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Trashumancia menor y transterminancia invernales

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Los pastores de Urbia en la sierra de Aizkorri (G), según se recogió en los años cincuenta, bajaban tradicionalmente en busca de pastos de invierno. Unos se desplazaban en otoño a Gabiria para pasar en invierno a Durango (B). Había quien se trasladaba hasta Santoña (Cantabria). Pero era más frecuente aproximarse a los pastos guipuzcoanos de la región de Donostia y a las zonas vizcainas de Elorrio y Durango haciendo el siguiente itinerario: Zerain, Brinkola, Udana, Oñati, Arrasate y salvando el alto de Kanpanzar llegar a Elorrio y Durango. Algunos continuaban hasta Amorebieta-Etxano, Galdakao, Larrabetzu y Lezama y de aquí alcanzaban el Munguiesado, otros tomaban el camino del Guerniquesado.
 
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Pocos datos quedan de esta trashumancia. Se sabe que este recorrido se hacía antaño a pie y duraba tres días, aprovechando que las ovejas marchaban bien y no había que ordeñarlas porque todavía no estaban preñadas. Se empleaban para ello caminos de tránsito común y carretera. Un informante recuerda que en las primeras décadas del siglo XX en Abadiano existía una cadena, ''katea, ''que se retiraba para que pasase el rebaño, previo pago de seis pesetas. Los pastores de Araia (A) hacían paradas para dormir en Otxandio y Amorebieta.
De la sierra de Aralar, los rebaños guipuzcoa- nos bajan en invierno hacia los pastos bajos de Tolosa, Orio, Renteria, Hondarribia e Irun. Otra zona frecuentada era el Ernio, especialmente por algunos pastores de Amezketa. Esta trashumancia era antaño más habitual, sobre todo en años de inviernos rigurosos. El traslado se efectúa casi siempre en camión. Muchos pastores han abandonado este régimen y los que continúan con él han terminado por instalarse estacionalmente en los pastos bajos; han comprado su propio caserío, donde pasan la invernada con su familia, y construido pabellones industriales para cobijar a los rebaños.
 
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De las Améscoas (N) principalmente, pero también de otras localidades cercanas a las sierras de Urbasa y Andia, determinados pastores llevaban a cabo hasta los años setenta una trashumancia, ya desaparecida, en busca de pastos de invierno hasta las provincias de Álava y Gipuzkoa. Algunos marchaban a Araia (A) y pueblos colindantes, donde permanecían aprovechando los rastrojos. Otros lo hacían hacia los pastos costeros de Gipuzkoa, como Itziar, Zumaia..., donde practicaban el arriendo de pastos a los caseríos. Era una trashumancia invernal, que se extendía de diciembre a abril; se retornaba al llegar esta fecha a la sierra de Urbasa<ref>FLORISTÁN, ''Geografía de Navarra. Los hombres–1'', op. cit.</ref>.
Tras bajar de las bordas de media altura al comienzo del otoño, los rebaños de cada localidad se dirigían al valle. Allí podían permanecer en los pastos propios, o enviar parte de los rebaños en pasturaje a otras localidades, ''bazkaz emana''. Habitualmente debían itinerar de unos pastos a otros, pues una sola casa no tenía terreno suficiente para alimentar los rebaños durante los aproximadamente 5-6 meses que permanecían allí. Los encargados de trashumar eran pastores contratados o los hijos de los dueños.
 
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Esta misma trashumancia se ha practicado al otro lado de las cimas pirenaicas, en Navarra. Sus protagonistas son los ganados de los valles de Aezkoa y alto Baztan. Como quiera que los pastos de los Pirineos atlánticos de Vasconia continental se encuentran más cercanos que los del Ebro, los puertos pirenaicos de Izpegi e Ibañeta son transitables incluso en invierno y a los pastores de estos valles les resultaba imposible mantener en las tierras de su propiedad sus grandes rebaños durante todo el invierno, ha tenido lugar una trashumancia del territorio navarro hacia las comarcas de Garazi, Mixe y Baigorri, desde Ainhoa (L) hasta Armendaritze (BN). Este descenso está concertado por las facerías que gobiernan los pastos de altura de toda esta zona. En el primer cuarto del siglo XX tenía su importancia: 5.000 cabezas aezkoanas y 2.000 baztanesas cubrían esta ruta de los puertos.
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