosos carranzanos y de la comarca.
Quedan algunos rebaños de cabras en los montes altos así como ejemplares aislados que siempre pastan amarrados cerca del hogar del propietario.
Los caballos y mulos se utilizaron en las canteras de las minas para mover las vagonetas con mineral hasta los puertos de embarque de los ferrocarriles. Las compañías mineras y los contratistas de minas tenían cuadras y personal asalariado para el cuidado de este ganado y de sus instalaciones[[#ftn1|[1]]]<ref>En el censo ganadero de la parte alta del Concejo de San Salvador del Valle (Trapagaran), efectuado en 1952, la mina Elvira tenía declarados tres caballos; la Compañía Orconera, veintidós y los herederos de D. Echevarría, treinta.</ref>.
[[ImageFile:C:%5CUsers%5CMETXEB~1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_image004.gifFIGURA.png|thumb|left|top|{| style="border-spacing:0;width:15.478cm;" |- style="border:none;padding:0cm;" || Fig. 8. Vacas pirenaicas y monchinas. Abanto y Zierbena (B), 1991. |- |}RTENOTITLE_FIGURA]] El ganado asnal ha sido muy considerado para el transporte en las labores de la huerta, para acarrear la hierba o para el traslado de productos hortícolas al mercado, incluso para transportar carbón o leña desde las carbonerías o escarabilla desde la fábrica. En la zona de las minas hubo numerosas burras utilizadas para recría de modo que los burritos obtenidos se vendían con pocos meses, a menudo para engordarlos y sacrificarlos. La costumbre de encargar burritos antes de que naciesen aún se practica, pero sólo entre cuadrillas de amigos que en una reunión degustan guisado el pequeño asno.
En esta localidad se engordan unos pocos ejemplares de pavos, patos, ocas, gansos, gallinas de Guinea y faisanes, que se consumen en fechas señaladas como Navidad o en alguna otra festividad. La cría de abejas no ha sido importante, sin embargo aún subsisten en algunas huertas orientadas al sur pequeños colmenares que no suelen sobrepasar la docena de colmenas.
En la actualidad se crían vacas destinadas a la producción de leche y recría o a su venta para carne una vez cumplida la función productora de leche y terneros. Las vacas y los terneros, sean machos o hembras, están separados, al igual que el toro o semental, si es que lo hay porque debido a la inseminación artificial van desapareciendo.
En la comarca de Uribe, en Urduliz, había vacas, ''beiak'', prácticamente en la totalidad de los caseríos del pueblo, siendo el promedio de cuatro a seis cabezas por casa. Se criaban sobre todo para obtener leche y una vez que dejaban de producirla por edad u otra causa, se vendían al carnicero. Las vacas de carne no se han conocido hasta los años setenta. Los novillos, ''zekorrak'', que se usaban como sementales no eran tan comunes como las vacas, aunque siempre había un caserío en cada barrio que tenía uno para cubrir todas las vacas de la zona. Los terneros, ''txaalak'', se criaban para su posterior venta al carnicero. En caso de que fueran hembras, ''begaia'', y tuvieran buena planta, se dejaban en casa para vacas de leche, ''esnerako beiak''<nowiki>; aunque esto no siempre daba buenos resultados, algunas veces resultaban «</nowiki>''ma- txorrakmatxorrak''», esto es, vacas de escasa producción lechera. También era frecuente que en los caseríos hubiera una pareja de bueyes, ''idiak, idi pare bat'', pero éstos no se criaban sino que se compraban cuando eran jóvenes y se preparaban para los trabajos agrícolas y para las pruebas de arrastre de piedra.
En tiempos pasados tres caseríos tuvieron ovejas, uno de los cuales llegó a alcanzar las 150. Según una informante, a principios de siglo hubo quien se dedicó exclusivamente a la crianza de estos animales. Hoy en día hay varias personas que tienen pequeños rebaños con 10 ó 15 cabezas para que les limpien las campas y los alrededores de la casa.
Había un burro en cada casa. Era el animal que se llevaba la peor parte: el que más trabajaba y el que más palos recibía. En algunos caseríos tenía un lugar particular en la cuadra, en otros se ponía junto a las vacas. Cuando el ''txarritoki ''o pocilga estaba libre también se guardaba allí. Los mulos, ''mandoak'', eran contados. No eran animales queridos por los ganaderos, que aunque reconocían su mayor fuerza respecto de los burros, decían que eran muy tercos y difíciles de domar.
También era común criar gallinas. Generalmente sólo había un gallo, ya que de tener dos las peleas eran continuas. Los pollos se vendían en la plaza de Las Arenas[[#ftn2|[2]]]<ref>En los años sesenta por una pareja de pollos hermosos de cuatro o cinco kilos se pagaban 250 ptas. Si eran más pequeños se pagaban 150 ptas., esto variaba según el peso y el tamaño.</ref>.
Había palomas en varios caseríos pero no resultaba habitual. No se compraban, por lo general era un vecino o un familiar quien regalaba una pareja. Cuando se llevaba a casa una nueva, se encerraba hasta que se reprodujera, dada su tendencia a escapar y volver al lugar de origen. La carne de los pichones es muy tierna por lo que se aprovechaba para su venta o consumo casero; para ello había que sacrificarlos antes de que saltaran del nido y aprendieran a volar. La carne de la paloma, en cambio, al ser más seca y dura, se solía cocinar junto a cualquier cocido. Estas aves se tenían por capricho ya que no producían más beneficio que los pichones. Eran además motivo de continuos enfados entre los vecinos ya que tras la siembra del maíz y la alubia, escarbaban la tierra y sacaban el grano; de igual modo cuando salía el brote, también lo comían.
Se criaban además conejos. El macho siempre se tenía en una conejera aparte. Las hembras, en caso de poseer varias, también disponían cada una de su caja. Cuando se quería que tuvieran crías se juntaban el macho y la hembra en una misma conejera, pero después los volvían a separar. Algunas veces el macho se llevaba a otro caserío o se intercambiaba por otro conejo o por una cría, ya que si se tenían muchos descendientes del mismo, éstos empezaban a debilitarse. Para evitar la consanguinidad se cuidaba de que no se reprodujeran entre sí las crías de una misma camada.
El perro se consideraba indispensable. Su principal función consistía en guardar la casa, aunque también había quien lo empleaba para cuidar el ganado. En todas las casas había además dos o tres gatos que andaban sueltos  Fig. 9. Vacas al pie del Oiz. Zenarruza (B), 1997. por la calle aunque, según cómo fueran los dueños, también entraban en la cocina y hasta en el dormitorio. Cazaban algún que otro ratón, ''sagutxua'', pájaros y sirones o luciones.
En Fruiz se criaban y explotaban en el caserío vacas, incluidos novillos y terneras, cerdos, conejos y gallinas, además de perros y gatos. Algunos animales se explotaban pero no se criaban como los bueyes y asnos, que normalmente eran comprados ya adultos. Los encuestados nunca han tenido colmenas, aunque saben de vecinos que sí las tuvieron. El ganado caprino y ovino tampoco fue importante, los únicos rebaños de ovejas que se veían tenían generalmente procedencia guipuzcoana y se acercaban hasta Fruiz en la época invernal para aprovechar los pastos locales.
Antiguamente había gallinas en todos los hogares, incluso en los urbanos. Se utilizaban principalmente para el consumo y la venta de huevos y pollos, pero también se comían las gallinas. Los pollitos se criaban en casa. Solía haber un gallo que se mantenía unos tres años y después se cambiaba. Las gallinas se tenían durante cinco ya que después comenzaba a descender la producción de huevos, entonces se sacrificaban y se comían o se vendían.
[[ImageFile:C:%5CUsers%5CMETXEB~1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_image008.gifImagen4FIGURA.png|topRTENOTITLE_FIGURA]]Fig. 10. Pastando en Murueta, Orozko (B), 1982.
En la mayoría de los caseríos se criaban conejos para consumo doméstico o para venderlos en el mercado cuando alcanzaban los tres kilos. El macho se debía mantener separado de las hembras y juntarlos sólo cuando conviniese. Solía haber unos cuarenta. En la actualidad ha descendido mucho su cría.
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