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Pesebres

195 bytes añadidos, 13:44 18 abr 2018
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En Améscoa (N) a principios de siglo todos los pesebres se hacían con troncos de roble o haya que, una vez labrados para darles forma rectangular, se vaciaban con hacha y azuela. Los corrales destinados al ganado vacuno y caballar llevan pesebreras a todo lo largo de las paredes laterales. Cada una de éstas es un tronco largo, adecuadamente labrado y ahuecado. En la destinada al ganado caballar el vaciado es continuo, formando todo el tronco un solo pesebre. En la del vacuno va dividido en recipientes pequeños, un hueco para cada animal. En un corral de San Martín de Améscoa el tronco que hace de pesebrera para las vacas mide 7,50 m de largo, 0,40 m de ancho y 0,30 m de grueso. Cada uno de los huecos mide 0,75 m de largo, 0,33 m de ancho y 0,15 m de profundidad. La pesebrera va montada sobre tarugos de madera o piedras labradas a una altura de 0,45 m, con lo que el borde del pesebre viene a encontrarse a 0,75 m del suelo.
 
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En Andoain (G) los comederos, ''ganbela ''o ''majadera'', eran cajones de 1,13 m de largo, 0,73 de ancho y 0,38 de alto aproximadamente, en los que se daba de comer al ganado vacuno. Se hallaban montados sobre una especie de pared o poyo de medio metro de altura y cada cabeza de ganado tenía el suyo inpendiente.
En Valderejo (A) existían en los establos diferentes departamentos, generalmente comunicados por un pasillo central, en los que se alojaban las diversas especies de animales. Tales compartimentos disponían de pesebres que eran fijos, de madera y cemento, en el caso de los bueyes, vacas, caballos y cerdos. Los de las ovejas y cabras eran de madera y colgantes.
 
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En Abadiano (B) el mayor espacio en la cuadra lo ocupan las vacas y sus pesebres de piedra u hormigón.
También, aunque en menor medida, se ha constatado la utilización de sogas con la misma finalidad (Zeanuri-B; Getaria-G; Aoiz, Lezaun, Roncal-N). En esta última localidad, en tiempos pasados, para que no se pegaran entre ellas, la soga se ataba de los cuernos de la vaca al pesebre, dejando dos metros de distancia entre una y otra. En Urkabustaiz (A) cuando tenían un toro que embestía, «de los que tiran a amochar», se le ataba con un cordel por la testuz, debajo de la cornamenta. A veces el empleo de cadena y soga ha sido complementario, sobre todo cuando la cadena no era muy consistente (Abadiano, Zeanuri-B).
 
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En algunas localidades se ha recogido que tanto para el ganado vacuno como para el caballar se usaba un collar de cuero con una argolla por donde pasaba la cadena de hierro (Agurain, Berganzo-A; Elgoibar-G).
En San Martín de Unx (N) las caballerías se atan con un ''dogal ''o collar de cuerda, o bien con una cadena de vaca. En un corral de San Martín de Améscoa (N), un agujero taladrado en el borde de cada pesebre sirve para sujetar la cadena de hierro que sujeta al animal por el pescuezo.
 
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Es común que en la fachada exterior de las casas y también en alguna dependencia interior como el establo, haya argollas de hierro, ganchos o herraduras incrustados en las juntas de los sillares de piedra o en la pared. Sirven para atar en ellos la soga o el ramal que pende del cuello de los caballos, mulas, machos y burros. Su finalidad ordinaria y principal era que el animal estuviera sujeto mientras se procedía a la descarga de los productos que acarreaba del campo y para desaparejarlo. Posteriormente se le conducía a la cuadra o al lugar que correspondiera. También se le ataba al salir al campo para aparejarlo. Aunque en muchas casas hayan dejado de tener estos animales, siguen conservando estos ganchos clavados en sus muros exteriores (Moreda-A; Carranza, Orozko, Zeanuri-B; Aoiz, Sangüesa-N).
También se ha constatado el uso de este artilugio en las poblaciones de Moreda (A), Allo y San Martín de Unx (N).
 
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=== Pajera ===
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