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Los caballos y mulos se utilizaron en las canteras de las minas para mover las vagonetas con mineral hasta los puertos de embarque de los ferrocarriles. Las compañías mineras y los contratistas de minas tenían cuadras y personal asalariado para el cuidado de este ganado y de sus instalaciones<ref>En el censo ganadero de la parte alta del Concejo de San Salvador del Valle (Trapagaran), efectuado en 1952, la mina Elvira tenía declarados tres caballos; la Compañía Orconera, veintidós y los herederos de D. Echevarría, treinta.</ref>.
[[File:FIGURA3.8 Vacas pirenaicas y monchinas. Abanto y Zierbena (B) 1991.jpg|frame|Vacas pirenaicas y monchinas. Abanto y Zierbena (B), 1991. Fuente: Juan Cordón, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
El ganado asnal ha sido muy considerado para el transporte en las labores de la huerta, para acarrear la hierba o para el traslado de productos hortícolas al mercado, incluso para transportar carbón o leña desde las carbonerías o escarabilla desde la fábrica. En la zona de las minas hubo numerosas burras utilizadas para recría de modo que los burritos obtenidos se vendían con pocos meses, a menudo para engordarlos y sacrificarlos. La costumbre de encargar burritos antes de que naciesen aún se practica, pero sólo entre cuadrillas de amigos que en una reunión degustan guisado el pequeño asno.
Antiguamente había gallinas en todos los hogares, incluso en los urbanos. Se utilizaban principalmente para el consumo y la venta de huevos y pollos, pero también se comían las gallinas. Los pollitos se criaban en casa. Solía haber un gallo que se mantenía unos tres años y después se cambiaba. Las gallinas se tenían durante cinco ya que después comenzaba a descender la producción de huevos, entonces se sacrificaban y se comían o se vendían.
[[File:FIGURA3.9 Vacas al pie del Oiz. Zenarruza (B) 1997.jpg|frame|Vacas al pie del Oiz. Zenarruza (B), 1997. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En la mayoría de los caseríos se criaban conejos para consumo doméstico o para venderlos en el mercado cuando alcanzaban los tres kilos. El macho se debía mantener separado de las hembras y juntarlos sólo cuando conviniese. Solía haber unos cuarenta. En la actualidad ha descendido mucho su cría.