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En Cárcar (N) las mujeres trabajaban mucho en el campo. Para la recolección, toda la mano de obra era poca. El trabajo de ''acollara''<ref>''Acollar: ''Arrimar la tierra a las plantas.</ref> lo solían realizar las mujeres. Antes de ir al campo preparaban la taleguilla —bolsa de tela— con todo lo necesario para "echar el bocao". Siempre llevaban sal y unas guindillas. El pan envuelto en un trapo para que se conservara más blando. Muchas de las talegas tenían bordadas las iniciales. Los pocos trabajos de los que quedaban excluidas eran los relacionados con la conducción de maquinaria —una vez mecanizado el campo— y nunca se las veía tampoco en labores relacionadas con el agua y el riego. Las mujeres eran quienes se ocupaban de poner delante de las casas los productos para la venta. Eran ellas las que hacían los tratos en este comercio a minúscula escala y, también las que bajaban a la fábrica. La fábrica era un mundo de mujeres mandado por hombres. En las familias que tenían más posibles, las mujeres no iban al campo y los hijos, tan solo, cuando habían acabado los estudios.
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En Apodaka (A) se ha recogido que las mujeres se encargaban del ordeño de los animales, de la preparación del pienso a los cerdos, de la alimentación de las gallinas y los conejos y de sacar las cantimploras de la leche al lechero. Llevaban los productos de la casa al mercado donde los vendían. En el campo, cuando los hombres segaban con guadaña, las mujeres recogían las gavillas o la hierba. Después de realizar las labores domésticas, ayudaban en la escarda, recolección y trilla. Indican también que si en la casa había más mujeres que hombres, tenían que hacer las mismas labores que ellos.